Mi madre fue quién escogió mi vestido para esa noche, rechazando cuantos yo quisiera y ella misma arregló mi cabello.
- ¿Te has tomado la píldora?. - Me preguntó mientras me daba los últimos retoques. Claro que lo hice, yo era la primera que no quería quedar embarazada. - Comporta te fina e inteligente. Si alguna de esas arrogantes te provoca, responde suave pero haciendo el mayor daño posible, ¿Lo has entendido?. - Me siguió diciendo. Sonrió alzándome la barbilla y me dijo con orgullo. - Estás hermosa.
- Gracias, mamá. - Le agradecí. Mi belleza se la debía a sus genes. Ella tenía una elegancia y belleza que no cualquiera poseía, y a su edad aun salía de fiesta y acababa rodeada de pretendientes.
- Vamos. Geo debe de estar esperándote. - Me alentó y me entregó mi bolsito de mano.
Regina tenía razón y Geovanni esperaba ya abajo. Apuesto y elegante se nos acercó.
- Geo... - Lo llamó mi madre. Se agarró a su brazo y me miró para alagarme ante él, - ¿No te parece que Ashley está hermosa?. - Le preguntó.
- Mamá. - Dije fingiendo modestia y vergüenza ante él. Mi madre sonrió y yo pregunté a Geovanni. - ¿Nos vamos?. - Me acerqué y me agarré a su otro brazo.
- ¿Segura de que no deseas venir?. - Le preguntó entonces Geovanni a mi madre. Ambos habían coincidido muchas noches en fiestas, reuniones y bailes. Mi madre se hizo a un lado y sonrió.
- Esta noche es vuestra pero encantada asistiré a la próxima. - Contestó y Geovanni asintió.
- Se queda en su casa. - Dijo Geovanni y me miró.
La fiesta se celebraba en el club a el que mi madre tanto asistía y donde conoció a mi ahora esposo. Era mi momento... Al entrar del brazo de Geovanni me volví el centro de las miradas femeninas, con envidia y mala fe. Pronto todas hablarían de mi.
- Geovanni, que buena compañía traes esta noche. - Un hombre rechoncho con bigote y traje caro se nos acercó con dos muchachas de mí edad. Geovanni y el hombre estrecharon sus manos.
- Te presento a Ashley, mi esposa desde ayer. - Pocas fueron las palabras escogidas por Geovanni para presentarme. El hombre me miró y sonrió.
- Lo siento hijas mías, pero el señor Geovanni está ya atado y no hay nada que hacer. - Se dirigió el hombre a las dos muchachas y ellas respondieron a la vez.
- ¡Que pena!. - Las dos eran chicas muy guapas.
- Encantada de conocerles. - Hablé por fin antes de que Geovanni quedase en ridículo por mi des cortesía.
- Don Esteban es el dueño del club. - Me explicó Geovanni y una sonrisa escapó de mis labios. El hombre que tenía enfrente, de escaso cabello y ojos negros había hecho mas de una proposición a mi madre. Lo sabía pues ella misma me lo había contado.
- Nuestro padre es el hombre mas importante de la ciudad, después claro del señor Geovanni. - Una de las muchachas, la mas alta se sintió importante con esas palabras. Don Esteban rió y luego se dirigió a Geovanni proponiéndole.
- ¿Por qué no dejamos que las muchachas se conozcan y nosotros tomamos una copa?. - Geovanni asintió y cuando quise darme cuenta estaba sola con ellas, algunas muchachas mas se acercaron curiosas.
- Precioso vestido. - Dijo una.
- ¿Es cierto que eres la esposa del señor Geovanni?. - Preguntó otra.
- Eso parece... - Respondió la hija mas alta de Don Esteban y preguntó luego desafiante, como si solo con mirarme me estuviera llamando zorra. - Muy joven para él, ¿no crees?.
- ¿Qué edad tiene?. - Le preguntaron a la vez un par de cotillas trás ella, y se le subió los humos. Llevó sus manos a su cintura, alzó la barbilla y escupió veneno la víbora.
- Yo le hecho dieciocho o diecinueve.
- Tú debes tener al menos veinticinco, ¿no?. - Respondí preguntando con malicia. No solo yo saldría ofendida y se le descompuso la cara.
- ¡Oh, vaya!. - Exclamaron sus amigas entre risitas contenidas.
- ¡Shhh... Callaros!. - Saltó y me miró desafiante. - Tengo veinte. - Me dijo.
- Ups... Lo siento. - Respondí. Hice un gesto amable y me marché de allí con una grata sonrisa. Descubrí la mirada de Geovanni en mi, él se hallaba rodeado de hombres.
- Perdona. - Escuché y miré a mi lado. Me había detenido y comprobé que quien se acercó a mí, era la hija más baja de Don Esteban. - No hagas mucho caso a Estela. - Me dijo y me volví hacia ella que me contó, sin necesidad de preguntar yo. - Está muy antipática desde que supo que el señor Geovanni iba a contraer matrimonio.
- Lo e visto. La verdad no debí ofenderla yo. - Dije recapacitando. Sonrió con una risita y negó.
- Le viene bien de vez en cuando. - Dijo y sonreí. Si ella lo decía... - Me llamo Candela. - Se me presentó después. Ella debía tener menos edad que su hermana Estela.
- Yo soy Ashley. - Dije con una sonrisa. No por que su hermana fuese una víbora ella debía serlo también. Al contrario, parecía una muchacha encantadora y si podía la iba a conocer.
- ¿Como es estar casada con un hombre tan impresionante como el señor Geovanni?. - Me preguntó una vez las dos estuvimos presentadas y creí que iba a babear al hablar de Geovanni.
- ¿Tan impresionante es?. - Pregunté.
- Si. - Asintió y las dos miramos hacia él, se había olvidado ya de mi y hablaba con sus acompañantes. - ¿Ves al chico que está ahora hablando con él?. - Preguntó y yo asentí. Un chico guapo e interesante, que al sonreir parecía encantador.
- ¿Quien es?. - Miré a Candela con curiocidad.
- Mi hermano prestado, Toby. - Contestó y me extrañó que dijera prestado.