El simplón de Mateo, después de tanto susto y nervios, se fue a acostar como si esto fuera un mal reality show del que podía desconectarse a voluntad.
Nosotros, en cambio, seguimos en la cocina, sirviéndonos un café porque, honestamente, es lo mínimo que nos merecemos por quedarnos en vela cuidando de su promiscuo culo.
Luciano miró dentro del estante y sacó una caja de café descafeinado.
—¿Qué clase de depravado solo tiene descafeinado? —espetó, arrojando la caja sobre la mesa con disgusto teatral.
Pienso igual que él y no quiero desgastarme en decir lo mismo. Suspiró y se dejó caer en la silla
—Oye, me parecía divertido al principio seguirle el juego, pero esto ya es mucho. ¡Nadie vendrá!
Me pasé una mano por la cara, sintiendo el peso de la noche en los párpados.
—Yo también me quiero ir—admití, recostándome contra la encimera—, pero ya estamos aquí. Tenemos que quedarnos al menos hasta la mañana, registraremos la denuncia como una broma de mal gusto y caso cerrado.
Luciano me fulminó con la mirada.
—Jódete, Alexiste. Tengo un puto sueño y este tipo solo tiene descafeinado. ¿Podemos turnarnos al menos?
Lo pensé un momento.
—Aseguré todas las entradas, y la noche será larga...
—Bien. —Luciano se estiró y bostezó, acomodándose en la silla como si estuviera a punto de hacer una propuesta de negocios—. ¿Qué te parece si tomo el primer turno hasta las 3 a. m. y luego tú hasta las 5 p. m.?
Fruncí el ceño.
—¿Cinco p. m.?
Luciano parpadeó y soltó una carcajada.
—Perdón, el sueño me está matando. Quise decir 5 a. m.
—Eso ya suena más razonable.
Le di un sorbo al café insípido mientras mira el reloj de mi muñeca considerando si aguanto un poco mas o no.
~.~.~.~
Tomar el primer turno: 7.
Tomar el segundo turno: 8.
#430 en Detective
#79 en Novela policíaca
accion drama asesinatos policias romance, juegos mortales y supervivencia extrema
Editado: 20.09.2025