Casada Con Un Inmortal [ Libro 1 ]

Capítulo 21 - Geovanni.

Ashley abandonó mi despacho llevando consigo la errónea idea de que mis sentimientos para con ella habían cambiado. Nunca podría dejar de amarla... Pero era fatalmente cierto que en los últimos años nos habíamos distanciado y sabía bien que la culpa había sido solo mía. No solo debido a la actitud caprichosa de nuestra hija, pues aquello era lo de menos... Tan solo no sabía lo que me estaba pasando, pero por algún motivo me había apartado de ella siendo lo que mas amaba en este mundo, me destrozaba por dentro no ser capaz de expresarle como me sentía, ya que ni yo mismo lo sabía.

- Papá. - Escuché la voz de Elisabeth quien se había detenido en la puerta.

- ¿Que haces aquí?. - Le pregunté viéndola mas seria de lo que ella solía ser y no pude evitar pensar que habría escuchado lo sucedido entre su madre y yo.

- Venía a darte las buenas noches. - Me respondió agarrándose en un gesto nervioso una de sus muñecas. - ¿Te vas a separar de mamá?. - Me preguntó entonces confirmándome que nos había escuchado discutir.

- Elisabeth... - La llamé. - No debes preocuparte por ello. - Le hice saber.

- Pero... - Me insistió y me acerqué a ella, coloqué mis manos en sus hombros y la escuché por primera vez en mucho tiempo expresar lo que realmente sentía. - Se que será por mi culpa y no quiero que ocurra, no quiero ser la causa de romper vuestro matrimonio... No quiero seguir causándole mas daño a mamá.

- Oyeme bien, pase lo que pase entre tu madre y yo no será culpa tuya. - La besé en la frente y la miré. - Amo a tu madre y no está en mis deseos abandonarla.

- Pero Christopher me dijo que se lo habías contado a la señora Maggie. 

- Bueno... Tú y tu hermano no deberíais escuchar tras las puertas. - Le reprendí. La noche de la fiesta de sus catorce cumpleaños, había sido de las peores noches que había pasado, cierto era que Maggie y yo habíamos estado en mi habitación y había cometido el error de intimar con ella, puede que buscando desahogarme, pero seguía amando a Ashley.  Por otro lado también había platicado con ella sobre mi relación con mi esposa y el posible final de esta pero nunca, NUNCA confirmando un final. 


No me sorprendió que a la mañana siguiente al llegar a mi oficina, Nicolás estuviese allí. Lo conocía y sabía que de él me esperaba recibir una buena regañina.

- Lo que te está pasando es absolutamente normal, Geo. - Me sorprendieron sus palabras cuando lo hice conocedor de todo cuanto pasaba en la mansión Luna. Todo lo que me estaba separando de la mujer que amaba, de su hija. - Has vivido demasiados siglos siendo inmortal, alguna secuela debe de quedarte y en este caso estás cargando con todo lo que implica ser nuevamente humano. No eres el primer inmortal que se enloquece una vez se deshace de la inmortalidad. 

- Será por eso que cuanto anhelo es recuperar la inmortalidad. - Expresé.

- Tu cuerpo busca lo que ha tenido. - Me habló Nicolás con calma, luego sonrió y siguió diciéndome. - La inmortalidad es una droga y tú, estás aun en plena rehabilitación.

- Llevo nueve años así, Nicolás y si sigo por este camino perderé a mi esposa. - Le contesté.

- Geo... - Nicolás se puso en pié y apoyó sus manos en la mesa, frente a mi. - Mi hija te ama, habla con ella, explícale todo tal y como me lo has explicado a mi. - Al oírlo parecía fácil... Desgraciadamente no lo era, la noche anterior en mi despacho había querido hacerlo pero las palabras no encontraban la forma de escapar de mi boca, y aquella no había sido la primera vez que lo intentaba... Ahora habían pasado muchas cosas y comenzaba a notar el rencor que Ashley estaba procesando por mi. 


Durante el resto del día medité sobre las palabras de Nicolás y a mi regreso a la mansión Luna decidí que saldría de esta, haría saber a Ashley cuanto la amaba y como lamentaba haberla hecho desdichada a lo largo de estos años. Nicolás se trasladó conmigo a la mansión con la idea de pasar allí la noche y a la mañana siguiente partir con Elisabeth y Christopher al rancho Morgan. Como era natural Elisabeth mostró su desagrado pero lejos de poner el grito en el cielo como siempre hacía, accedió. Por su parte Christopher se mostró encantado. Una vez mas debía de estar agradecido a Nicolás, pues si ya una vez salvó mi vida cuando no era mas que un crío, ahora lo estaba volviendo hacer.

En la biblioteca observé mas tarde, ya caída la noche la buena relación que existía entre mi hijo Christopher y Nicolás Luna. En Nicolás veía el aprecio desinteresado que le procesaba y aquello me alegraba. Los dejé a los dos leyendo y charlando sobre el rancho Morgan y subí hasta la habitación de Elisabeth. Sabía que Ashley había subido a prepararle su equipaje para mañana y me entristeció mucho verlas tan distanciadas, sentir la incomodidad que había entre ellas. Aquello debía de ser para Ashley mucho mas doloroso que nuestra nefasta situación. Elisabeth sobre la cama acariciaba a su amiga felina mientras su madre terminaba de hacer la maleta.

- Te gustará visitar el rancho. - Le habló Ashley en un intento de romper la tensión entre ellas. Elisabeth le dedicó una mirada de desagrado.

- El único que se divertirá será Christopher. - Soltó y lamentó dejando a la gata en la cama. - Encima no puedo llevarme a Mei. - Elisabeth andó a gatas por la cama hasta la maleta y sus labios susurraron. - Mamá... - Ashley se volvió a verla y a hacerlo me vio allí parado. Lamenté aquello pues conocía a mi hija y Elisabeth estaba dispuesta a ofrecer una disculpa a su madre, pero noté como Ashley se puso a la defensiva nada mas verme y no la culpaba por ello. Elisabeth me vio también y yo entré.

- Quiero hablar contigo, Elisabeth. - Necesitaba que ella me escuchara antes de viajar hasta el rancho Morgan.

- Esto ya está. - Ashley cerró la maleta y yo me acerqué para ayudarla a bajarla de la cama. Momento que ella aprovechó para decir que nos dejaría solos, pero le pedí que no lo hiciera, quería hablar con nuestra hija y necesitaba que ella estuviera presente. Aunque poco conforme, Ashley accedió a quedarse y mientras que yo tomé asiento en la cama junto a nuestra hija, ella se acomodó en la banqueta del tocador. 



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En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 25.01.2021

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