El hombre seguía inconsciente, su respiración pesada tras haber colapsado en medio de la confusión.
Alexis observaba la escena con cautela, buscando la mejor manera de descubrir quién era realmente este hombre.
La sangre en su ropa y su falta de memoria levantaban demasiadas preguntas, pero en lugar de apresurarse, optó por un enfoque más meticuloso.
—Revisemos su cartera —dijo Alexis finalmente.
Uno de los oficiales trajo la billetera, cuidadosamente sellada en una bolsa de evidencia. Alexis la abrió con guantes, examinando su contenido. Tarjetas bancarias, algunos billetes, y lo más importante, su carnet de identidad.
—Carlos Méndez —leyó en voz alta.
Con su nombre completo y su número de identificación, Alexis se dirigió al sistema central de la comisaría. Ingresó los datos y esperó.
La pantalla arrojó los resultados.
—Es un ciudadano ejemplar —comentó Alexis, revisando los detalles en su expediente.
No había registros de arrestos, denuncias ni comportamiento violento. De hecho, Carlos nunca se había metido en problemas. Era como si fuera el tipo de persona que pasa desapercibida.
Sin embargo, algo no cuadraba. ¿Cómo un hombre sin antecedentes, aparentemente tranquilo, acababa cubierto de sangre, confesando un asesinato que no recordaba?
Alexis decidió seguir indagando. Revisó a fondo el expediente de Carlos, buscando cualquier detalle que pudiera dar una pista. Después de varios minutos de búsqueda minuciosa, encontró algo que lo hizo detenerse.
—¿Qué mierda es esto? —se acercó a la pantalla, sin creer lo que veía—. Asiste a un psiquiatra.
El nombre del Dr. Marcelo estaba registrado como su médico tratante. Era un detalle que hasta ese momento no habían considerado, pero podía ser clave para entender qué estaba ocurriendo con Carlos.
—Esto puede ser importante —comentó Alexis al oficial Luciano—. Habrá que hablar con este loquero para saber si Carlos estaba tomando algún tipo de medicación o si sufre de algún trastorno mental.
El cansancio de la noche se hacía sentir, pero no había más que hacer por el momento. Era tarde, y contactar al psiquiatra a esas horas sería imposible.
—Lo veremos mañana —concluyó Alexis, mientras cerraba el expediente y dejaba todo preparado para la siguiente fase de la investigación.
La noche había dejado más preguntas que respuestas, pero ya había una pista que seguir.
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Editado: 20.09.2025