Cásate conmigo

Capítulo 5

Narra Sol

—Tengo que ir — susurro una vez más aun en shock con mis rodillas pegadas al piso  — Ab-abuelo… — vuelvo a susurrar ida — Debo que ir — vuelvo a repetir mirando el suelo.

Limpio con rapidez mis lágrimas y me pongo de pie en menos de cinco segundos tirando el teléfono al mesón de mármol de la cocina para luego exigirle a mis pies a que se muevan con rapidez hacia fuera de esta. 

Siento que los chicos me siguen y no vuelvo la mirada. 

Solo sigo mi camino hasta pasar por la mesa redonda que está en el centro del recibidor y tomo mi bolso que estaba sobre esta, y así continuar caminando hacia la puerta y abrirla con torpeza haciendo que choque con el gran ventanal.  

A lo lejos veo caminar a Paúl por lo que no lo dudo y le habló — ¡PAÚL BUSCA A LOS DEMÁS! — le grito pero el nombrado me mira sin entender — ¡¡AHORA PAÚL!! — grito nuevamente con desesperación. Con eso él se despabila y corre a la parte del garaje que está al lado de la mansión en donde lo veo desaparecer.

Alrededor de dos minutos llegan los cuatro en ambas camionetas y nosotros subimos a estas sin esperar a que bajen los copilotos — Al hospital rápido — le digo con mi voz agitada, nerviosa y temblorosa. No dicen nada y se los agradezco mentalmente, porque no quiero hablar más en estos momentos. Salimos rápido de los terrenos Williams para luego entrar en carretera.

A los treinta minutos, que para mí fueron los más largos, llegamos a la entrada del hospital.

En donde Braulio se estaciona en la entrada y yo no espere a que me abrieran. Simplemente abrí con rapidez la puerta y me bajé como si me estuvieran siguiendo para matarme.

Busco desesperada con la mirada a mi hermano quien lo encuentro bajando de la camioneta con torpeza. Este al verme corre hacia mí con lágrimas en sus ojos y me abraza con fuerza.

—Tengo miedo — dice Adam con voz rota y me doy cuenta que está temblando — Hermana yo no quiero perderlo, no a él — solloza. 

—Tranquilo Adam, aquí estoy, todo estará bien. El abuelo es fuerte, recuérdalo — le consuelo alejándome un poco de él para luego tomar su cara en mis manos y aun sabiendo que de esta, no pasara le miento. Le sonrió con lágrimas cayendo de mis ojos — Vamos — le animó viendo que tiene su mirada perdida ahora.

—S-Sí — tartamudea. Caminamos rápido hacia la entrada principal y veo que hay gente por todos lados. Sigo mi camino hacia recepción y encuentro a una de las que atienden, disponible. 

—Necesito saber en dónde se encuentra Leonard Williams Jefferson, lo ingresaron hace como cuarenta minutos al pabellón — le digo de forma rápida.

—¿Qué es del paciente? — me pregunta la chica que está detrás del mostrador de recepción con total tranquilidad.

—Soy su nieta, se puede apresurar por favor — le respondo con mucha frustración y molestia.

—Necesito que tome la calma y me digan sus nombres — pide mirándome, para luego mirar la computadora que está frente a ella.

—Como demonios quiere que tome la calma cuando MI abuelo está entre la vida y la muerte usted dígame — le reclamó elevando la voz con un notorio enojo.

—Esas cosas pasan señorita. No serás ni la primera ni la última en perder a un abuelo, ahora bájame el tono — ordena con voz que en estos momentos me molesta aún más.

—Luego me encargare de ti, ahora dime en que sala esta y donde — le exijo amenazante.

—Tienes que ir al piso quinto, pasillo dos… Ahí está tu querido abuelo — se burla de la situación en la que estamos.

—Te lo repito — me ofusco — Luego me encargare de ti — repito lo dicho.

Seguido de esto camino al elevador escuchando palabrotas por parte de ella en voz alta, ignoro eso para subir al elevador que justo había bajado, por lo que alrededor de un minuto ya nos encontrábamos saliendo de este, viendo que en un cartel dice pasillo 2, por lo que caminamos hacia ese pasillo, siguiendo la indicaciones para luego encontrarme con un Arthur con la mirada en el suelo sentado en uno de los sofá que están en la sala de espera.

—Arthur — le llamo haciendo que levante su cabeza.

—Pequeña — dice Arthur llevándose por lo que yo corro a él y le abrazó sollozando — Lo siento — susurra — El doctor dice que está muy delicado y que quizás allá sido producto de una alergia a algo que comió — dice sobándome la espalda.

—No lo entiendo, Arthur. Él no es alérgico a nada, ni siquiera a algún medicamento o algo así — le digo desesperada — No pudo haber sido eso y de haber sido alérgico a algo lo sabríamos — le digo deshaciendo el abrazo.

—Lo sé, pequeña. Lo mismo pienso, a Leonard lo conozco de toda la vida y sé que no es alergia lo que le paso hoy — concuerda mirándome por unos segundos para luego mirar tras de mí, por lo que yo me hago a un lado y veo pasar a Adam y luego  darle un abrazo a Arthur — Pero no te preocupes ya envie investigadores y policías a cerrar el lugar y detener a todos — menciona. 

—Hay que esperar entonces — digo por lo bajo 

—Solo queda esperar — nos dice Arthur mirándonos a todos — Los doctores aun no salen por lo que solo queda esperar — repite. 




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