Podía sentir la ira creciendo dentro de él, sentía como si estuviera viviendo el peor déjà vu de su vida, otra vez su hermano trataba de quitarle a su prometida. Pensó en salir, pero ¿con qué excusa le podía reclamar a Mary, si como bien había dicho ella no eran nada?
Suspiro y volvió a cerrar la puerta, totalmente desalentado, más tomo valor y la volvió a abrir al instante. Después de todo Mary tenía que aceptar que ellos si eran algo, al menos por esta semana eran novios, además, aunque no pudiera reclamarle a Mary, podía aguarles la fiesta.
Por otro lado, Mary y Esteban lo miraban extrañados ¿Qué hacía allí? ¿No estaba dormido? Además de que los miraba como alguien que encuentra a su novia in fraganti en pleno delito de engaño.
— ¡Andrés! — dice Esteban sin ocultar su sorpresa, rompiendo el silencio. — No creí que estuvieras despierto...
Pero antes de que pudiera continuar los sorprendió tirándose a la alberca y salpicando a Mary y Esteban con el agua.
— Solo me entraron ganas de bañarme con mi novia — dijo haciendo énfasis de forma posesiva en "mi"
Al escuchar esto, Mary lo miró estupefacta, ¿Novia? ¿Su novia? En serio que debía tener algo mal en la cabeza.
Lo vio atentamente dándose cuenta de lo bien que le sentaba el estar mojado. Su camiseta se había pegado a su cuerpo acentuando sus abdominales, además su cabello ahora estaba mojado y revuelto por el agua haciéndolo ver muy sexy, el agua bajaba desde su cabello a sus labios color rosa y el azul de la piscina favorecía al color de sus ojos. Enseguida se puso nerviosa y su garganta se secó.
Rápidamente, apartó la vista ¿Por qué rayos tenía que ser tan guapo?
Mary trató de ignorarlo y retomar la plática con Esteban, más cada vez que lo intentaba Andrés les salpicaba agua nadando, no lograban completar una oración sin ser interrumpidos.
Ella lo miró más enojada de lo que estaba antes. Claramente, lo estaba haciendo a propósito ¿Acaso era un niño pequeño? ¿Por qué se portaba de esa forma? ¿Si algo le molestaba no podía solo decirlo?
Mary, más que harta de su comportamiento, salió de la piscina para volver a su habitación, despidiéndose solamente de Esteban, el cual le indicó un pequeño cuarto que utilizaban para cambiarse la ropa y ducharse. Mary se dirigió hacia allá sin pensarlo dos veces.
Una vez vio a Mary cerrar la puerta, Andrés se volvió hacia su hermano para decirle seco y sin ninguna emoción.
— Desearía haberte conocido antes que mi hermano. — dice evocando sus palabras.
Entonces Esteban se paralizó y se puso pálido, más cambia a toda prisa su expresión y sonríe.
— ¿Acaso ahora espías a las personas? — dice divertido.
Más Andrés nunca se rio, más bien lo miro como si quisiera matarlo, por lo que Esteban trago en seco.
— Te lo advierto hermano, te dejé pasar la primera, pero dos, son demasiado — dijo mirándolo fijamente.
— Hermano, realmente no es lo que crees, solo estábamos bromeando. — le aseguró
— Te conozco Esteban, así que no intentes engañarme, quizás Mary te crea, pero yo no. Si lo dijiste es porque de verdad lo estabas pensando, así que solo te lo voy a advertir una vez, aléjate de Mary.
Dijo antes de salir de la piscina, en dirección a donde estaba Mary.
Mientras Mary se había dado una ducha para sacarse el cloro de la piscina y al salir se encontró con Andrés sentado en uno de los sofás del cuarto, aún mojado. De inmediato frunció el ceño y dio la vuelta para volver antes de que él pudiera verla, ya que seguía en toalla.
No se había terminado de dar la vuelta cuando lo escuchó.
— La ropa seca está de este lado. — dice sin voltear a verla.
Mary se puso roja al instante.
— Pues... pásame algo. — dijo nerviosa y totalmente avergonzada.
— Aquí solo hay ropa mía y de mi hermano, ¿cuál quieres? ¿La mía o la de Esteban? — dijo enojado.
Ella notó su enojo, aunque no lo estaba viendo a la cara, aun así no lo comprendió.
— ¿No hay otra? — busco otra alternativa.
— ¿Quieres usar la de Liana? — dijo con una sonrisa maliciosa.
Él sabía claramente eso, que Mary no querría utilizar ropa de Liana. De solo escuchar su nombre, Mary se sintió molesta.
— ¡No! — Dijo al instante.
— Entonces elige — insistió.
— ¿No puedes pasarme cualquiera? — dijo harta.
— ¡No! Elige — repite.
¿Qué rayos le pasaba? — pensó Mary — después de todo era solo ropa. Más si ella escogía la ropa de Esteban ¿No sería demasiado atrevido de su parte? Después de todo, era algo muy extraño que alguien más utilizara tu ropa si no es nada tuyo, además sin permiso. Suspiró.
— Pásame algo tuyo. — contestó.
Enseguida, Andrés sonrío ante su respuesta y tiró la ropa hacia atrás, la cual cayó sobre Mary, por lo cual lo miro enojada antes de entrar y cambiarse. Claramente, esta ropa, le quedaría grande, pero ya que no había de otra, tenía que ponérsela. Cuando terminó de cambiarse notó que la ropa aún olía a él, aún tenía esa fragancia característica de él, entonces ella no pudo evitar pensar en su propuesta de matrimonio y como la besó, por instinto, tocó sus labios. ¿Qué rayos le pasaba? Negó con la cabeza y salió.
Al salir lo vio frente a la puerta, lo cual la tomó por sorpresa y retrocedió unos cuantos pasos.
— ¿Qué haces allí parado? Me asustaste. — Se quejó.
— Mary, Perdóname — dijo tomándola por sorpresa. — No debí haber sido tan estúpido de acusarte sin antes preguntar. La verdad me has ayudado mucho y yo me porté muy mal, lo siento.
Mary lo miro anonadada ¿En verdad se estaba disculpando? Su rostro estaba muy serio, así que ella lo tomo en serio, realmente era extraño, ella realmente creía que las personas como él, que siempre creían tener la razón, no se disculpaban nunca. Más él ya se había disculpado con ella varias veces.
— Te perdono.