Caso Abierto I

Malena...

Malena luchó por recobrar la serenidad bajo la helada mirada de esos ojos fríos y negros que la contemplaban, pero le fue imposible. En su mandíbula no se apreciaba ni el mejor asomo de gentileza, sino una cara marcada por una maligna cicatriz que recorría una de sus mejillas, y tuvo que bajar la mirada a su boca incapaz de seguir mirándolo a los ojos ni un minuto más.

El hombre miró a Carmen que se había dado cuenta del cruce de miradas desde detrás de la barra porque allí dentro se veían las cosas de otra manera, pagó su consumición y se dispuso a encaminarse hacia el lugar de donde había venido. Al pasar junto a Malena le rozó el cuerpo con el suyo y le dedicó una última mirada larga y apreciativa, recorriendo todo su cuerpo, primero hacía abajo y luego hacía arriba. Malena apartó la vista para dar un sorbo a su copa y cuando sus ojos volvieron a encontrarse le parecieron que eran aún más oscuros y la miraban con llamas ardientes. Casi podía oír el sonido de su corazón vibrando en su pecho, entonces él se volvió para marcharse y la calidez que había sentido por un momento en sus ojos desapareció tan repentinamente que se preguntó si lo habría imaginado.

Carmen, volvió a llenar la copa de Malena.

— Doble, por favor — le pidió esta con voz temblorosa.

— Deberías tener la sensatez de no mirar a ningún hombre que ha bebido más de la cuenta.




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