Casada Con Un Inmortal [ Libro 1 ]

Capítulo 4 - Ashley.

 

Me di cuenta que ha medida que los días iban pasando, Geovanni se fue volviendo menos frío conmigo. A menudo me hacía reír y yo intentaba lo mismo con él, descubrí que podía perderme en su sonrisa... Su cabello moreno y sus ojos verdes, esos ojos que permanecían observándome por las noches y hacían que me recorriera un escalofrío por la espalda. Muchas eran las noches que fingía no darme cuenta, según mi madre era lo mejor.

 

- A los hombres les gusta sentir que ellos llevan el control en la relación. - Me explicó mi madre mientras extendía crema por una de sus piernas.

 

- Ya. - Sonreí probándome un sombrero nuevo de mi madre, frente al espejo. - Aunque en el fondo se haga lo que yo quiera. - Ya me tenía aprendida la lección.

 

- Algún día agradecerás todos mis consejos. - Dijo mi madre y me preguntó después. - ¿Y Geo?.

 

- En la biblioteca. Con Toby Osmo. - Me acerqué y pregunté. - ¿Crees que debería bajar?.

 

- Por supuesto, baja y que te vea.

 

- ¿Le doy celos... ?. - Pregunté con una sonrisa. Mi madre se levantó quitándome el sombrero. - No quiero que Geovanni se moleste. - Advertí. Las ideas de mi madre no siempre triunfaban y me miró directa.

 

- Haz lo que te digo... Baja y yo lo haré en un rato. - Me contestó y asentí. 

 

 

Con mi vestido sencillo pero, siempre caro, me presenté en la biblioteca. Los dos hombres se tomaban una copa y jugaban a las cartas. Geovanni sonrió con agrado al verme y yo casi me hecho sobre él, pero me contuve. Me paré a su lado y observé su juego.

 

- Espero que si lo entretienes bastante tenga la oportunidad de ganar. - Dijo Toby con una sonrisa.

 

- Difícilmente me distraigo. - Contestó Geovanni a su amigo. 

 

- Eres un tío muy duro. - Respondió Toby y me miró. Observé como sus ojos me recorrieron y añadió. - Con una dama tan bella a tu lado, es una descortesía no distraerse.

 

- La descortesía es babear. - Contestó Geovanni y me miró. - ¿No te sientas?. - Me preguntó. Me sentí alabada de que quisiera que me quedara y asentí. Geovanni se fue a levantar pero Toby se adelantó.

 

- Permíteme amigo. - Le pidió y se acercó ofreciéndome una silla, en la que me senté.

 

- Gracias. - Le agradecí. Toby sonrió y volvió a su asiento.

 

- ¿Por donde íbamos?. - Preguntó a Geovanni.

 

- Justo iba a ganarte. - Respondió Geovanni mostrando sus cartas y la cara de Toby fue de fastidio. Apretó los labios y arrojó sus cartas al centro de la mesa.

 

- Creo que ya no juego mas.

 

- ¿Puedo jugar yo?. - Me atreví a preguntar y ambos me miraron. Sus caras de sorpresa me llamó la atención.

 

- ¿Sabes jugar?. - Me preguntó Toby mientras Geovanni recogía la baraja.

 

- En el internado el mejor modo de pasar el rato era jugando a las cartas. - Respondí.

 

- Por favor... - Toby se mostró encantado de verme jugar y levantándose, me ofreció su silla para que me sentara frente a mi esposo.

 

- ¿Puedo?. - Pregunté a Geovanni. Él asintió y yo me levanté tomando asiento frente a él. Geovanni barajó y repartió las cartas con cierta alegría y Toby se quedó a mi lado para verme jugar. Cogí mis cartas y miré a Geovanni que hizo lo mismo, luego me miró y yo descarté varias cartas de mi mano... Justo mi madre irrumpió en la biblioteca y la vi saludarse con Toby Osmo. Toby besó su mano y Regina sonrió alabada por él. Los piropos de Toby Osmo eran muy conocidos por toda mujer y muchacha bella... Se decía que Osmo era ese marido que no quieres para tu hija, por su conocida fama de mujeriego. Su hermana prestada, Candela, me contaba sus aventuras entre risas y yo no salía de mi asombro.

 

- ¡Cartas sobre la mesa!. - Ladró Toby que volvía a prestarnos su atención, con mi madre agarrada del brazo. Extendí mis cartas al mismo tiempo que Geovanni y... ¡Bingo!, había perdido... Por supuesto me había desecho de mis mejores cartas, como si no supiera jugar, y pude escuchar los quejidos de Toby sorprendido por mi mala mano.

 

- Querida Ashley, las cartas no son lo tuyo. - Me dijo mi madre, quien a menudo jugaba y ganaba. Cosa sorprendente pues era aun mas mala de lo que yo había fingido ser. Verla jugar era un espectáculo, pues todo hombre se apuntaba y la dejaba ganar... Mi madre sonreía entonces y reía seductora, con los que los caballeros se veían complacidos.

 

- ¿Me has dejado ganar?. - Me preguntó Geovanni. Lo miré y sonreí.

 

- No... - Negué como si nada.

 

- Claro. - Aceptó Geovanni mi respuesta, conocedor de mi gran mentira. Habíamos jugado juntos algunas noches de calor en la cama y le había ganado. - ¿Una copa? - Preguntó después Geovanni a mi madre.

 

- Como a mi me gusta Geo... - Le respondió mi madre con toda confianza y Geovanni fue a servirle una copa. Mi madre abandonó entonces el brazo de Toby. Yo recogí la baraja e iba a proponer a Toby una partida, cuando escuché la música proveniente del antiguo tocadiscos que Geovanni tenía en la biblioteca. Toby se acercó después y mi madre nos propuso. - Ashley, cariño, ¿por qué no bailas con el señor Osmo esta pieza?.

 

- Buenísima idea. - Respondió Toby en mi lugar y no tardó en ofrecerme su mano para pedirme. - ¿Bailamos?.

 

- No sé... - Respondí cortada. Toby tomó mi mano y me vi obligada a levantarme e ir con él. Comprobé como Geovanni entregó una copa a mi madre y como luego nos miró. Mi madre le habló y Geovanni le prestó su atención, ambos se sentaron a echar una partida de cartas y yo bailé con Toby.

 

- Dichoso a de ser mi amigo. - Susurró Toby sus palabras en mi oído.

 

- ¿Lo crees... ?. - Pregunté como ingenua y sonreí diciendo. - Mi esposo podía haber tenido a la mujer que quisiera... Estela por ejemplo. - Lo miré y él a mi. Toby sonrió. 



#1759 en Novela romántica
#590 en Chick lit

En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 25.01.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.