Se había ido sin despedirse y había vuelto a casa para acusarla de las cosas más viles. Y, en algún momento, había cambiado. Como si nada hubiera pasado. La trataba como si fuera una hermana pequeña, necesitada de tiernos cuidados.
Una impresión que se acentuó cuando le dio un bocado de huevo revuelto, se lo tendió y se lo metió en la boca, haciéndole comer al menos la mitad de lo que había en el plato para que se sintiera como una idiota. Luego observó complacido cómo ella bebía un poco de vino, antes de retirar la bandeja y dirigirse al baño.
Aún era temprano, apenas pasadas las nueve, pero Olivia se hizo un ovillo en la cama. Las tensas emociones de los últimos días la habían agotado. Pero, aunque su cuerpo ansiaba dormir, su mente corría en círculos manteniéndola despierta.
¿Por qué Jeff había perdido de repente toda su ira? ¿Había decidido que podía creerla cuando le había dicho que la visita a Italia había sido sólo por negocios? Y, de ser así, ¿por qué se comportaba como un hermano mayor o un tío amable? Parecía indiferente a ella.
El rostro de Olivia enrojeció al darse cuenta de que ésa era la parte que más odiaba. Por el contrario, quería que le hiciera el amor, que la poseyera y le asegurara que todo iba bien. Y, sin embargo, le daba miedo, siempre le daría miedo hasta que se quitara de la cabeza el problema de Marilyn. ¿Y si no se lo hubiera creído cuando ella había negado que James y ella fueran amantes, pero, al reflexionar, había decidido magnánimamente que podían tener un matrimonio abierto? ¡podría montárselo con James cuando estuviera fuera del país, y podría darse el gusto con una Marilyn en cada ciudad! Sin preguntas en el futuro, sin recriminaciones.
No tenía sentido pensarlo.
Olivia se revolvió contra las almohadas, con el corazón latiéndole con fuerza. Aquel escenario no encajaba con la forma en que habían sido, la alegría que habían encontrado juntos, era impensable. Absurdo. Relajándose un poco, cerró los ojos. Tenían que creerse el uno al otro, tenían que hacerlo si querían que su matrimonio sobreviviera.
Al principio vagamente, y luego con brillante claridad, imaginó a Marilyn la Dedicada. Tenía que ser dedicada, ¿no? Para estar dispuesta a ir a trabajar tan temprano por la mañana. Así que no podía tener vida personal. Una mujer grande, sencilla, con el pelo grasiento y manchas... pero con un alto coeficiente intelectual. O una viuda de mediana edad que necesitaba mantenerse ocupada.
¡Pero la voz no encajaba en su descripción!
Gimiendo, Olivia se deslizó por debajo de las cubiertas nuevamente. No lo pensaría, no hasta que su cabeza estuviera más clara, no hasta que ella y Jeff pudieran sentarse juntos y discutir todo honestamente. Y ella estaba al borde del sueño cuando Jeff salió del baño y se sintió despierta.
Estaba desnudo, su cabello húmedo de la ducha y, como siempre, el poder y la fuerza de aquel cuerpo delgado y duro, hicieron que su carne se estremeciera de conciencia sexual, de necesidad profundamente arraigada.
Olivia volvió a cerrar los ojos, sus largas pestañas se agitaron conteniendo la respiración mientras oía el crujido de las sábanas y sentía el colchón hundirse cuando él se deslizó a su lado. Lo deseaba tanto que apenas podía respirar, pero sabía que había demasiado por resolver entre ellos.
El deseo le dolía por dentro, insistente, y las sábanas y el suave algodón del pijama le imponían una restricción insoportable... quería arrancárselo, volverse hacia él y abrazarlo. Pero antes, le comunicaría su decisión de dejar el trabajo a finales de mes. Así se quitaría un obstáculo de encima.
Su respiración se agitó y suspiró mientras esperaba a que él se acercara a ella, abrazándola, como siempre hacía, sin embargo, se le formó un bulto sólido y dolorido en su pecho cuando él se acomodó para dormir, dándole firmemente la espalda.
A LA MAÑANA SIGUIENTE...
—Mickey ha estado diciendo que se marchó por su propia voluntad —le dijo James mientras se detenían un momento para tomar el café que Lucy había preparado—. Según las habladurías que corren por ahí, estaba descontento con la forma descuidada en que se dirige la empresa. Si tuviera tiempo y energía, llevaría a ese cabrón a los tribunales y le haría devolver cada céntimo que nos ha estafado.
Pero no lo haría; Oliva lo sabía. Al fin y al cabo, la sangre es más espesa que el agua, y James probablemente sufría un extraño sentimiento de culpa porque siempre había tenido mucho más que su hermano pequeño... aspecto, carisma, riqueza privada, control de la empresa. Probablemente pensó que el comportamiento malicioso y tramposo de Mickey era en parte culpa suya.
Y Mickey también contaba a todo el mundo que ella y su hermano tenían una aventura. Se preguntó cuánto tiempo pasaría antes de que eso también llegara a oídos de James Brooks.
Se estremeció al pensar en el daño que ya se había hecho a su propio matrimonio, y odiaba pensar en lo que podría hacerse a James y Vanessa. Revolvió el café distraídamente y preguntó. —¿Sabes si ha encontrado otro trabajo?
En realidad, no le interesaba, pero necesitaba mantener la mente ocupada cuando no estaba concentrada en su trabajo. Jeff había estado de un humor extraño esta mañana, bastante agradable, pero distante. —No llegaré tarde a casa —dijo ella, asomando la cabeza por la puerta de su estudio antes de ponerse en camino. Él le había llevado el café a las ocho de la mañana, recordándole ecuánime que si tenía intención de ir hoy a la oficina más le valía ir haciendo camino. Él tenía un aspecto fresco, alerta como si llevara horas despierto. Y, aunque parecía relajado, sus ojos se veían malvados, como si tuviera un secreto que intentaba ocultarle.
Y a ella no le había gustado la sensación.
—Bien. —le había respondido él, se había vuelto a su mesa, despreocupado, con voz tranquila, y ella se había marchado a trabajar, miserablemente consciente de que había estado esperando casi desesperadamente que él le propusiera su cita habitual para almorzar juntos. Incluso tal vez no lo vería más tarde. Él podría estar ya en un vuelo de regreso a Hong Kong para cuando ella llegara a casa esta noche. Y ella no sabía dónde se encontraban en la relación...