Oscar un joven rubio arena brillante, disfrutaba pasar tiempo contemplando el cielo, las nubes, las aves.
Su corazón no podía contener la emoción de lo desconocido de los humanos.
Aprendía muchas cosas como humano.
La Constelación lo dejo venir para su investigación, se quedaría un siglo o más, como fuera su investigación.
En uno de sus paseos nocturnos, lo encontró, un hombre de ojos cafés y cabellos negros, sus pechos se unieron con una cuerda dorada.
Fue el humano quien se acercó, quien dio el primer paso hasta Oscar.
Fueron a comer, cada vez que lo miraba su rostro se calentaba y su corazón no paraba de latir, se llamaba Olsen.
Cuando fue llevado a casa por Olsen, este se sonrojo por el abrazo que le dio, recordando las películas que veía de humanos uniendo sus labios.
Lo hizo, unió sus labios, al separarse entro a la casa, derrumbándose en la puerta.
Oscar hablo con un susurrador, que eran entidades invisibles que enviaban mensajes o advertencias, pero ellos solo le dijeron que no hable con nadie hasta que venga un Sacerdote.
Oscar se calló hasta que un Sacerdote apareció.
-Encontraste a un Compañero Gamma...
La Constelación lo convoco esa noche, pero entonces lo entendió.
El debía escoger, quedarse en la Tierra o volver...
Olsen lo fue a ver al día siguiente, pero cuando se tocaron, sintió como su poder disminuía, mareándose.
Perdía su poder, perdía su unión con lo que él conocía, perdía su conexión con la Constelación y sus hermanos... asustándolo.
…
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