Caso 63: Enigma

Nuevo Cicada

 

—Para el registro, diga su nombre, su nacionalidad y su profesión.

Miro a las dos personas frente a mí, llevaba un rato sentada en este lugar y ya estaba considerando que fue mala idea hacer ese reto.

—Me llamo Isabel Fresan, soy mexicana y me dedico al diseño y modelamiento en 3D para videojuegos y proyectos. Diseño digital, Freelance básicamente, mundos virtuales, ya sabes, Unity y unreal y blender para modelado.

—¿Le molestaría que le haga una serie de preguntas? —Me dice el hombre, la mujer permanecía callada limitándose a mirarme.

—No.

—Bien, ¿ha soñado con este momento?

—¿Perdón? ¿Qué? —Lo miro confundida, de todas las preguntas que podría imaginar, esa era la última.

—¿Qué si has soñado con este momento?

—¿Con ganar un desafió?, ¿con recibir un premio?

—No, no, me refiero a soñarlo literalmente.

—No

—¿Recuerda sus sueños?

—No, ¿Qué tiene que ver eso?

—Son solo preguntas de rutina. —Que preguntas tan raras para recoger un premio.

—Bueno, pues... tengo sueños recurrentes como todo el mundo. —Me recargo en la mesa y miro de uno a otro —¿Quiénes son ustedes eh? ¿Quién diseño las pruebas? Son una compañía de software, ¿verdad?

—No.

—¿Son softbite? No, ¿Textum?

—No.

—¿Macol? ¿Van a hacer un videojuego? ¿Están reclutando? ¿se van a instalar aquí en México?

Sonaba mas entusiasta de lo que pretendía, pero si esto era por un videojuego, sería una oportunidad increíble participar en el.

—A ver, ¿quiere un café? —El hombre intenta ser amable pero su semblante serio me hace dudarlo.

—Si, por favor.

—Mire, antes de cualquier cosa debo hacer esta entrevista con preguntas de seguridad, son solo preguntas de rutina. —Me dice mientras toma una taza y me sirve café de la mesa que tengo a un lado, aunque todo en el cuarto parecía normal, había algo que se sentía raro.

—Gracias. —Tomo el café y le doy un sorbo resistiendo las ganas de regresarlo, que café más asqueroso.

—Isabel dígame, ¿porque esta acá?

¿Enserio?

Ellos deberían saberlo, me trajeron aquí.

Suspiro cansada y respondo.

—Porque llegue al último tramo del juego, llegue hasta el final y llame al número que salía en el código qr, me dieron una hora y una dirección ¿no? Vine a buscar mi premio y me trajeron a esta sala en el piso veintisiete, estuve esperando ya media hora mirando por todos los ventanales hasta que llegaron ustedes. —Me recargo en mi silla cruzando los brazos. —Por favor no me digan que no hay ningún premio o que es algo así como de tiempo compartido o algunas de esas mierdas que venden en los cruceros.

—No, no, su premio esta acá, es suyo. —Pone sobre la mesa dos cajas y varios papeles.

—Guau, bueno gracias, ¿necesita que lo suba a alguna red social? eh ya sabe etiquetándolos a ustedes y todo el rollo, sinceramente no soy muy fan de exponer mi vida, pero...

—No, no se preocupe no queremos eso.

—¿No?

—No, ¿podemos seguir con las preguntas?

—Está bien.

—¿Bien, siente que la realidad tiene un problema?

—Uy por supuesto, miles. El primero que a mis 30 años tenga que concursar y resolver unos acertijos criptográficos para ganar un visor y poder trabajar porque me robaron el mío hace cuatro meses, sigo el sistema de salud que no me apoya para comprar mis fármacos que necesito...

El hombre me interrumpe.

—No, me refiero a un problema personal, social o político. Me refiero a un problema en su estructura lógica, en la lógica del universo.

—A, ¿no? —No entendía que tenia todo esto con el estúpido acertijo.

—¿Siente que reconoce gente en la calle que jamás ha visto?

—¿Qué es esto? ¿Por qué ella no habla? —Señalo con la cabeza a la mujer que había permanecido callada en todo momento y solo me miraba de manera extraña.

—Dígame, ¿siente que reconoce gente en la calle y que jamás ha visto?

—No, ¿es todo?

—No, por favor cuéntenos como llego a descifrar el juego, desde el comienzo.

—A ok, vale. Un amigo me aviso que en un par de redes y foros estaban repitiendo un reto criptográfico, el me lo mando y lo resolví, era muy simple. Me llego un código qr donde hablaba del nuevo cicada 3301 que si continuaba y llegaba al final me ganaría una laptop, más un visor y cinco mil dólares, acepte y me llego el siguiente desafió, era un video de un gato pixelado en el desierto. ¿Son una empresa de seguridad informática?

—No, ¿cómo resolvió el primer enigma?

—Pues, siempre estuve interesada en todo lo que me pueda desafiar y nunca me doy por vencida. Y como le dije antes el primer enigma fue el video de un gato pixelado, probe esteganografía, pero no, era más conceptual, me recordó al primer intento de reconocimiento de imágenes en el laboratorio de una inteligencia artificial, gatos del x lab de Google. Entonces use un programa de reconocimiento de imágenes de ellos y saque los pixeles que mostraban los números primos y el gato libera su secreto, un código y un nombre clave, Trithemius 1518. Eso fue más complicado, pero pues estaba todo ahí solo había que mirar.

—¿Mirar? —La mujer mira al hombre por primera vez desde que estamos aquí, su movimiento me da escalofríos, parecía los movimientos de un robot.

— Trithemius 1518, el monje y matemático Johannes Trithemius público en 1518 un libro de códigos, el código remitía al libro tercero donde se muestra 132 alfabetos de los cuales hay que quitarle la segunda letra de cada palabra para escribir un mensaje clave. Entonces pude resolver el enigma y luego ya fue criptografía básica, videojuegos y claves de las películas, Dark city, días extraños. ¿Quién hizo el diseño eh? Cuantos más resolvieron el misterio

—Muy pocos.

—686 ese el número final ¿no es así?

—Es así, 687... —Apuntan más cosas en una libreta antes de volver a mirarme. —Bien el laptop y el visor ya son suyos, debo decir que estamos sorprendido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.