Mary siguió a la asistente de Andrés hasta su oficina, la cual iba caminando como si estuviera en una pasarela, era una chica hermosa y con excelente cuerpo, además parecía modelo por su forma de caminar, Mary sólo pudo rodar los ojos al verla, pues se pavoneaba peor que un pavo real.
La oficina de Andrés estaba mucho más arriba que su departamento, por lo cual tenían que subir en ascensor, y la verdad es que Mary ya deseaba llegar, no soportaba a la asistente de Andrés y la forma en que está la veía, pues la veía de arriba a abajo de forma despectiva. Definitivamente le dieron ganas de gritarle allí mismo, que si no la quería ver que se cubriera los ojos.
Al detenerse el ascensor ella la guió hasta la oficina de Andrés y al llegar tomó el teléfono.
— Señor Korner — llamó con voz dulce. — la señorita está aquí.
— Has que pasé y no me pases llamadas. — se escucha y está le hace señas de que se acerque — puede pasar. — dijo de forma despectiva, por lo que Mary la miró sin poder creerlo ¿Todos eran igual de hipócritas allí?.
Mary entra enseguida y al hacerlo, es sorprendida por Andrés que la jala hacía adentro antes de cerrar la puerta y acorralar su cuerpo contra esta, para luego acercarse ecargando su cuerpo en ella, por lo que Mary se pone nerviosa al instante.
— ¿Qu...qué haces? — preguntó nerviosa.
Más este en vez de responder la atrajo hacia él y la besó, haciendo que Mary abriera los ojos como platos y lo separa al instante.
— ¿Qué fue eso? — lo mira con las mejillas teñidas de carmín.
Este sólo sonríe.
— Pues te besé — dice obvio.
Ella rodó los ojos.
— No me digas — niega con la cabeza.— Pensé que me dabas respiración boca a boca. ¿Me necesitaba, señor gerente general? — pregunta seria, tratando recordando que estaba enojada.
— Extrañaba a mi novia. — dice con una sonrisa.
¿cómo podía enojarse así? Esto era molesto, ni siquiera podía enojarse, su corazón latía más fuerte con su cercanía, con cada palabra que salía de su boca.
— ¿Novia? — pregunta divertida, como pidiendo una explicación.
— Pensé en un calificativo para nuestra relación y supuse que no querrías que usará el de esposos tan pronto así que... — tomó su cintura para acercar más sus cuerpos y Mary lo mira con gracia.
— Una cosa más señor estratega ¿Cuándo acepte yo eso? — alza una ceja divertida.
— ¿Me harás recordarte lo que pasó anoche? — dice para luego volver a besarla — ¿A qué horas te vas para la casa? — dijo mientras bajaba a su cuello, concentrado en lo suyo.
Mary lo separa enseguida, tenía que acabar eso ahora mismo y recordar que estaba enojada y que había venido por una razón, de la cual no se acordaba y más importante que estaban en la oficina, lo mira seria o al menos lo trata.
— Andrés. — suspira, volviendo a la realidad y tratando de comprender lo que dijo. — ¿Me mandaste a llamar para eso? — podía sentir el enojo crecer otra vez dentro de ella.
— Si, quería verte. — responde simple.
— ¿Acaso eres un niño? — lo mira mal y se aparta de él. — Andrés si estamos en la oficina eres mi jefe y nada más, hicimos un trato. — trata de hacerle entender. — Entonces te recuerdo que no deberías hablar conmigo, mucho menos llamarme por asuntos íntimos, porque nuestra relación es estrictamente profesional, ¿No conoces acaso los teléfonos móviles o los mensajes de texto? Ahora ¿Cómo explicó esto en la oficina?. — suspira con cansancio.
— Pero eso no me permitiría besarte. — dice y el sonrojo de Mary se hace evidente — En fin ¿A qué hora sales? — dijo como si ella no hubiese dicho nada.
Mary lo miró con rabia ¿se permitiría golpear al jefe? — pensó enojada.
— A las 7 ¿Por qué? — respondió rendida.
— Espérame, yo salgo a las 8:00 p.m. — dijo como una orden.
Mary lo miró inexpresiva, con una ceja alzada.
« no te irás sola, y eso no se discute. — sentencia, mientras va a sentarse en el escritorio y ella rueda los ojos. — Además te tengo una sorpresa»
— No me gustan. — le recuerda.
— Debo recordarte que las mías, no son cualquier sorpresa y que las mías si te gustan. — dice con arrogancia y sin mirarla.
— ¿Algo más señor presidente? O ya me puedo retirar. — pregunta negando con la cabeza con una sonrisa.
— Es todo señora Korner. — dijo con una sonrisa, volviendo la vista a sus papeles.
Ella no pudo evitar rodar los ojos y sonreír, definitivamente era un idiota, pero un idiota del que estaba enamorada.
— Me retiro entonces, señor Parsons. — dijo antes de dar la vuelta para marcharse.
Andrés levantó la vista enseguida, sorprendido y luego sonríe, definitivamente ella siempre tendría la última palabra.
...
Había terminado ya de leer todos los informes que le habían entregado, y sólo le quedaba hacer su propuesta para mañana, más como era muy tarde, había decidido terminarla en la casa, miró a su alrededor dándose cuenta que todos ya se habían ido. Miró su reloj, dándose cuenta que eran más de las 8:30 p.m. ¿no había dicho que saldría a las 8:00 p.m.? — se preguntó extrañada.
Suspiró y lo llamó.
— ¿Hola? — responde al tercer tono.
— ¿Dónde estás? — pregunta impasiente.
— ¡cierto! lo siento, lo olvide, estoy muy ocupado ahora con un trabajo muy importante y lo olvide. — se excusa.
Y por lo visto también la había olvidado a ella — pensó dolida. algo de razón había tenido Liana al decir que él le dedicaba demasiado tiempo al trabajo, ni siquiera se había acordado de lo que él mismo prometió, la hizo esperarlo ¿para decir esto?.
— No te preocupes, sigue en lo tuyo, yo ya me voy.— Dice más triste que enojada.
— Mary... — No pudo terminar, pues ella había colgando. — No te vayas.
Pasó las manos por su cara frustrado, ¿cómo había podido olvidar algo como eso? Vio la hora, las 8:40 p.m. Cerró los ojos con fuerza, la había hecho esperar más de media hora.
...
Mientras Mary que había llamado un taxi, fue hasta el hospital a visitar a su madre, donde pudo des estresarse y reír con Tatiana y su madre, cuando está se quedó dormida (pues los tratamientos eran muy fuertes y la mayoría del tiempo estaba cansada) ellas salieron al pasillo para hablar.