Cásate conmigo Mary

Capítulo 27

Al salir de la oficina de Álex aquel día, ambos subieron al auto de Andrés, el cual comenzó a conducir de inmediato, bajó la atenta mirada de Mary, que no podía dejar de mirarlo, pues desde que habían salido de aquella oficina no había dejado de sonreír como si hubiera ganado lo más preciado del mundo o estuviera tramando algo, pero ¿Qué?

— Si me sigues mirando así pensaré que te gustó. — dijo gracioso.

Entonces los ojos de Mary se abrieron con fuerza y se volteó totalmente avergonzada, por lo que se dio cuenta de algo que no había notado, este no era el camino a su casa, de inmediato su ceño se frunce.

— Andrés ¿A dónde vamos? — pregunta confundida.

— Quiero llevarte a un lugar. — dice simple.

— ¿Adónde? — le insiste.

— Es una sorpresa.— Ríe.

— No me gustan. — se cruza de brazos, estrechando la mirada en él.

Entonces él ríe con fuerza.

— Está te gustará. — asegura.

Ella lo mira con una ceja alzada.

— ¿Eso por qué? — pregunta intrigada.

Cuando de repente él detiene el auto en un semáforo y la mira, enseguida Mary voltea a mirarlo sorprendida por el repentino frenon que había dado y al hacerlo se encuentra pedida en el mar de sus ojos que por alguna razón eran más profundos está vez.

— Porque es de mi parte. — dice en un susurro y su voz se escucha más grave y pausada.

Eso hizo que su piel se erizara por completo y que su rostro se tiñera de rojo, por lo cual desvió la mirada enseguida. ¿Qué quería decir con que porque era de su parte? Eso no tenía sentido.

— C...como digas. — dice solamente.

...

Andrés detuvo el coche y ambos bajaron de el, al hacerlo Mary quedó boquiabierta, totalmente sorprendida.

— ¿Está es la casa? — pregunta todavía ida.

— Esto no es nada ¿Viste el camino por donde pasamos? — ella asiente. — Es parte de jardín. — dice con una sonrisa.

Más que una casa era una mansión la casa era enorme y hermosa, pero enorme. — pensaba ella.

Tragó en seco.

— ¿No es demasiado Andrés? — preguntó con cuidado, pues se veía que había hecho un gran esfuerzo.

Su sonrisa se ensancha.

— No, además Mamá me ayudó a escogerla, ¿no le harás el desplante, cierto? — dijo a modo de chantaje, pues sabía que no se negaría si se trataba de su madre.

Mary bajo la mirada, algo angustiada, no podía simplemente negarse ante la madre de Andrés ella no aceptaba un no por respuesta, pero esto era demasiado para tratarse de algo que luego desecharían, aunque quizás Andrés se quedará a vivir en ella, pero aún así, ellos hacían un gastó innecesarios, además Andrés ya tenía una casa.

— No, pero... — respira hondo. — Es... Es que esto no es verdad, no es real y ¿Qué pasa cuando todo esto termine?

Él sonrió y se acerco a ella para luego tomar su cintura y pegarla a él, tomandola por sorpresa.

— Si quieres lo podemos hacer real. — dijo Mientras la veía fijamente a los ojos.

Luego se separó y camino directo a la casa, para después adentrarse en ella, dejando a una atónita Mary, totalmente paralizada y para en el mismo lugar. ¿Qué había querido decir con eso? — se preguntaba una y otra vez en su mente. ¿A caso quería...?

— ¿No vienes? — pregunta desde adentro, sacándole de sus pensamientos.

Ella siguió sus paso y entró a la casa encontrándose con Andrés que otra vez estaba como si no hubiese pasado nada. Había comenzado a creer que ella había imaginado todo aquello, definitivamente estaba enloqueciendo. — negó con la cabeza y se tranquilizó para después seguirlo.

— Este es el salón, más adelante está el comedor. — empezó a mostrarle — por allá la cocina y las habitaciones de los empleados, allá esta la biblioteca y allá el estudio — señala.

— Supongo que ese es para ti. — dice en referencia al estudio.

— Si quieres — se acerca a ella — lo podemos compartir cuando quieras. — dice mirándole fijamente.

¿Era idea suya o su mirada era muy intensa?— Pensó Mary — Realmente empezaba a pensar que él le coqueteaba cada cinco minutos, su mirada era intensa, tanto que la sofocaba y sus frases parecían tener doble sentido. Volteó la mirada, para esquivar la de él ¿Qué le estaba pasando?

— ¿Y que hay allá? — pregunta para cambiar el tema.

Él tarda unos segundos en contestar.

— Es la habitación de tu madre, la ubique abajo para que no tuviera que subir y bajar las escaleras sería muy incómodo para ella. ¿Y? — llama su atención. — ¿No quieres ver que hay arriba? — señala las escaleras.

Ella lo mira algo dudativa, pues se hacía una idea de lo que había allí y estaban solos en aquella casa. Más aún así lo siguió a una distancia prudente, después de todo se portaba muy extraño ese día. Después de un rato vieron una habitación cuya puerta era blanca, era más grande que las demás, pues eran dos puertas en vez de una.

Enseguida la invadió la curiosidad y se adelantó a la que Andrés le estaba mostrando.

— ¿Y qué pasa con está? — señala la puerta.

Él abre la puerta frente a ella para luego decirle con una sonrisa en el oído desde atrás.

— Está es la habitación nupcial ¿te gusta? — dijo con una sonrisa.

Ella quedó paralizada en ese momento y luego se volvió para verlo a la cara.

— ¿Nupcial? — pregunta y Andrés asiente. — pensé que teníamos un trato.

Andrés comenzó a reír, ¿cómo es que no podía notar que bromeaba con ella? ¿ Por se ponía tan nerviosa? ¿Acaso el era el lobo y ella el corderito? Más debía admitir que le encantaba cada vez que se sonrrojaba y al tenerla allí se le venían muchas ideas a la cabeza que debía reprimir, él también estaba súper nervioso, pero su nerviosismo era por estar sólos en aquella casa.

— Mi madre me ayudó a elegir la casa Mary, obviamente ella no sabía del acuerdo. — aclaró. — si quieres te puedes quedar con esta. — ofrece.

Pero Mary niega con la cabeza.

— Deberías quédate con esta, es la más grande y la más cómoda y yo solo soy un huésped. — le explica.



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En el texto hay: amor, disputafamiliar, dulce

Editado: 12.02.2022

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