Capítulo 14 - Ashley.

Pasado un año desde el enlace de mi madre con don Esteban, ella había organizado una fiesta benéfica en el club, en conjunto con la señora Beatríz Simón. En esta ocasión no solo habría música y bailes, pues el acto oficial era una subasta de la cual recaudar fondos para los mas necesitados. No era que de pronto a Regina le preocupara el bienestar de los demás, ella solo disfrutaba con quedar bien frente a los demás miembros del club. Quizás Geovanni tenía razón y eso no importaba, que mas daba cuales fueran las intenciones de ella, si de igual modo ayudaba a otras personas. Es lo que Geovanni me respondía cada vez que yo despotricaba sobre mi madre y llegué a entender que tenía razón. 

- Jaime nos está esperando. - Me informó Geovanni al entrar en la sala de la mansión Luna, donde yo en compañía de María, la nana de Elisabeth, arreglaba el cabello de nuestra hija. - ¿Estáis listas?. - Me preguntó Geovanni. Asentí y suspiré cuando vi a Elisabeth correr hacia él. Geovanni la cargó en brazos y yo me levanté.

- Si tu hija no vuelve a despeinarse... - Respondí y acepté mi bolso que María me entregó. A medida que Elisabeth crecía me daba cuenta de que se parecía mas a Geovanni de niño, al menos al niño inquieto que Nicolás me contó que era.

- Disfruten. - Nos deseó María con una cálida sonrisa. 

Al entrar en el salón de fiestas pude ver a mi madre en compañía de la señora Simón, saludando a los invitados que iban llegando. Al vernos, mi madre dedicó unas palabras a la señora Simón antes de dirigirse a nosotros. 

- Llegáis justo a tiempo. - Nos dijo mi madre mientras se agarró al brazo de Geovanni y le dedicó unas palabras. - La subasta está a punto de empezar. - Luego me dedicó una mirada y me dijo. - Porque no vas a saludar a Candela y Toby. Hoy han regresado de su luna de miel. - Asentí, pues me apetecía y mucho ver a Toby y Candela. Además, no me gustaban para nada las subastas, ni entendía como le encantaban a mi madre, pasar horas sentada en una silla mientras un grupo de buitres casi te asesinan por conseguir la mejor pieza. Mi madre se llevó a Geovanni hacia otro salón donde sería la subasta y Elisabeth llamó a su papá.

- Enseguida vendrá. - La calmé dejándola en el suelo y colocándole bien su vestido le pregunté. - ¿Vamos a ver a Candela y Toby?. - Le acaricié su cabello y sonreí, imaginando que dentro de unos años Geovanni y yo acudiríamos a estas fiestas con una bella muchachita, a la cual todo chico rico querría sacar a bailar. Geovanni lo iba a pasar realmente mal. 

- Reconocería esas nalgas entre tanto culo rico. - Una voz tras de mi me hizo da un respingo. Frente a mi tuve a Axel Gay y aquello me dejó sin palabras. Axel había sido un compañero de universidad y el típico chico rebelde, que volvía loca a todas las muchachas. El tipo de chico que ninguna madre querría para su hija. - Aunque has cambiado. - Con aquellas palabras Axel me dedicó una extensa mirada, acompañada de una prepotente sonrisa.

- ¿Que haces aquí?. - Pregunté. Pues Axel Gay, al igual que yo antes de casarme con Geovanni, no poseía el nivel para formar parte de estas fiestas.

- Ya ves... Ahora me codeo con los tipos ricos ahre. - "Ahre" Axel tenía la tonta costumbre de acompañar a sus comentarios chistosos con aquella palabra. 

- Te has colado. - Respondí y con Elisabeth de la mano caminé por el salón, puede que buscando huir de su compañía. Tenía mas que claro que mi madre me mataría si me viera con él. Aún recuerdo la noche en la que mi madre apareció para recogerme de la universidad, apareció de improvisto con la idea ya concebida de mi enlace al día siguiente con Geovanni. Lo que menos esperó fue encontrarme en situación comprometida con algún chico, en verdad no fueron mas que unos tontos besos lo que tuve con Axel, y toda posibilidad de algo mas acabó justo ahí. No era que estuviera enamorada de Axel, ya que el amor de verdad lo conocí con Geovanni, pero Axel me gustaba, como a todas las chicas de la universidad.

Mis pasos me llevaron lejos de Axel y me hicieron encontrar a Toby y Candela Osmo. Meses atrás Toby había sorprendido a todo el mundo pidiendo a don Esteban la mano de su hija menor y para la sorpresa de todos y una repentina súplica por parte de Candela, don Esteban había accedido. Me había alegrado mucho por ellos y mi desgracia fue que Estela no estuviera allí para ver su cara de fastidio. Estela se había trasladado a vivir al extranjero poco tiempo después de la boda de su padre con mi madre, y como buena hermana, ni siquiera se molestó en asistir a la boda de Candela y Toby. Como era habitual Candela achuchó a mi hija, quien parecía disfrutar de aquello cada vez que Candela lo hacía.

- ¿Como que mi buen amigo no está contigo?. - Pasó a preguntarme Toby tras darme un abrazo. Desde que había descubierto que éramos hermanos, se mostraba mas cercano conmigo pese a que a mi aun me costaba hacerme a aquella idea. 

- Mi madre se lo ha llevado a la subasta. - Respondí y sonreí. Pregunté entonces por como había marchado su luna de miel y fue Candela la que me respondió feliz.

- Lo hemos pasado muy bien. Toby me ha enseñado muchos lugares que no conocía. - Contó Candela.

- Tendremos que repetir el viaje mas adelante. - Toby sonrió a Candela. - Han quedado muchos lugares que me gustaría mostrarte. - Candela asintió y me dieron envidia. Deseaba viajar y salir de aquel ambiente. - ¿Que tal todo por aquí?. - Me preguntó luego Toby 

- Aburrido. - Respondí. Y no era mentira, Geovanni había estado muy ocupado en el trabajo, Candela andaba disfrutando su luna de miel y resulta que Ana Simón se había ausentado de la ciudad para asistir a una competición de caballos. Toby se echó a reír como si hubiese hecho un chiste. - Me alegra que ya estéis de vuelta. - Reconocí después y es que Candela y Ana se habían vuelto mis amigas mas allegadas y sin ellas había estado muy aburrida. Tanto que había extrañado la presencia de mi madre en la mansión Luna.