Cásate conmigo Mary

Capítulo 39

La alarma sonó justo a las cinco, por lo que  ella se despertó para apagarla, más Andrés seguía abrazando su cintura, esta vez con un poco más de fuerza. Ella volteó por un segundo para ver su rostro aún dormido, parecía acto un actor de cine, uno muy serio, subió la mano para pasarla por su cabello, contemplando cada detalle de su rostro.

— No puedo creerlo, lo lograste. — susurra. — estoy enamorada, algo que nunca pensé sentir por nadie, tú lo lograste, te amo mucho Andrés Korner.

— Te amo. — dijo haciendo que ella abriera los ojos al instante totalmente impactada y su corazón latiera a mil por hora.

Más luego se dio cuenta que seguía dormido, eran obvio que no sería a ella a quien iban dirigidas esas palabras, seguro soñaba con Liana otra vez.  — suspiro. — nunca pensó que enamorarse fuera tan complicado.

— No me dejes. — la abrazo con más fuerza.

¿Pero qué rayos?

— Andrés, estas dormido, es solo una pesadilla. — Trato de despertarlo, aunque si era por perder a Liana la pesadilla no terminaría cuando despertara.

— No, por favor. — dijo con desesperación y lágrimas brotaron de sus ojos.

Entonces, ella lo vio totalmente sorprendida y asustada, tenía el ceño fruncido y estaba llorando, además la estaba apretando muy fuerte.

—     Andrés, despierta por favor, ¡todo esto es solo una pesadilla! — trataba de hacerlo entrar en sí. — abre los ojos.

Entonces lo vio abrí los ojos y levantarse sobresaltado, verificando donde estaba y al hacerlo, la noto allí con una mirada preocupada. Enseguida la visualizo, la abrazo con todas sus fuerzas, por lo que Mary sólo pudo quedarse impactada ¿Qué rayos le pasaba? Y ¿Qué había ocurrido en ese sueño?

Iban de camino al trabajo y aún ninguno de atrevía a tocar el tema, por ella sólo se limitaba a mirarlo de reojo.

— Se que quieres respuestas, — comienza, llamando su atención. — y no las tengo ¿Esta bien? No recuerdo nada de lo que pasó.

Dice decidido a cerrar el tema y ella sólo asiente. Al llegar al estacionamiento él la detiene antes de que logre irse.

— Olvidé decirte, la fiesta es mañana en la noche. — dice como si nada.

—  ¿¡Mañana!? ¿Te estás volviendo loco? ¿cómo quieres que aprenda a bailar tan rápido? — esto era más que imposible.

— Te aseguro que puedes hacerlo, es algo muy fácil y aprendes rápido. — asegura.

Ella lo mira cansada, esto era un desastre.

— Está bien, sé que, si me avergüenzo, nos avergonzare a ambos. — le sonríe.

— Esa es mi chica. — la toma de la cintura, atrayendo su cuerpo para besarla.

Claramente esa no era la reacción que ella buscaba.

— ¿Qué estás haciendo? — lo mira con sorpresa, y lo frena. — alguien puede vernos.

Él asiente y la besa.

— Si y no me importa. — dice haciendo que ella niegue con la cabeza. — además, tú lo hiciste primero. — rememora sus palabras, usándolas en su contra. — que tenga un buen día señora Korner.

Y con eso se va. Entonces ella, sin poder evitarlo sonríe, para luego comenzar a caminar a la oficina, definitivamente estaba loco.

Al llegar lo primero que vio fue un café y una carta en su escritorio, lo cual le extraño mucho, pues Andrés había llegado con ella, no había podido ser el responsable, ¿entonces?

Decidió abrir la nota.

 “dorado es el pelo de mi diosa, creando luz a cada paso que da, creando belleza con cada sonrisa. Ojalá siempre brille tu luz e ilumine tu sonrisa ¿Acaso algún día me podrías dedicar una de esas sonrisas que derriten mi corazón? Quiero creer que algún día pasará, que algún día tendré mi sol personal, tú “

Al leerlo sus ojos se abrieron con fuerza y tragó en seco. ¿Quién la habría enviado esa nota? Realmente esperaba que Tatiana no tuviera razón, le agradaba Kim y no quería herirlo, pero tampoco podía corresponder sus sentimientos.

En ese mismo instante lo vio entrar a la oficina con un café, enseguida la vio le dedicó una sonrisa.

— Hola. — la saludo.

— Hola. — le dijo aún ida.

— ¿Te pasa algo? — pregunta preocupado por su comportamiento.

— ¿Tú me enviaste esto? — pregunta, ignorando su pregunta.

Miró su mano, donde estaba el café y su ceño se frunce de inmediato, perdiéndose en sus pensamientos, y la miró con una mueca algo triste.

— No, Enrique es quien repartió los cafés. — dijo volviendo en sí. — es muy afortunado. — dijo con mirada triste.

Mary fruncio el ceño de inmediato.

— ¿De qué hablas? — pregunta sin entender.

— De quien logró casarte. — le señala el anillo en su mano y le dedica una sonrisa triste antes de irse a su puesto, sin que ella pudiera decir nada.

Suspira, había olvidado que tenía el anillo, más eso era lo mejor, era mejor que no se ilusionara con ella. Ahora sólo le quedaba ponerle las cosas claras a Enrique, pero como él no le importaba para nada, sería mucho más fácil. Puso el café y la nota sobre su escritorio, pues no quería aceptar nada de él, no quería que lo mal interpretará. después de todo, lo primero que hizo cuando empezaron los rumores fue desconfiar de ella y no quería a ese tipo de persona cerca de ella.

Pasaron las horas llegando así la hora del almuerzo y ella ya estaba lista para salir, sólo esperaba a Tatiana, entonces escuchó sonar su teléfono.

Andrés

«La quiero ver en mi oficina para un asunto estrictamente profesional señora Korner.»

 Ella mira el mensaje curiosa, si había dicho profesional debía ser referente al trabajo, así que tenía que ir. — respiró pesado. — adiós almuerzo.

— Entonces. — dijo Tatiana, que ya había llegado, llamando su atención. — ¿Nos vamos ya?

— Tendré que cancelarte, — dice con pesar. — él jefe quiere verme en su oficina.

Ella le dirige una mirada pícara.

— Y con él jefe te refieres a… — dice subiendo y bajando las cejas.

— Si, me refiero a él, pero no es nada de lo que estás pensando, me llamo por un asunto profesional. — se defiende.



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En el texto hay: amor, disputafamiliar, dulce

Editado: 12.02.2022

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