Pasaron tres años desde aquel día donde Adriana cenó con los Padres de Harold.
Fernando no terminó su carrera como administrador de empresas, decidió seguir su sueño de ser beisbolista profesional y así lo hizo, Laura tampoco terminó la carrera, ya que estaba tan loca por Fernando, que lo siguió para ser su esclava... Sí, su esclava, solo se quedaba en casa a mandar a la servidumbre, se dedica a gastar la fortuna de Fernando de poco a poco. Son felices a su manera, los dos dependen del otro para vivir, como cuando un animal depende de alguien para que le dé comida... Como un pajarillo encarcelado que espera a que su amo llegué a casa para poder ser feliz... Así, es la vida de Laura, la cual considera algo que tantos anhelamos. "La felicidad".
Adriana terminó dos carreras a la vez, la licenciatura en publicidad y en hotelería, claro, las dos con honores. Mientras que Harold acabó su carrera también en publicidad.
Su relación fue distinta, eran como dos mariposas que volaban de un lugar a otro, sin atarse ninguno de los dos al otro. Adriana, se sentía como cuando un ave es liberada de su cárcel de Cristal, sentía como cuando el sol toca tu piel de una forma tan cálida, que no lastima; como cuando el suéter te arropa cuando el frío es intenso, como cuando un paraguas te protege de no ser mojado por la densa lluvia... Hasta que...