Capítulo 23

Mary la miro sorprendida y confundida a la vez.

— ¿Qué quisiste decir con eso? — preguntó sin entender.

Tatiana la miró arrepentida.

— Nada, yo sólo... Me enojé es todo. — trata de quitarle importancia.

Pero Mary no se lo creía, ella no decía nada por decirlo solamente.

— Tatiana, dime la verdad. — Tatiana trato de buscar una excusa. — te conozco más que a mi misma así que no se te ocurra mentirme. — le advierte.

Tatiana la mira con algo de culpa y temor, Mary seguro se iba a enojar, por haberle ocultado eso, pero ¿Qué podía hacer? ya se había delatado.

— Es que escuché a Andrés hablar por teléfono, estaba hablando con esa mujer, Liana. — enseguida menciono ese nombre Mary empezó a sospechar de que se trataba todo. — él le dijo que la iba ir a ver.

Entonces sin poder evitarlo Mary bajo la mirada con decepción y algo pensativa, recordando que él había dicho que iría a su departamento, ¿le había mentido? ¿La dejó sola otra vez para ver a Liana?

— ¿Estas segura de eso? — dijo aún con la mirada gacha.

Tatiana asintió, pero luego se dio cuenta de que Mary no la podía ver y respondió.

— Si.

No podía creerlo Tatiana tenía razón, era una boba, por confiar ciegamente en él, se había dejado besar otra vez por él y el iba de tras de ella de nuevo, a pesar de ver el estado en el que ella estaba aquella noche, y ella de estúpida invitandolo a quedarse. — se sentó aturdida en el sofá, de donde se había parado hace un momento. — ¿Qué clase de juego estaba jugando? Ahora lo entendía todo, entendía el porqué de su desaparición repentina, el porqué ni siquiera la había llamado o enviado un mensaje y ella de estúpida preocupada por él.

¿Qué rayos estaba pensando? Si él siempre se aseguraba de dejarle claro que ellos no eran nada, de dejarle claro de quién estaba él enamorado, pero ella seguía dejándose besar por él y ilucionandose. Sentía que de pronto todo el muro caía delante de sus ojos y por fin podía ver él sol. No sabía porque le dolía tanto él que el allá roto aquella promesa, a pesar de que podía perderlo todo, podía perder la dirección de su empresa, podía perder la empresa y aún así lo hizo, definitivamente debía armarla mucho.

...

Ya habían pasado cinco días desde aquel miércoles, y las cosas estaban más tranquilas entre Tatiana y Mary, ella no había vuelto a hablar sobre el pasado de Tatiana y está no le había vuelto a mencionar a Andrés, él cual no había vuelto a aparecer desde ese martes, y Mary aunque no quería verlo, deseaba que apareciera y al menos le explicara o cancelará la boda, además de que su madre por cierta razón no había dejado de preguntar por él.

Hasta que el viernes por la noche le había explicado que ya sabía que él era su prometido y que se iban a casar, lo cual enojó mucho a Mary. Desde el jueves Mary había encontrado varios empleo como camarera en una cafetería por la mañana, una heladería por las tardes y un puesto de comida rápida por la noche, estaba decidida a pagarle a Andrés hasta el último centavo que había gastado en el hospital, más a Tatiana no le gustó nada que no pudiera siquiera dormir bien, todo esto le parecía una tontería, después de todo ella no lo obligó a pagar. A Tatiana le pareció que Mary iba a colapsar en cualquier momento, pues cuando salía a las dos de la madrugada del puesto de comida rápida, iba al hospital a ver a su madre y luego a las seis tenía que volver al trabajo.

Ese día Mary se levantó temprano para que le dirá más tiempo de vestirse y no tener que correr por los pasillos del hospital, pues ya el doctor Hernández le había llamado la atención varias veces, Tatiana la había seguido hasta el baño, para lavarse la cara y mientras hablaban pudo ver como Mary revisaba su teléfono por enésima vez.

— ¿Él no ha llamado, verdad? — pregunta mientras pasa agua por su cara.

— No, además no tiene porqué. — se encoge de hombros — está ocupado, y ya no me necesita. Aunque fuera bueno si al menos se dignara a llamara para cancelar todo.

— ¿Crees que se allá arrepentido de cansarse? — pregunta Tatiana mientras ambas salían del baño.

Mary baja la mirada y suspira antes de subir la mirada otra vez.

— La verdad no lo sé, yo era la única solución que tenía para salvar su empresa, pero quizás ahora tiene a alguien más. — arruga la nariz asqueada —es que con tan solo imaginarlo mi estómago se revuelve, que él sea capaz de estar con la misma mujer que estuvo con su hermano. — dice todavía algo decepcionada. — pero no quiero hablar de eso sólo quiero despedirme de mamá para luego ir a trabajar, si él canceló él matrimonio es su problema — Dijo más no pudo evitar perderse en sus pensamientos.

Siguieron caminando hasta llegar a la habitación de su madre, pero de pronto chocó con la espalda de alguien, por lo cual subió la mirada, era Tatiana que se había detenido en la puerta haciendo que Mary la mirara extrañada y sin entender.

— ¿Qué pasa? — preguntó al ver que no se movía.

— Al parecer no. — dijo haciendo que Mary frunsa el ceño.

¿Qué no que? — se presentó una confundida Mary.

Entonces Tatiana se movió haciendo que comprenda todo de inmediato. Allí mismo parado frente a ella estaba Andrés, pero no estaba solo, sus padres también estaban allí y se podía ver como sonreían cuando la notaron en la entrada, Mary pasó se la confusión a la sorpresa y de allí al enojo en un segundo ¿Qué rayos pasa allí? ¿Cómo se le ocurre des aparecer por toda una semana con ella y luego aparecer aquí con sus padres y sin avisar?

— Hija — su madre llamo su atención. — tus suegros vinieron a verme y... pedirme tu mano. — dijo su madre como pidiendo una explicación, pero enseguida vio su rostro supo que tampoco sabía nada.

Mary respiro hondo y se compuso antes de hablar, no podía simplemente decir todo lo que quería decir en ese momento, no con sus padres y la madre de ella allí. Sonrió hacia ellos.

— Señor Andrew, señora Emile que sorpresa, no los esperábamos — dijo abrazando a cada uno.