El señor Mondragón salió de la sala de conferencias con una mirada triunfadora y una actitud exitosa mientras se despedía de sus inversionistas luego de cerrar un gran negocio.
Dió dos pasos hacia atrás al verse solo ante su asistente y de inmediato su alegría se tornó amarga.
–Señorita Doffourt, acompañeme a la oficina -dijo el malhumorado jefe, y ella enseguida tomó su agenda de apuntes y caminó detrás de él.
Valeria Doffourt se sentía terrible ese día, lo que menos le preocupaba era la molestia que el jefe sentía hacia ella por no haber podido hacer la presentación como era su costumbre.
Estaba desecha, su madre por primera vez le había dado una bofetada tras unas palabras hiriente que lastimaron profundamente el sensible corazón de la chica.
–Digame señor Mondragón, ya tomo sus apuntes…
La chica se ponía en orden para agendar la petición de su jeje cuando este se le aproximó dejándola sin hablar.
–¡¿Qué diablo pasa con usted?! - le interrumpió haciéndola estremecer- ¡Se ha comportado como una novata ineficiente, si no conociera sus capacidades hoy la estuviera despidiendo de aquí! - gritó terriblemente el jefe y ella quebró aún más sus sentimientos - ¡Demonio, ¿Va usted a llorar?! ¡No entiendo a las mujeres! ¡Creen que sus lágrimas son un arma poderosa…! - se volteó a caminar hacia su sillón- ¡Conmigo no!
–Perdón… señor Mondragón… - dijo la sufrida muchacha sin poder evitarlo y se acercó al escritorio.
–¡No sé que le pasa, me ha decepcionado usted, esperaba más de su trabajo...no sé ni qué pensar, la quiero lejos de mí.
–No me deje sin empleo - rogó - por favor…hoy más que nunca lo necesito, tengo…tengo…yooo tengo nuevas responsabilidades - bajó el rostro llena de temores y vergüenza - No puedo flaquear ahora…necesito ésto, créame…para mí es importante.
–¡Casi me haces caer un multimillonario proyecto, ¿crees que eso tiene excusa?! ¡No sé cómo sigue usted aún frente a mí y menos con sus lágrimas idiotas que no me sirven para nada….
–¡Estoy embarazada…eso me pasa! - gritó sintiéndose muy mal y el hombre se quedó paralizado ante ella quien estaba sumergida en un profundo nerviosismo- ¡Mi madre no entiende…yo no puedo casarme con mi ex novio, no es justo para él, ni para mí…no puedo mentirle, ni mentirme a mi misma! - trataba ella de explicarse al vacío porque el tosco hombre la miraba fríamente como si la chica había perdido la cordura.
--¡Qué dice! ¡Maldita sea! ¡¿Embarazada?! - el hombre pasó sus manos por la cabeza sintiéndose alarmado - ¡¿Ha perdido usted la razón?! ¡¿Usted no puede estar embarazada?!
--Pasó señor Mondragón, ayer me dieron los resultados...estoy muy mal con ésto....yoooo....no logro concentrarme...y tengo miedo, estoy....
El hombre se repuso de su sorpresa y levantándose de su sillón, le espetó.
–¡Eso no es mi problema, señorita Doffourt, aquí se viene a trabajar, sus problemas déjelos por fuera de esta oficina…!
La chica sintió un amargo en su sabor y una profunda molestia en su lastimado corazón, lo miró con rabia y no le importó las consecuencias.
–¡Es fácil decirlo cuando no es usted quien lleva a este bebé en su barriga! ¡No es a usted a quien su madre ha lastimado de la manera más humillante como lo hizo conmigo, ella jamás me había tratado de esa forma!
__¡Eso no es mi problema , ya se lo dije...
__¡Es suyo señor Mondragón, suyo! No es de mi ex novio…este hijo es suyo!
–¡¿De qué diablos hablas?! - gritó furioso y ofendido el jefe- ¡No vuelva usted a repetir eso, nunca más....
–De esa noche que usted y yo hemos olvidado, en donde yo tomé… exageré con el licor por lo que me hizo mi ex novio y a usted le pareció convenirle…
–¡Cállese…no pretendas colgarme culpas que no tengo... y menos un hijo, yo soy cuidadoso y jamás dejo embarazada a ninguna mujer! - respiró profundo Ghabriell Mondragón- ¡¿Sabes por qué señorita Doffourt?! - ella lo miró a los ojos sosteniendo su impotencia y su dolor - ¡Porque soy un hombre que solo tendré hijos dentro de un matrimonio, y pronto voy a casarme con la mujer que quiero en mi vida y esa ni soñando es usted. Marina, ella será mi esposa, la única señora y madre de mis futuros hijos…- la tomó del frágil brazo - ¡No se atreva a pronunciar en su vida nunca más lo que acaba de decir…! ¡Nunca, ¿Me entendió?!
La chica lloró a morir bajando el rostro con brutal desconsuelo, él se mantuvo erguido como si realmente no le importara, pero ella se reanimó en breves segundo y volvió a mirarlo.
–Lo entendí... señor Mondragón - dijo ella secando con rabia sus lágrimas - Jamás volveré... a mencionar esta verdad aunque, le avergüence… y le moleste se puede comprobar…nunca diré nada señor Mondragón, así como hice aquella noche... en que pasó lo que no debió, así haré, usted será el jefe y yo su asistente, solo le pido que - secó sus lágrimas - no me corra de mi trabajo, bien sabe que más que nunca lo necesito...y embarazada no podré obtener otro empleo que me permita sostenerme económicamente.
El hombre se quedó en un silencio profundo y Valeria Doffourt salió tras haber liberado la tormenta que llevaba en el alma.
Tomó sus cosas de su propia oficina y salió casi corriendo como si no tenía un rumbo fijo.