Capítulo: 2

—Qué dices idiota—reclama Michel enojado mirando al desconocido y luego mirándome a mí con lástima podría decir y un poco arrepentido. 

—Que me he equivocado de novia, a esta ni la conozco... —responde el sujeto borracho sin dejar de mirarme. 

—Cariño podemos hablar. —dice intentando tomar mi mano. 

—Maldito bastardo no quiero hablar contigo—reclamo tirándole el ramo en la cara y salgo corriendo de allí. 

—Hermano creo que ya no te casas—le dice el desconocido a Michel que lo mira con ganas de pegarle. 

—Eres un desgraciado—le reclama mi padre—Olvídate de volver a trabajar conmigo algún día—agrega antes de salircorriendo detrás de mí. 

—Cariño, espera—exclama mientras entro a un taxi y le doy la dirección de mi casa. No puedo creer que esto me esté pasando a mí. No evito llorar por todo el camino mientras voy mirando las fotos que tenía con Michel. Cómo pude dejarme engañar tan fácil. Todo absolutamente todo en mi vida ha sido una mentira, mis amigas, mi novio y hasta mi papá, el único que nunca me había fallado me ha engañadoengañado era mi padre y acaba de engañarme como nunca antes nadie lo había hecho. 

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—¡Alis! ¡Alicia cariño! —llama mi padre a la puerta de mi habitación mientras no hago más que llorar tirada en mi cama. —Perdóname hija solo quería verte feliz. 

—Confiaba en ti papá—reclamo sin parar de llorar. 

—Solo quería verte feliz. No le hagas caso a ese imbécil eres preciosa, eres la persona más linda que conozco, trabajadora, amable, cariñosa, tierna, inteligente. 

—Y eso de qué sirve papá, si la gente solo se fija en el físico. 

—Abre me duele mucho el corazón—pronuncia agitado—hija creo que tendré que ir al hospital—termina diciendo y me levanto y abro la puerta, si algo le pasara a mi padre moriría, es la persona que más quiero en el mundo aunque me sienta decepcionada y halla acabado con la confianza que le tenía. 

—Perdóname—dice abrazándome. 

—¿Por qué lo hiciste? —pregunto y baja la mirada—incluso tú creíste que no puedo conseguir a nadie. 

—No, no es eso, no eres fea Alicia, tienes un corazón precioso, pero físicamente tampoco eres fea, solo que te has hecho esa idea y te sientes inferior, pero estoy seguro de que si te sintieras orgullosa de ser como eres las personas estarían asombradas por tu potencial. La gente te ve como te ves a ti misma. Y pensé que casarte te daría más seguridad. 

—Ahora sí no me casaré nunca papá, odio a Michel, me humilló frente al mundo entero. Solo mira las noticias que hay en las redes sobre mí, criticando mi apariencia física y asegurando que no podré conseguir jamás a nadie tan apuesto como Michel. Dicen que nunca hallaré otro candidato para matrimonio que esté a la altura de ese imbécil. 

—El mundo es cruel hija, pero te prometo que vas a ser feliz. 

—Cruel no papá, buscaste un pretendiente demasiado bueno para ella, ya sabía yo que era imposible que alguien como Michel se fijara en ti hermanita, si me hubieses hecho caso y te hubieras quedado con alguien más como tú ahora estarías más feliz.—opina mi hermana acercándose mientras mastica un chicle. 

—Aurora deja de decir esas cosas, no te creas mucho porque has tenido más de 10 novios. Ahora descansa que yo arreglaré todo. —exclama mi padre—quien no merecía a tu hermana era ese idiota 

—¿Qué arreglarás papá? —cuestiono confundida. 

—Solo déjame a mí—termina diciendo y saliendo de donde estoy. 

—Que desperdicio de fiesta. Pero no llores ya encontrarás a alguien que te quiera así como eres, hay algunas más feas que tú, no es tampoco que seas la persona más fea del planeta, como sea al final hasta los más feos se casan—opina mi hermana alejándose de allí y me acuesto pensativa sin evitar seguir llorando. Estoy triste pero hubiera sido mucho peor si llegaba a casarme con alguien que no me valoraba. 

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—Marcos—dice mi padre mientras habla por teléfono—Necesito saber quien es el chico que arruinó la boda de mi hija. Ha cometido un error y debe pagarlos. Debe remediar el daño que hizo. 

—Deme unas horas jefe y le averiguo todo, es un tal Jhan, ya su nombre completo aparece en las noticias. 

—Quiero saber todo de él, quién es, dónde trabaja, dónde vive, hasta lo que come. 

—Como usted diga—responde Marcos que es uno de los hombres de confianza de mi padre antes de colgar el teléfono. 

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—Jefe ya le tengo todos los datos—pronuncia Marcos entrando a la oficina de mi padre—Se llama Jhan Escobar Leyva, es actor o bueno eso es lo que sueña, solo ha tenido papeles pequeños en algunas películas, tiene 27 años, su familia son dueños de una gran empresa automovilística ... 

—Con eso me basta. 

—¿Drogas? ¿Problemas judiciales? —interroga mi padre. 

—No parece hacer nada ilícito. Pero jefe para qué quiere esa información. 

—No te preocupes, solo para que repare el mal que causó.