Cásate conmigo Mary

Capítulo 56

Mientras Tatiana al subir, se había encontrado con Esteban en el pasillo, quien la tomó de la mano rápidamente y la llevó a su oficina, para luego cerrarla con llave y comenzar a besarla desenfrenadamente, a lo cual ella no se opuso, hasta que empezó a desabrochar se blusa, entonces lo detuvo.

—     ¿Qué pasa? — pregunta él con la respiración agitada.

—     ¿Qué estás haciendo? ¿Qué es esto? — lo mira con intriga.

—     Esto es un me gustó lo que pasó ayer y vengo por más. — dijo coqueto.

—     Entonces esto es un, no en la oficina y mejor ponte a trabajar. — lo alejó, graciosa.

—     No me concentro. — la besa con mirada de cachorro.

—     Entonces inténtalo mejor. — responde graciosa. — recuerda que mi jefa es tu ex novia, no quiero ser despedida.

—     Yo nunca permitiría eso. — esa su cuello. — pero no es eso lo que te preocupa, dime ¿que es? — pregunta intrigado y se detiene para verla a los ojos.

Ella suspira.

—     ¿No vamos muy rápido? Apenas ayer nos reconciliamos y hoy me traes hasta tu oficina, además amaneciste en mi departamento, dime anticuada, pero soy chapada a la antigua, quiero citas primero, además no nos protegimos ¿Qué pasa si vuelvo a quedar embarazada? — exterioriza sus inseguridades.

—     Pues si quedas embarazada entonces, me harías la persona más feliz de la tierra. — le sonríe.

—     Te estoy hablando en serio, yo no estoy preparada para otro embarazo. — dice dolida.

—     Y te entiendo y haremos todo como tú quieras, si quieres ir de espacio pues vayamos de espacio, quieres una cita, dos tres, un millón hagámoslo, quieres conocer a mis padres hagámoslo, hagamos todo lo que quieras, pero te hablo muy en serio cuando te digo que sería el hombre más feliz de la tierra y del universo con un hijo de la mujer que amo. — dijo con seriedad.

—     ¿Quién sería esa? — pregunta haciéndose la desentendida.

—     Pues se llama Tatiana Marte ¿la conoces? — le sonríe.

—     Pues quizás he oído hablar de ella, pero dicen que es difícil de conquistar. — le devuelve la sonrisa.

—     No te preocupes me he vuelto un experto en esa materia, desde que quede preso de sus encantos. — la vuelve a besar.

Ya eran las 7:00 p.m. Cuando salió de la oficina, les escribió un mensaje a Andrés, el cual le respondió al instante con un.

Esposo.

«Desearía estar contigo».

Ella sonrió, no sabía si eran sus dudas o era su sexto sentido, pero no creía que Andrés estuviera diciendo la verdad con respecto a la reunión que tendría, pero ¿Por qué le mentiría en todo caso? Suspiró. Había un pésimo tiempo por lo que se quedó esperanzado a que la pasarán a buscar, llovía a cántaros, parecía que el cielo se caería en cualquier momento.

Truenos, rayos, ráfagas de viento que se la planeaban llevar volando y una lluvia tan fuerte que parecía granizo, seguro habría mucho tráfico.

Minutos después llegó a la casa y rápidamente se vistió y fue hasta la cocina para empezar a cocinar las galletas. Le encantaba la cocina sentía que después de la música está era su área favorita, se divertía cocinando y probando todo lo que hacía, esto la hacía sentir de excelente ánimo.

Metió las galletas al horno y respiro profundo, aún no podía creer que alguien hubiese intentado envenenarla, no podía pensar en qué clase de persona era capaz de desearle la muerte a una persona. Sería… — negó con la cabeza. — ¿cómo siendo su propia hermana iba a ser capaz de envenenarla sólo por un chico? Eso sería ilógico, pero ella no podía pensar en nadie más que le quisiera hacer daño y ella misma había demostrado que estaba dispuesta a todo con tal de que ella no se quedará con Andrés. Pero ¿sería capaz de matarla solo por eso?

No podía creerlo, la creía capaz de hacer un montón de cosas, pero de esto, no podía creerlo. Suspira. Sólo esperaba que si en verdad fuera ella, al menos esta vez, Andrés se pusiera de su lado.

Últimamente se sentía agotada todo el tiempo, la verdad es que sólo deseaba un poco de tranquilidad, emocional y física, Si seguía así solo desfallecería pronto y Justo ahora no podía darse ese lujo. Saco las galletas y las puso a enfriarse, mientras ella iba por un abrigo, pues estaba haciendo mucho frío, lo bueno era que ya no llovía tanto.

Tomó todo y salió hacia el hospital, todo el mundo parecía estar ocupado esa noche, por lo que llamó a su padre, para agradecerle el regalo, el cual se sorprendió mucho al ver la llamada y descolgó al instante.

—     ¿Aló? — dijo algo temeroso.

Se rio al escucharlo.

—     Hola, no tienes que tenerme tanto miedo. — dice graciosa.

—     Lo siento, es sólo que me sorprendió tu llamada, pero estoy feliz de que lo hayas hecho. — sonríe, esto significaba mucho para él.

—     Bueno, te llamaba para agradecerte el regalo, estaba muy lindo, me gustó mucho. — dijo sincera.

—     Me alegra que te haya gustado. — dice feliz. — oye hi… — se detiene.

Ella suspira.

—     Está bien que me llames así, después de todo soy tu hija. — cede. — sólo no me pidas que haga lo mismo, porque aún no estoy lista para eso.

 Él mira el teléfono con extrañeza ¿en verdad hablaba con ella? ¿estaba aceptando que la llamará hija?

—     Quería saber si podemos almorzar juntos este sábado. — dijo nervioso. — ya sabes para charlar y todo eso.

—     Claro. — vio el auto detenerse. — Pero te tengo que dejar ya, pero luego me avisas a qué hora. — dijo en forma de despedida.

—     Está bien, gracias hija, te quiero mucho. — dijo antes de colgar.

Eso había sido extraño o al menos así se sintió al escucharlo. Pero le alegraba que al menos pudiera hablar con él y conocerse mejor, realmente sentía que todo se están solucionando y que por fin tenía la familia que tanto había soñado, todo están acomodándose y cada pieza quedaba en su sitio.
 



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En el texto hay: amor, disputafamiliar, dulce

Editado: 12.02.2022

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