Casada Con Un Inmortal [ Libro 1 ]

Capítulo 8 - Geovanni.

Ashley y Elisabeth... Seguramente un día ellas también desaparecerían y yo seguiría aqui, imparcial, inamovible, inmortal. No elegir serlo y sin embargo lo era. Estaba condenado a la vida eterna... Viviría los años que ellas estuviesen conmigo lleno de dicha y felicidad, aunque la amargura y la soledad me acompañaran eternamente tras la marcha de las dos mujeres que en poco tiempo, mas había amado. 

Ashley, solo debía haber sido quien trajera al mundo a mi primer hijo, pero se había convertido en la mujer que amaba, y ella me había entregado lo mas hermoso que llegó a mi vida... Elisabeth, mi pequeña Elisabeth, nuestra hija. Ella llenaba de luz y risas la mansión Luna y con ella en nuestras vidas los meses transcurrían rápidos.

 

- Hermosa como la madre. - Nicolás soltó sobre la mesa de mi despacho un portarretrato con la foto de Elisabeth. Foto sacada en el día de su primer cumpleaños hacía ya seis meses, en el dia de año nuevo.

 

- Lo es. - Respondí. Nicolás sonrió.

 

- Te ves distinto, ahora eres feliz y eso se te nota. En... - Hizo una pausa que aprovechó para inclinarse hacia adelante en la silla y preguntó. - ¿Cuanto hace que nos conocemos?, ¿Dos siglos?.

 

- Tres. - Nicolás volvió a sonreír alzando las cejas.

 

- En tres siglos es la primera vez que veo la felicidad en tus ojos. - Entrelazó los dedos de sus manos y siguió diciendo. - Mi pequeña palomita te ha hecho dichoso y eso me alegra.

 

- Tengo que contarte cosas que han pasado pero si, Ashley me hace feliz. Soy feliz, Nicolás. - Hablé y mis palabras lo hicieron sonreír aun mas.

 

- Me alegro de ello. Te lo mereces. - Asintió dándole crédito a sus palabras.

 

- ¿Que te parece si lo celebramos esta noche en casa?. - Le pregunté ya que hacía tiempo que no nos veíamos y hoy era el cumpleaños de Ashley. Su Veinte cumpleaños...

 

- Ya sabes lo que opino de eso.

 

- No puedes escapar siempre de Regina y ya es hora de que Ashley te conozca. 

 

- Geo... - Nicolás negó. - No creo que mi hija esté preparada para conocerme.

 

- No le diremos quien eres. Ashley solo sabrá que eres un antiguo amigo mío. - Nicolás me mantuvo la mirada durante varios segundos y acabó asintiendo.

 

- Está bién, hombre testarudo. Tú ganas. - Nicolás era el padre de Ashley. Gracias al cual conocí a Regina y mas tarde a través de ella a Ashley. 

Nicolás había sido y era una influencia de gran peso en mi vida, lo conocí siendo yo solo un niño. Nunca olvidaría que me salvó la vida y con ese acto me otorgó también la inmortalidad. Al igual que yo, Nicolás era inmortal, había vivido mucho mas tiempo que yo, había conocido a Regina de la cual nunca estuvo enamorado, pero juntos había engendrado a Ashley. Ni Regina ni él se soportaban, motivo por el que Nicolás evitaba cruzarse con ella, y a su vez es el motivo por el cual Regina nunca a contado a Ashley quien era su padre.

Cuando Nicolás abandonó mi despacho abrí el primer cajón del escritorio y saqué de dentro un viejo cuaderno de notas cuyas páginas amarillentas y envejecidas por los siglos, estaban llenas de la escritura de mi progenitor. Aquel cuaderno y la vieja pintura que saqué de entre sus páginas, era todo lo que me quedaba de mi familia. La pintura había sido pintada nada más poner mi familia un pie en la isla Luna, y en ella aparecía también Nicolás. Yo apenas era un niño de seis años, pero Nicolás Luna había sido como un ángel de la guarda para nuestra familia, siempre sufriendo, pasando escasez de dinero, comida y medicinas. Fuimos pobres, pero no hubo personas más honradas y humildes que William y Elisabeth Morgan, mis padres.



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En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 25.01.2021

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