Castillo De Naipes

Su muletilla favorita

 

Señora, quiero decirle que nunca fue mi intención entrar en esta historia. La admiro profundamente, porque usted conoce a ese hombre y lo acepta como es o está totalmente engañada. Aunque a veces me detengo a pensar, ¿cómo se puede estar engañada en una situación como la de ustedes dos?

En múltiples conversaciones que ustedes tienen por teléfono, he estado ahí escuchándolo decir que la ama. ¡Te amo, mi vida! ¡te amo! y he escuchado estas palabras hasta más de cinco veces en una llamada telefónica. Palabras que dice a mi parecer, con la intención de alguien que quiere engatusar a otra persona. Pero más que engatusarla, quiere usar el poder de ciertos mensajes a su favor. O tal vez lo dice porque pretende reforzar dentro de él sentimientos que no está seguro de sentir... o quizás las recita porque la ama con todo su corazón.

Ese hombre que dice amarla, me dijo que nunca ha sentido amar a unas personas distintas de su madre y los hijos que tiene, producto de su primer matrimonio. El problema, señora, no es amar o no amar. El problema, señora, es mentir, engañar. ¿Con qué fin le dice siempre que la ama? ¿Con el fin de retenerla? ¿Con el fin de enamorarla? ¿Para que usted se sienta amada? Eso solo usted lo puede saber, pero a mí me encanta hacer conjeturas.

Disculpe, me estoy adelantando en la historia. Voy a contarle los detalles de la cara de la moneda que he visto.




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