Ya era fin de semana e iban de camino a la casa de sus padres. Antes de salir, Mary había comunicado a su madre la decisión de hacer el viaje y le había pedido a Tatiana que cuidara de ella. No podía creer que estaría lejos de ella en un momento como este solo por ayudar a un chico, claro que no podía decirle eso a su madre, así que tuvo que mentirle y eso la hacía sentir aún peor.
— ¿En qué piensas? — pregunta Andrés con la vista en la autopista.
— En nada, ¿falta mucho para llegar? — desvía el tema.
Él toma sus manos, lo cual la sorprende.
— Mary confía en mí, por favor. — la mira por un momento antes de devolver su vista a la carretera.
— Solo pensaba en mi madre. — admite.
— ¿Por su enfermedad? — pregunta, preocupado.
— ¿Cómo sabes eso? No me digas, me investigaste, ¿verdad? — dice molesta.
Él sonríe.
«¿qué es lo que te hace tanta gracia? — pregunta indignada.»
— Qué parecemos marido y mujer — Mary lo mira entre confundida y sorprendida. — siempre estamos peleando antes de hablar para luego reconciliarnos. — dice con una sonrisa.
Mary solo se queda mirándolo.
«Solamente necesitaba saber dónde vivías, pero el investigador investigó mucho más. — se explicó. — ¿Entonces estás preocupada por eso?»
Ella lo mira algo avergonzada.
— No únicamente por eso, también porque nunca le había mentido a mi madre. — dice honesta.
— ¿Y por qué le mentiste? — pregunta intrigado.
— ¿Y qué le debía decir entonces? ¡Mamá, voy a fingir ser la prometida de un chico que conocí hace apenas una semana, porque a él le gusta la novia de su hermano y no quiere que su familia se entere! ¡Ah! Ya había fingido ser su novia por el dinero de tu operación. Eso sí, sería algo épico para contar, hasta se podría escribir una telenovela. — dice sarcástica.
— Solo tenías que decirle que conocerías a los padres de tu novio. — dice serio.
— No entraré a mi madre en esta mentira y por si no te diste cuenta no somos novios. — dice y se suelta de su mano.
— Mary, sé que estás enojada por haberle mentido a tu madre, pero por favor cálmate, estás histérica ahora mismo. — dice con la misma seriedad.
Entonces dejaron de hablar y se fundieron en un incómodo silencio. Después de 5 minutos más de viaje, él parqueó el auto frente a una enorme casa de campo que más parecía una mansión.
El bajo del auto y se apresuró para abrir la puerta de Mary. Ella lo miro extrañada, no había hecho eso cuando salieron. Al salir del auto la tomo del brazo y la guio hasta la casa y al estar al frente tocó el timbre.
Mary estaba muy nerviosa, nunca había conocido los padres de ningún chico, nunca había tenido un novio formal ¿Cómo debía comportarse en una situación tan incómoda como esa? Mientras sus nervios más aumentaban, más apretaba el brazo de Andrés, por lo cual Andrés se dio cuenta de que estaba nerviosa.
— No estés nerviosa. — le dice más como una orden.
— ¿Cómo quieres que este al conocer a los padres de mi supuesto prometido? — dice y su pie empezó a temblar. — creo que me caeré.
— No te preocupes, estoy aquí para sostenerte, jamás dejaré que te caigas — dice mirándola fijo.
Por lo cual un escalofrío recorre todo el cuerpo de Mary, entonces se olvidó de porque estaba preocupada y solamente asintió pérdida en su mirada.
Esto hizo que él tragara en seco y desviase la mirada ¿Qué rayos le pasaba con ella? ¿Por qué no la podía ver a los ojos? Entonces de pronto abrieron la puerta dejando ver una señora un tanto mayor con el cabello rubio y ojos azules que mira a Mary de arriba hacia abajo, lo que la hizo sentir incómoda, por lo cual se sostuvo muy fuerte del brazo de Andrés.
No sabía qué rayos le pasaba o por qué le importaba tanto la opinión de estas personas que ni conocía, eso era estúpido, pero aun así no paraba de sentirse intimidada por ello.
— Mamá nos dejarás pasar o tenemos que hacerlo por la ventana. — dice Andrés rompiendo el silencio incómodo que se había formado.
— Claro pasen. — dice con una sonrisa y se abrazan. — Y tú debes de ser Mary, ¿cierto? — Ella asiente tímida. — bienvenida a la familia. — le da un cálido abrazo también. — Andrés no nos dijo que eras tan hermosa.
Dice y Mary le dedica una sonrisa.
«Andrés tenía tanto que no volvía a casa, que pensamos que no lo volveríamos a ver jamás — dice a Mary — bueno, vayan a acomodarse, su habitación es la del fondo, ¿sabes cuál es Adri (como le solía decir su madre de forma cariñosa) cierto? — él asiente — bueno instálense iré a buscar a tu padre.
Y con eso se va. Mary se queda mirándola estupefacta hasta que desaparece.
— ¿No es tu mamá muy extraña? — pregunta extrañada.
— Ya te acostumbrarás — dice con una sonrisa. — ahora vamos, te enseñaré tu habitación.
Ella asiente y lo sigue, al llegar arriba al final del pasillo él abre una puerta color beige, entonces se da a relucir la hermosa habitación, además de que era enorme. Ella únicamente se quedó con la boca abierta al pasar.
— ¿Y esta habitación es solo para mí? — pregunta ilusionada cuál niña pequeña.
— Claro, a menos que... — dice detrás de ella con voz grave.
Por lo cual ella voltea, encontrándose con él claramente muy cerca de ella.
— ¿A menos que...? — Lo invita a terminar su frase con una voz suave.
Él la toma de la cintura y la pega a él, tomándola por sorpresa. ¿A qué estaba jugando? Fuera lo que fuera dos podían jugarlo.
— A menos que quieras dormir conmigo — le dedica una sonrisa seductora.
Ella lo mira fijamente a los ojos, se acerca y se alza un poco para decirle al oído.
— Ni lo pienses. — dice ella con una sonrisa.
Más él se estremece al sentir su aliento rozar su cuello y la sujeta más fuerte.
— ¿Andrés? — pregunta Mary extrañada al ver que no la suelta.