Casada con una Mentira

CAPÍTULO 22

Todo ocurre en cámara lenta desde el golpe que Alan le propicia a Damir, la caída en el piso por su boca sucia que la dirige contra mí. 

Es la primera vez que le escucho decir esas palabras, jamás le he escuchado una mala palabra, no delante de mí. 

Nolan grita como una nena pidiendo ayuda, solo lo veo y me causa gracia soltando una carcajada, para nuestra mala suerte unos policías estaban cerca y nos han montado a la patrulla. 

La lady Nolan lo acaricia aliviando el golpe en su bello amorcito, mientras yo, me burlo con Alan felicitándolo por su buen derechazo. 

Los policías creen que estamos todos locos.

Al llegar a la comisaria nos llevan a interrogatorio por los hechos, debemos pagar una fianza por Damir y Alan que fueron los implicados. El destino es muy lindo conmigo, dando con un amigo que conocí hace mucho y no le agradaba a Damir, me debe un favor que le hice. 

A veces suelo ser un hada madrina y otros días una completa diabla. Soy como Lucifer, me gusta cobrar mis favores.

— Qué sorpresa, Maciel. No me lo podía creer cuando te he visto en la comisaria. — Dice — Dos chicos peleando por ti.

— Un poco. — Digo con maldad — sé que amas a Damir como yo lo amo. Necesito que lo dejes aquí por 24 horas con su amante en una celda de esas… tú sabes… que aman los hombres tan varoniles.

— Escuche bien, Mac.

— Muy bien, Max. Un favor por un favor, no. Pasaré a pagar la fianza de mi amigo. — Espeto — Dale una hermosa estadía a mi querido esposito y padrino de bodas.

— Como negarme a mi hada madrina.

Doy mi declaración afirmando que Damir fue quien inicio la pelea contra Alan, que se abalanzó a él a defender mi integridad, no mentía en ello. 

Cancele una pequeña fianza por Alan sin registros en la comisaria, dejando a las dos palomitas en sus lindas jaulas. Max me ha prometido la mejor estadía para ellos, y confió en él. Amaré ver los videos de seguridad que me ha prometido.

 La venganza es un platillo que se come frío.

— Gracias por defenderme, Alan. Fue muy tierno de tu parte.

— Ningún hombre debe insultar una chica, y menos siendo alguien tan importante en su vida como su esposa. Tu matrimonio apesta y ahora lo entiendo. — Gruñe furioso tocándose su rostro — Es un idiota por preferirlo a él en vez de a ti. Solo le agradezco que me ha dejado el camino libre, así podré enamorarte.

— Ya veremos, me llevas a casa, por favor.

— Sus órdenes son cumplidas, mi lady.

 

Grito como una loca en mi oficina viendo los videos junto a Tania de la dulce noche que vivieron nuestros amados en la comisaria juntos a varios chicos transgénero que morían por probar esos dos chocolates adictivos. 

Disfruto ver la cara de pánico de Damir y los gritos de horror de Nolan, ya sé quién es la niña en la relación. 

Tania no puede creer la broma que les he gastado a esos dos amando ver tales escenas. Está muy animada por todo lo que tengo planeado contra Damir, ella ya tiene su plan contra Nolan, aunque no me ha revelado su golpe final, no sé si preocuparme o disfrutar que los estamos haciendo pagar.

Sonríe con picardía al decirme que ha quedado con Michele esta noche por unas copas afirmando que han invitado a Alan, me animo a ir con ella. Mi querido esposito está peor que un limón de lo ácido. 

Dije que no más lágrimas, es hora de empezar a vivir mi vida.

Un mes después.

Ha pasado un mes desde que compartí mi secreto con Tania, ella siguió con sus planes de boda con Nolan, solo quedan dos semanas para convertirse en la señora Archivald, algo que Michele no pudo parar. 

El plan ideado va viento en popa, ninguno de los dos, sospechas de nuestros planes maquiavélicos. Los muy ingenuos creen que dejamos nuestros juegos, nos hemos arrepentido y seguimos su plan. 

Idiotas. 

Me concentro en unos documentos de un nuevo caso que estoy llevando a cabo, más complicado que los anteriores. Este consume todas mis energías. Lo bueno de ello es que poco veo a Damir.

Mi querido esposito no se imagina lo que le tengo preparado. Me amará más (sarcasmo) morirá lentamente de amor por su linda esposa. 

El sonido de un toque a mi puerta me hace preguntarme ¿Quién podrá ser? ¿Por qué Marcela no la anuncio? Doy mi aval de que siga dejando de lado los documentos. 

Sonrió al ver la persona de quien se trata. La he tenido abandonada.

— Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. — Suelta recitando uno de mis dichos dándome un gran abrazo. Sí que lo necesito — No te me pierdas tanto, Mac. Te he extrañado mucho.




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