Caso 63

Vuelo recuperado

El poder para crear un futuro mejor está contenido en el momento presente: Creas un buen futuro creando un buen presente.
—Eckhart Tolle

 

 

 

 

—Para el registro, visita nocturna a la casa de Vicente. —Finjo hablar a la grabadora mientras sigo a Vicente en su casa, después de irme del departamento de Gaspar no sabía a donde ir.

—De buen humor, una Beatriz que sonríe, me gusta eso...—Llegamos hasta una habitación frente a una fotografía que abarcaba casi toda la pared. —Bueno aquí hay toallas, ropa de cama y si necesitas algo...

—¿Quién tomo esa fotografía?

—¿Te gusta? La hizo mi mujer, atardecer en roma, la tomo y luego la amplio del tamaño que casi abarca toda la pared, cuando despierto creo que es la vista desde mi ventana.

—¿Enserio no hay problema que me quede aquí? —Entro a la habitación.

—No, no, si te preocupa María, ella se va a quedar en la casa de una amiga esta noche, ayer termino el colegio así que está oficialmente de vacaciones, estamos planeando donde ir.

—¿Ya han pensado en algún destino?

—Tenemos un par de ideas. —Pedro se recarga del marco de la puerta con los brazos cruzados, me le quedo observando un momento antes de desviar mi mirada.

—Muy bien, y gracias Vicente, no sabía dónde ir.

—Considera que esta es tu casa. —Le sonrió y vuelvo a mirar la foto detrás de él.

—Esa gran foto me recuerda a algo...

—Fue su última fotografía, a veces me quedo mirando esa imagen, un trozo de luz y tiempo congelado, discutimos mucho en ese viaje tratamos de vernos todos los lugares tradicionales pero la fuente, las calles todo estaba lleno de gente, Venecia igual, turistas miles por todos lados agolpados.

—En 8 años más, a lo menos por algunos meses todos esos lugares van a estar vacíos con delfines en Venecia y el agua de nuevo limpia.

—Es lo primero que escucho del futuro que me gusta... —Vicente me sonríe de vuelta y parece algo nervioso sin saber qué hacer, finalmente habla después de unos segundos. —Bueno te dejo, si necesitas algo, cualquier cosa tú, tú me dices...

Sale de la habitación cerrando detrás de él, comienzo a sacar algunas de mis cosas para tomar un baño, la habitación es bastante espaciosa así que antes de entrar al baño me siento un momento en la cama para ver atreves de la ventana los edificios de enfrente.

No sabía que estaba haciendo, quería ser feliz, quería que esto terminara y no tener que pensar en viajes en el tiempo o el fin del mundo, suspiro cansada mientras me levanto para dirigirme al baño.

No sabía cuánto tiempo había pasado cuando salí del baño, pero mientras secaba mi cabello comencé a escuchar como si alguien apretara teclas del piano al azar, después de un momento se comenzó a escuchar una melodía, atraída por el sonido salgo tratando de no hacer ruido.

Camino por el pasillo hasta que veo a Vicente sentado frente al piano de la sala de estar, me quedo un momento parada viéndolo tocar cautivada por la canción que había escuchado antes, la canción que Pedro me había hecho memorizar para traer de vuelta mis recuerdos.

Me acerco un poco más hasta que Vicente se da cuenta de mi presencia, deja de tocar y me mira mientras camino hasta él.

—Hola, te gustaría que prepare...

No lo dejo terminar porque tomo su cara con ambas manos y lo beso, pude sentir como su mandíbula se tensó en mis manos, pero poco a poco se relajó. Sin soltarlo lo miro a los ojos.

—¿Qué ves?

—Veo que una mujer extraña y hermosa me besa, veo que... —Lo vuelvo a besar esta vez durante más tiempo, Vicente se para agarrando mi cuello y cara con una mano, me sobresalto y bajo mis manos a su pecho sin dejar de mirarlo.

—¿Qué ves? —Vuelvo a preguntar no muy segura de lo que quiero escuchar.

—Tristeza. —Sus ojos brillaban, con su otra mano recorrió mi costado desde mi cadera hasta la cintura. —Confianza, cercanía, intimidad...

—Me puedes abrazar... abrazar fuerte. —Vicente me jala a su pecho y entierro mi cara en su pecho mientras rodeo su cintura, no sé cuánto tiempo estuvimos así hasta que me separo, Vicente vuelve a besarse esta vez más duro y apasionado, como si no quisiera soltarme por miedo a que desaparecía frente a él. Vicente sigue acariciándome mientras entierro mis manos en su cabello jalándolo más hacia mí.

—Hace tanto tiempo que no hago esto...—Susurro.

—¿Quieres que me detenga? —Vicente me mira dudoso.

Niego con la cabeza y esa es toda la señal que necesita, se agacha un poco para jalar mis piernas y enredarlas en su cintura mientras se dirige a la habitación.

Escucho ruido en la cocina mientras abro los ojos por la luz del sol que ilumina toda la habitación y me da directo en la cara, unos minutos más tarde Vicente entra a la habitación solo con sus pantalones de pijama y una bandeja con dos tazas de café




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