Tres años después.
❝—Estamos con el agente Karl Harris, muchos lo recordarán por su temeraria acción de ir contra dos mafiosos muy poderosos, que además han cometido muchos estragos en nuestro país...❞
La voz de la presentadora del canal de noticias es el único sonido que se escucha en esta amplia oficina. Levanto la mirada de los documentos que están esparcidos en mi escritorio. Tomo la taza de café y le doy un ligero sorbo.
❝—La D.E.A es una organización que se propone cada año buscar la manera de hacer caer a ésos criminales, y que se nos haya dado la magnífica oportunidad de hacer caer a dos que son los que más problemas e inseguridades ha traído a nuestro país, es motivo suficiente para hacernos creer que realmente podemos contrarrestar todas esas organizaciones ilegales que llenan nuestras calles de sufrimiento.❞
Frunzo mi ceño ligeramente. Dejo la taza nuevamente en el escritorio, coloco los codos en los antebrazos de la silla de cuero negro y no aparto mi mirada del plasma que forma parte de la decoración.
❝—Y gracias a ustedes podemos confiar en que pronto la seguridad volverá a nuestras calles. Hoy recordamos que hace tres años el mafioso Demetrio Anderson y su hija Dakota Anderson, que además era una de las mafiosas más peligrosas, murieron en una explosión que tomó muchas vidas...❞
Pongo en “silencio” la televisión. Mis ojos no se apartan de las imágenes que el canal de noticias pasa una y otra vez. Imágenes de la explosión, imágenes de cómo quedó la mansión, imágenes de los cuerpos calcinados sin vida, imágenes de Demetrio en vida y...muerto. Y sobre todo imágenes de ella.
Viva y muerta.
La imagen que consiguieron de ella no le hace justicia. Porque no muestra su maliciosa y hermosa sonrisa, la picardía de aquellos ojos negros. No. Ellos lo único que muestran es a la mafiosa, la criminal, no a Dakota. Cierro mis ojos y trato de mantener a raya los recuerdos, normalmente he estado pensando más en ella éstos días. Tal vez se deba porque hoy cumple tres años de haberme dejado.
«Yo también te amo. Y espero, me perdones por lo que te he hecho.»
Abro mis ojos, trato de borrar la expresión triste de mi rostro, pero siempre en esta fecha es imposible de hacer. Giro la silla, hasta quedar frente al enorme ventanal que hay a mis espaldas y que además me deja ver los otros edificios. Cruzo los dedos dejándolos en mis labios, todavía manteniendo los codos sobre los antebrazos de la silla.
«Cásate conmigo.»
Río y muevo mi cabeza. Definitivamente por más que trate de olvidarme de ella es imposible. De alguna u otra forma siempre término pensando en ella, siempre término encontrando algo, desde que me levanto hasta que me duermo. Ya que el lugar que es “mi hogar” ahora, se supone que es la casa que iba a ser de ambos. Incluso venir a trabajar me recuerda cada día de la semana a ella. Quién iba a pensar que una de las carpetas contenía los papeles donde decía explícitamente que era propietario de mi propia empresa. Aunque tenía otro nombre, lo hice cambiar, y eso es algo que ha llamado mucho la atención de los medios.
Atheri's Software.
Aunque ellos creen que es para destacar por encimas de las otras, pero la verdad es que se trata para recordarme diariamente que ella fue la que me ayudó a conseguir tal éxito. Sin poderlo evitar suspiro profundamente, de reojo observo los gemelos que sobresalen en la chaqueta negra de mi traje. Hechos de una vieja bala de plata con las iniciales «DD». Siempre los utilizo, porque de alguna forma me consiguen relajar. Los gemelos eran otra sorpresa que contenía la dichosa caja fuerte. Aunque lo único que vi y saqué de esa caja fuerte fue una de las tres carpetas; la que decía lo de la empresa. La cajita con los gemelos y la carta. No quería saber qué más contenía. Porque entre más cosas leía o encontraba, el corazón cada vez se me partía más. Y así era imposible de olvidarla. Aunque a quién engaño, nunca seré capaz de olvidarla. La carta que está perfectamente doblada en mi billetera es uno de esos recordatorios. La he leído tantas veces que incluso la puedo recitar de memoria.
“Para mi futuro esposo.
Sé que te debes de estar preguntando porqué rayos te escribo ésta carta. Bien, lo hago porque creo que no seré capaz de decírtelo frente a frente. ¿Y te preguntarás qué cosa?
Bueno déjame y te diga que eres un hombre con muy mala suerte. Has conseguido que una mafiosa se enamore de ti, ¿sabes lo peligroso que es éso? ¿Sabes lo que sería capaz de hacer si alguien trata de apartarte de mi lado? Mejor ni lo pienso, luego te escondería en un calabozo. Sé que en éste momento debes de estar sonriendo, a mi no me engañas, sé que amas cuando soy posesiva contigo. Y es que no lo puedo evitar. Me he enamorado de ti. Y sé que tú también te has enamorado de mí. Y por más que decías que nunca te casarías conmigo y un montón de estupideces más, al final sí lo harás. Ya verás que sí, serás mi esposo Drey Kirchner. ¡Y sí maldita sea, es una orden!