A pesar de tener todas las piezas del rompecabezas encajadas, aún me falta la más importante.
El móvil.
¿Qué lo impulsó?
No tengo tiempo para preguntas. Subo las escaleras corriendo cuando un grito desgarrador del influencer me alerta. Al llegar al segundo piso, veo a mi compañero cerrar la puerta de la habitación con fuerza.
—¡Necesito refuerzos! —grito por el intercomunicador, mientras pateo la puerta y escucho los forcejeos desde adentro.
El tiempo se agota.
La paciencia también.
Disparo a la cerradura y entro con las manos en alto.
Lo primero que veo es a mi compañero apuntándole a Mateo.
—¿¡Qué mierda te ocurre!?
—¡Tú más que nadie deberías entenderme, Alexis! —su voz es un temblor de rabia—. ¡Este tipo es de lo peor!
—Eres un oficial de policía. ¿Por qué matar a un civil?
Su mirada se endurece.
—¿Te acuerdas del caso de mi hermana? —su voz se quiebra por un instante—. Suplicamos ayuda, pero nunca dieron con el tipo que la violó.
Trago saliva.
Temí por la respuesta.
—¿Y qué?
—Es él.
Las palabras caen pesadas sobre mis hombros.
Bajo las manos con lentitud, comprendiendo lo que eso significa.
Mi compañero quita el seguro de su arma, listo para disparar.
—¿Qué tan seguro estás? Melany fue drogada. Dijo que no lo recordaba...
—Por la maldita polémica subieron un video —escupe las palabras con desprecio—. Se ve a mi hermana fuera de sí... siendo llevada por este infeliz.
—No recuerdo esa noche... —balbucea Mateo, temblando.
—¡Está el puto video! —grita—. ¡Jugaban a ponerle pastillas a las bebidas! ¡Luego se ve cómo te la llevas!
Los veo discutir: uno desahogando su dolor, el otro buscando excusas para salvar su vida.
Alzo la mano para acabar con todo esto.
El disparo es suave, amortiguado por el silenciador.
El cuerpo se desploma al instante generando un charco de sangre.
—A-Alexis...
No respondo.
Camino hacia el gran ventanal de la habitación y lo rompo con el dorso de mi arma.
—Los refuerzos no llegaron a tiempo —mi voz es firme, calculada—. El asesino entró por la ventana y encerró a la víctima. Nosotros hicimos lo que pudimos. Te dispararon en la pierna, inmovilizándote en la sala. Yo rompí la cerradura, pero cuando entré, ya era demasiado tarde. El asesino había escapado.
Mi compañero cae de rodillas, con el alma rota, pero en paz. Llora por su difunta hermana y por la justicia que nunca llegó.
Yo, en cambio, me preparo. Apunto con precisión a su pierna, a una zona segura. El siguiente disparo sellará la única versión verdadera.
~.~FIN~.~
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Editado: 20.09.2025