Se levantó sobresaltado, ¿qué había sido ese sueño? ¿Él deseaba a Mary? Aún se repetía en su mente el beso de aquel sueño.
Claro que no eso solo había sido un sueño provocado por lo que había pasado hace unas horas en el balcón y el engaño de Mary. Además, ¿cuándo se había dormido? ¿Y qué hora era? Vio el reloj en su muñeca, eran ya las 11 de la noche.
Se empezó a desvestir, ya que se había acostado con todo y ropa. Cuando iba a desabrochar su pantalón escuchó que llamaban a la puerta.
— Está abierta — gritó sentado en la cama.
La puerta se abrió y ahí parada estaba Mary, quien antes de irse a dormir había decidido averiguar el porqué Andrés desapareció tan súbitamente, dejándola sola con sus padres. Al verla ahí, Andrés se acordó del sueño que había tenido apenas hace unos minutos, por lo cual sacudió su cabeza para librarse de esos pensamientos.
— Cierra la puerta. — dijo serio al ver que era ella.
Ella vio el cuarto oscuro con duda, luego suspiró y entró — no debía tener miedo, era solo Andrés después de todo. — y cerró la puerta detrás de ella.
Al entrar busco el interruptor y encendió la luz, aunque al instante deseó no haberlo hecho, pues Andrés estaba sin camisa, se podía ver su pecho bien formado y abdominales marcados, algo que puso nerviosa a Mary, por lo cual desvió la vista.
— ¿Solo venía a preguntar si estabas bien? Ya que desapareciste después de la cena sin ninguna explicación aparente, y me dejaste sola. — le reclamó.
— No quería postre y tú misma fuiste quién se ofreció a cocinar, ¿por qué debía esperarte? Bien, lo dijiste tú, nosotros no somos nada. — dijo serio.
Se podía percibir que estaba enojado, pero si él lo estaba ella lo estaba más.
— Eres un idiota. — dijo enojada. — Yo vine hasta aquí solamente para ayudarte y ni siquiera puedes quedarte y esperarme. ¡Eres un ingrato!
— Respóndeme algo Mary, ¿en serio querías ayudarme? — dice enojado levantándose de la cama.
Mary lo mira confundido ¿Por qué otra cosa ella viajaría tan lejos dejando enferma a su madre?
— ¿Por qué otra cosa lo haría? — pregunta sin comprender.
Él lanza una risa sarcástica. ¿Cómo podía ella ser tan descarada?
— Dime una cosa Mary, ¿por qué no me dijiste la verdad? — dice con un deje de amargura.
— ¿De qué hablas? — pregunta aún sin entender.
— ¿¡Por qué no me dijiste quién eras cuando nos vimos en el vestíbulo del hotel!? — dijo dando un paso hacia ella.
Mary lo miro sorprendida, ¿era por eso que estaba enojado?, hasta le dieron deseos de reírse en su cara.
— No es obvio, señor gerente general, después de la vergüenza que me hiciste pasar en tu empresa y de tratarme de esa forma, sería humillante para mí aparecer y decirte que era la mensajera, no te toleraba, además nadie me aseguraba que no perdería el trabajo por tu culpa. — explica obvia.
— ¿Por qué me ayudaste entonces? — pregunta, curioso.
— Yo necesitaba el dinero, además te veías desesperado. — Se encogió de hombros.
— ¿Y entonces porque no lo dijiste luego, porque no lo dijiste ayer, porque no lo dijiste hoy? ¿¡¡por qué seguiste mintiendo descaradamente!!? — pregunta enfadado.
— Por... — Ella no puede terminar la oración.
Él iba dando un paso con cada pregunta y ya se encontraba frente a ella.
— ¿Estás segura de que no lo hiciste por dinero? ¿Segura que lo único que querías no era trabajar en mi empresa? — se rio sarcástico — de otra forma ¿¡Por qué lo dirás ahora, frente a mis padres y haciéndome quedar como el malo!? ¿¡¡Y porque me pediste trabajar en mi empresa!!? ¿¡¡Estás contenta por lograr tu objetivo!!?
Ella tenía los puños cerrados con fuerza y lo veía con rabia e impotencia, quería golpearle la cara por imbécil.
— ¿¡Por qué lo hice!? ¿¡¡Por qué dije eso frente a tus padres!!? ¡¡¡Porque estaba enojada!!! ¡¡¡Estaba furiosa y harta de que te comieras a esa mujer con la mirada!!! ¡¡¡Claro que fue por venganza!!! — grita sin pensar antes.
Entonces ambos se paralizan reflexionando en lo que dijo. Enseguida la cara de Mary se tiñe de rojo, ¿qué rayos había dicho? Rápidamente, se golpeó mentalmente por lo que dijo.
— Mary, ¿estabas celosa? — pregunta, atónito, acabando de comprender lo que dijo.
— Yo... — trato de pensar en algo que la sacara rápido de esta situación. — no, claro que no, solo me molesta que me hicieras quedar como una estúpida delante de ella. — Se justifica.
En realidad, no sabía el porqué de su enojo ¿Tendría Tatiana razón y estaría ella celosa? — pensó Mary, pero se negó a aceptar eso.
«¿Algo más que quieras agregar? — preguntó al ver que aún la miraba.»
— Te ves hermosa cuando te sonrojas. — Dijo con gracia, tratando de aligerar el ambiente al ver que se equivocó en juzgarla.
En ese mismo momento la puerta se abrió dejando ver a la madre de Andrés ahí parada, la que se quedó boquiabierta a verlos allí.
— Perdón no creí que estuvieran juntos. — Se disculpa rápidamente.
Entonces Mary recordó que Andrés estaba sin camisa y que ambos están muy cerca, lo cual había olvidado por el enojo. Enseguida toma distancia con la cara aún más roja.
— Si quieren puedo volver en otro momento. — dice apenada la madre de Andrés.
— ¡No! — contesta rápida Mary — después de todo yo ya me iba. — dijo y él pudo notar que estaba molesta. — Buenas noches, señora.
— ¡Mary! — la llamó, más ella ni se inmutó.
¿Quién se pensaba que era para juzgarla solo porque necesitaba dinero?
Andrés intentó seguirla, más su madre la detuvo.
— Se pelearon — lo suyo más que una pregunta era una afirmación, aun así Andrés asintió. — ¿y fue tu culpa?
Asintió otra vez.
— ¿Entonces no piensas que sería mejor que esperes a que se calme para hablar con ella? Recuerda que cuando el mar ha sido alborotado por la tormenta es imposible encontrar agua limpia. — dice con serenidad y él asiente. — Entonces ve a dormir y cúbrete. — dijo lo último como una orden.