Cásate conmigo

Capítulo 10

—¿Acaso pretendes matar a tu padre? No me hagas reír, no creo que quieras morder la mano que te ha dado de comer toda la vida hasta ahora. Cada vez entiendo más porque mamá se divorció de ti y si le vuelves a poner una mano encima a mi madre date por muerto — digo totalmente tenso y furioso, ya que la última vez que le vi cerca de mi madre, este le insultó y le dio una cachetada, por suerte llegué yo ese día a visitarla y le di lo que se merecía y de no haber sido por los llantos de mi madre, mi padre no estaría aquí sino en el cementerio.

—Tienes dos años. No más para casarte Logan, darle el cincuenta por ciento de tus ganancias y fortuna a Harry luego de casarte.

<<De lo contrario sufrirás, eso incluye los hoteles — agrega triunfal al lograr su propósito. Hacerme enojar.

Antes de poder responder entra Emma a la oficina.

—Emma sal de aquí por favor, no es necesario el café — le ordeno mirando a mi padre y éste entiende la indirecta.

—Claro señor — con esas palabras Emma desaparece enseguida junto el cierre de la puerta.

—Dos años — suelta luego de ponerse de pie — Solo dos años — repite caminando hacia la puerta. Guardó silencio al ver que ponía su mano en el picaporte para irse, sin embargo, ladea su cabeza en espera de una respuesta.

—Te daré algo por medio de un contrato que firmarás… Que ambos firmaran — recalcó tomando el puente de mi nariz con irritación e intranquilidad — Para que me dejen en paz de una vez por todas. Sin embargo, no la cantidad que pides — reniego de inmediato al verle sonreír — Ninguno de los dos lo merecen, ahora lárgate — le digo con suma seriedad.

Creyendo que iba a protestar cierro los ojos.

Sin embargo, lo único que escucho es el portazo que de seguro lo han escuchado todos los que trabajan en este piso…

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Hoy como cualquier día me estoy preparando para ir a la empresa. Así como cada día la misma rutina.

Me despierto con el sonido de mi despertador, indicando que ya son las seis con veinte minutos. Me quedo mirando a la nada diez minutos más, luego me levanto solo con mis bóxer para ir al baño de mi cuarto, que es más o menos grande, me miro al espejo como cada día y a pesar de tener unas ojeras por haber estado hasta tarde trabajando en la oficina está semana me veo decente (se podría decir), lo bueno es que ya estamos a viernes y mañana no trabajo.

Como iba diciendo me despojo de mi única prenda y me meto a la ducha. Luego de unos quince minutos bajo la regadera, salgo y me seco el pelo con una toalla, me coloco otra toalla en la cintura y tras haberse secado mi cuerpo, salgo del baño.

Voy a mi armario que es en donde tengo toda mi ropa, voy a la sección de ropa interior y elijo unos bóxer negros muy bien doblados también, me los coloco y luego voy a por uno de mis tantos trajes. Elijo un pantalón formal color azul oscuro a juego con la chaqueta, una camisa blanca muy bien planchada, abro uno de los cajones que ahí aquí y me decido por tomar una corbata color azul, la coloco en mi cuello sin anudar, tomo unas calcetas color azules oscuros y camino un poco para tomar uno de los tantos zapatos formales que tengo color negro.

Luego me voy al espejo dejando todo en el sillón redondo que hay en el armario y me coloco la camisa. La acomodo y seguido de eso, anudo la corbata dejándola un poco suelta.

Me termino de colocar toda la ropa y al mirarme al espejo nuevamente ya no me veo tan cansado, aunque por dentro sé que si lo estoy, término de examinarme y salgo directo a las escaleras.

Huelo que ya Sara está en la cocina.

Sara es mi cocinera y también la que limpia mi casa en donde solo vivo yo, triste pero así es. La conocí hace seis años atrás cuando me mudé a esta casa para vivir por mi cuenta.

Cuando entro a la cocina le saludo como siempre y desayuno en silencio mientras leo el diario.

Al terminar subo a mi cuarto y me lavo otra vez los dientes. Tomando mi maletín, abrigo y celular salgo de casa.

Tan solo abrir la puerta de la entrada, localizó a Mark y Edward esperando por mí, quien el primero es mi chofer y el otro mi guardaespaldas, sinceramente la vida me ha enseñado a no confiarme en las personas que me rodean, comenzando por mí padre, solo confió en una persona y es mi madre.

—A la oficina — ordenó subiéndome al auto.

Al pasar por las calles de New York me acuerdo de Sol, supe que era la correcta, es ella, al verla tan vulnerable no lo dude y fui donde ella, al estar a solo dos metros me atajó un hombre corpulento impidiendo ir donde ella estaba, le dije mi nombre y tras eso me dejó pasar, al llegar a su lado y verla a los ojos confirme lo que ya sabía, era la indicada, tras esperar ansioso su llamada, había pensado que no lo haría al haber pasado el cuarto día sin embargo tras escuchar su hermosa voz preguntando por mí e interrumpiendo una reunión con unos inversionistas, me fui a la oficina pidiendo disculpas y diciendo que era una llamada importante y claro que lo era, mi futura esposa es importante, aún recuerdo la llamada…

*Flashback*

—Hola linda — le saludo al reconocer inmediatamente su voz con una sonrisa aun sabiendo que no la ve mientras me siento en uno de los sillones que están en la oficina mirando el techo.




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