LLANTO

MARLENE

Esta es la vida que me ha tocado ahora, estar entre el hombre al que amo y al que dice amarme, que ha llegado hasta el punto de ponerme como escudo humano para poder sobrevivir, sin importar siquiera mi estado

—de ti depende Taylor salvar o dejar morir la mujer que tanto dices amar...la decisión reposa en tus manos—  aún recuerdo último ultimátum de hace dos meses a Taylor, en el cual dejaba en claro que jamás saldría de este lugar con vida y el solo hecho de pensarlo ocasiona que mi piel se erice.

En la nueva casa de seguridad en la que estamos Matt ha preparado una habitación con todo lo necesario para el nacimiento de mi bebé que ya se aproxima, se encargó de que no faltase ni el más mínimo detalle, gesto que agradezco. Tal vez ustedes se preguntaran el porque no le doy una oportunidad a Matt y me olvido de Taylor, pero no puedo, no mientras sepa que él lucha por nosotras, que aún no ha tirado la toalla y que se le importa morir en el intento de tenernos junto a él.

Termine de recorrer la habitación que será de la bebé y salí al patio trasero, donde había un hermoso jardín, fui a uno de los columpios y allí me senté para olvidarme de mis pensamientos. Mire al cielo el cual se estaba entordando de nubes grises, haciendo del paisaje frío y gris, justo como me sentía en el momento, de pronto finas gotas empezaron a caer de cielo y allí me quedé, sintiendo el frío tacto de la lluvia sobre mi cuerpo

—señora Marlene, ¿qué hace aquí?— preguntó uno de los guardias de mi prisión

Inspire profundamente antes de responder —solo disfruto de la lluvia— le sonreí

—señora, este clima no es conveniente para su embarazo— en el cielo se escucho un fuerte sonido —de seguro es una tormenta señora, vamos adentro— dijo el joven preocupado

—¿ahora vas a decirme que debo hacer?— fije la vista hacia el frente  para tomar impulso y seguir columpiandome

—claro que no señora— agacho su cabeza

—eso creí— sentí una pequeña punzada recorrer desde mi pierna izquierda hasta la parte baja del vientre que me hizo detenerme abruptamente —¡ahh!— grité agarrando mi vientre

—señora, ¿se encuentra bien?— camino hasta mi angustiado

—no, no lo estoy— mi respiración estaba acelerada y los dolores resultaban ser unos más dolorosos que otro. David, el hombre encargado de ser mi sombra me ayudó a ponerme de pies para entrar a la casa y, mientras caminábamos solo decía:

"señora, recuerde sus clases de parto". Sí, olvidé mencionarlo, en estos dos meses Matt pagó sesiones privadas para cuando llegase este momento no sintiera tantos nervios, de hecho siempre estuvo junto a mí en cada una de las sesiones para según él también saber qué hacer cuando llegara el día

—¡SEÑOR MATT!...SEÑOR— gritó David al ingresar a la casa

—¿qué escándalo es ...¡Marlene!— corrió hasta mí y me sostuvo entre sus brazos, me llevó hasta la habitación y me depositó con sumo cuidado sobre la cama, en ese momento emití un grito —tranquila amor, respira— simuló su respiración —vamos, inhala...exhala— seguí sus pasos —eso es cariño, sigue así— acaricio mi vientre—

—Matt, quiero que mi mamá este aquí, por favor— dije con la respiración aún acelerada y los sudores recorriendo mi frente

—no Marlene, sabes que lo que me pides es imposible—

—¡ahh!— una fuerte cruzada me hizo empuñar sus manos —por favor Matt— de pronto sentía los párpados pesados, tan pesados que me era imposible mantener mis ojos abiertos

—no cierres los ojos Marlene— escuché la voz distorsionada de Matt —con un demonio David, trae por las greñas de ser necesario esa mujer...

Deje de escuchar y sentir, en este momento me encontraba con mi subconsciente. Estaba de pies en un estrecho pasillo a oscuras, en el cual al final del camino había dos puertas, corrí tanto como mis piernas me permitieron, pero parece ser que mientras más corría, más tardaba en llegar, me sentía acorralada y mi respiración era escasa, fue entonces que pude llegar a una de las puertas y al abrirla, allí vi a Taylor de espaldas con el frente hacia una cuna en la cual había una manta envuelta en algo, al verlo, me apresure en llegar hasta la cuna, para tomar lo que suponía era mi hija, pero la manta estaba vacía; empecé a llorar, mientras que por otro lado Taylor me reprochaba haciendo  incrementar mi llanto, fue entonces cuando la puerta fue abierta con brusquedad y vi a Matt, quien me llamaba con la pequeña entre sus brazos, colocándome en la posición de elegir entre el amor de mi vida y la pequeña que acababa de nacer fruto de ese amor...

—¡Marlene, hija!— empecé a escuchar la voz de mi madre, la buscaba por todos lados, pero no le vía —Marlene— sentí una ligera caricia en mi brazo izquierdo, mis ojos se empezaron a abrir y fue cuando ví a mi madre quien sostenía mi mano y acariciaba mi rostro en compañía de Matt

—estás aquí— mi voz estaba completamente rasposa, mis ojos se cerraron por un momento y sonreí, luego volví a abrirlos y tan pronto como lo hice lleve las manos hasta mi vientre donde sentía un inmenso vacío —¡mamá— dije horrorizada al no tener aquel bulto que en los últimos meses fue mi motor y razón de vida 

—shh— Matt apareció de pronto con una pequeña en brazos y la coloco a mi lado, en ese momento sentí como mi corazón se reboso y al mismo tiempo se encogió de tanto amor y, para ese momento me era imposible no llorar, sus manitos estaban al aire como si estuviera intentando agarrar algo. Intenté ponerme de pies, pero mis piernas no responden

—tranquila, hubo que hacerle una cesárea debido a su hipertensión— la doctora Abreu me sonrió cálidamente —colócala sobre tu pecho, ella sola se alimentara mientras a ti te pase el efecto de la anestesia, la cual suele durar quince horas por lo general, pero igual te puedes poner de pies dentro de ocho horas, no menos—

—gracias doctora— le sonreí