Cásate conmigo

Capítulo 19

—Vamos a casa Bruno — le digo en un intento de hablar fuerte, por suerte, él me logra escuchar y solo asiente sin decir nada. Resopló y miró la ventana, mientras vamos a casa siento que me está mirando, no quiero verlo, así que solo hago lo mejor que sé hacer y es ignorarlo. 

Llegamos a casa y veo que ahora está la camioneta de Adam, sin esperar a que se bajen, lo hago rápido y camino hacia la casa. Al entrar voy a la sala y me encuentro con Adam y Liam viendo una película.

—Hola chicos — les digo llegando a su lado y los saludo con un pequeño abrazo a ambos.

—Hola Sol — dicen los dos concentrados viendo la película. Al ver que ninguno de los dos piensa prestarme atención me doy media vuelta y salgo de la sala para irme al despacho de la casa que está en el primer piso. 

Entró dejando mi abrigo en uno de los sillones y caminó rodeando el gran escritorio para así llegar a la cómoda silla giratoria. Me siento delante del escritorio dejando mi bolso y los papeles sobre la mesa para luego comenzar a ojear y leer lo que supuestamente tenía para esta semana. Al prender el computador del despacho comienzo enviar correos para cancelar las reuniones por segunda vez, ya que esas supuestamente las daría mi abuelo y como paso todo eso se han estado cancelando desde la semana que pasó. 

Como cada penúltimo domingo de cada mes, viene Iker e Izan que son los encargados de distribuir los vinos y de todo lo que sea sacado desde la mansión de Washington. Ellos registran que no haya nada extraño en los vinos, el tiempo que llevan de fermentación, para ya poder exportarlos cada fin de mes a diferentes lugares. Pero antes de eso tienen que llevar muestras al laboratorio de cada vino diferente que se hace aquí.  

Los viñedos están en Washington y acá se guardan, está bastante apartado de la casa porque son grandes las instalaciones en donde están todos esos barriles llenos de vino, tanto de vinos de Gran reserva que son aproximadamente de hace catorce años o un poco más, aunque no queda mucho de ese por lo que mi abuelo siempre me comentaba, pero si lo suficiente como para sobrevivir si nos vamos a la quiebra, eso decía él, como también hay vinos de reserva que esos son de más o menos ocho a diez años, luego siguen los vinos crianza que son hechos hace solo cuatro a cinco años y por último están los vinos jóvenes, esos solo tiene un año o meses de fermentación, no más.

Bueno además de vino también hay varias hectáreas de viveros con plantas, la verdad desconozco lo que hay ahí, siempre me llamó la atención el trabajar en la empresa de mi padre y ser una gran arquitecta al igual que él, se me da bien y es por eso que estuve estudiando arquitectura y también administración al mismo tiempo, mi hermano dijo que también le gusta, sin embargo creo que siempre le llamó más la atención lo que mi abuelo hacía en el fundo de Washington que lo que hacía mi papá, es por eso que está estudiando contabilidad, quiere administrar el fundo de mi abuelo y para eso debo yo sacrificarme, si, así lo veo, no me culpen pero hay demasiadas razones por la cual debo sacarme sin embargo está bien lejos de ser por amor o algo así, Llega Antonia interrumpiendo mis problemas que debato en la mente con una porción de comida, se lo agradezco y ella se va, pasa media hora y vuelve a entrar para retirar el plato de comida.

No sé cuánto pasó pero estaba tan centrada pensando y viendo los papeles que tengo en mano que no me di cuenta cuando alguien entró al despacho y se sentó frente a mí. Me di cuenta porque esa persona hizo ruidos, (Seguro para que le preste atención ), Pienso. 

Dejó los pensamientos a un lado y miró a la persona que entró sin que yo me diera cuenta y claro, fue Paúl. La verdad él es un hombre muy atractivo, eso no se niega, no es viejo, tampoco es casado, pero jamás miraría de otra forma a él u otra persona que allá conocido de hace tanto tiempo.

—¿Qué pasó?, ¿Está todo en orden allá afuera? — pregunto indiferente y que se dé cuenta que no quiero que él esté aquí, al menos no ahora.

—No me respondiste lo que te pregunte Sol — dice él mirándome con seriedad.   

—No tiene gran importancia Paúl. Me casare y podrás seguir con tu trabajo, eso debería de preocuparte, no con quien me casare yo — digo mirándolo sería al igual que él. 

—Estas equivocada Sol. Si me importa y mucho — dice él, dejándome sorprendida y sin saber que responder — ¿Realmente nunca te has dado cuenta? — pregunta él ofendido y sigo sin emitir palabra, mirando los papeles como si fuera lo mejor que hay. Segundos después le escuchó reír y claro, sin gracia alguna — Sol puedes mirarme por lo menos — dice él a lo que yo lo miro de reojo solamente.

—¿A qué viene todo esto? — digo fingiendo interés por los papeles que tengo en manos — Eres quien trabaja para mí, Paúl. Por más de siete años ya, ¿A qué viene todo el lío de con quien me case? — hablo levantando por completo la mirada hasta hacer contacto y ver que lo he lastimado. 

—He estado contigo desde ese entonces porque desde que te vi me llamaste la atención Sol y estuve contigo en todo momento, dándote mi apoyo y ánimos cuando pasó lo de tus padres, ¿Que no lo recuerdas? — habla él dolido. Haciendo que me sienta culpable ahora. 

—Paúl, ¿Sabes en el lío que me estás metiendo, no? — le pregunto sin creer lo que estoy escuchando — Eres quien trabaja aquí y yo.. Y yo solo creía que lo hacías por tu trabajo — agregó con suma incomodidad ante los recuerdos. 




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