—¿Bipolaridad? —cuestionó, aunque su tono cínico sugería que no le convencía esa simple explicación.
—Es un trastorno mental que provoca una alteración de los mecanismos bioquímicos que regulan las emociones y el humor —explicó el doctor, entrando en detalles con una voz calmada pero precisa—. Los pacientes experimentan cambios bruscos en su estado de ánimo, y en el caso de Carlos...
Alexis lo interrumpió.
—Sí, ya sé lo que significa, pero... —una idea comenzó a tomar forma en su mente—. ¿Es posible que se vuelva agresivo al punto de matar a alguien y luego no recordarlo?
El psiquiatra lo pensó por un momento, reflexionando sobre el caso.
—El trastorno bipolar no está vinculado al trastorno de identidad disociativo, que es donde aparecen múltiples identidades provocando que el paciente haga cosas que normalmente no haría. Por lo que me cuentan, Carlos podría haber estado experimentando una disociación de la realidad.
Luciano frunció el ceño, asimilando la información.
—¿Disociación de la realidad? —preguntó en voz baja, más para sí mismo que para el doctor.
—Es posible que, bajo una estimulación intensa, haya perdido el contacto con la realidad, experimentando alucinaciones o delirios que lo llevaron a actuar de manera violenta, sin ser consciente de sus propios actos —respondió Marcelo, entrelazando los dedos—. En situaciones así, la mente puede bloquear ciertos recuerdos como un mecanismo de defensa.
Alexis se recostó en su silla, su ceño fruncido mientras absorbía las palabras del psiquiatra. El camino hacia la verdad no se estaba aclarando. Al contrario, parecía estar enredándose más.
—Entonces, ¿qué nos está diciendo? —preguntó, con una mezcla de irritación y frustración—. ¿Carlos es un loco que no controla lo que hace?
Marcelo lo miró con seriedad, casi ofendido por referirse así a su paciente.
—Lo que les estoy diciendo es que Carlos necesita ser evaluado más profundamente. No puedo asegurarles que sea responsable de lo que hizo, al menos no en el sentido consciente de la palabra.
El silencio llenó la habitación. Alexis cerró los ojos por un momento, intentando controlar su irritación.
Luciano, fiel a su estilo más suave, intervino.
—Gracias por su tiempo, doctor —Se levantó lentamente, esperando a que Alexis hiciera lo mismo.
Alexis se puso de pie, lanzando una última mirada al doctor antes de salir del despacho. Había muchas piezas en este rompecabezas, pero aún no encajaban del todo.
Ambos salieron del edificio en silencio, con la brisa fresca de la mañana acariciándolos mientras se dirigían hacia el coche.
—¿Qué piensas? —preguntó Luciano, rompiendo finalmente el silencio.
—Pienso que esto es un maldito lío —contestó Alexis, encendiendo un cigarrillo—. Y me temo que cuanto más hurguemos, más complicado se va a poner y menos podre tomarme mis vacaciones.
Luciano se rió. Sabía que su compañero tenía razón. Pero ahora no tenían otra opción más que seguir desenterrando la verdad, por más oscura que esta fuera.
~.~.~.~
Ir a 7.
#430 en Detective
#80 en Novela policíaca
accion drama asesinatos policias romance, juegos mortales y supervivencia extrema
Editado: 20.09.2025