Castillo De Naipes

Un poco como él

Me di cuenta de que soy un poco como él. Yo tampoco estoy preparada para los compromisos. Él parece que se compromete, pero no… él solo da una parte. Yo al compromiso le tengo miedo, la rutina, igual que a él, me corroe la vida. Me encantan los enamoramientos… las mariposas en el estómago se sienten mejor que cualquier sustancia psicoactiva, pero después de que el enamoramiento pasa, me siento perdida y quisiera buscar algo más.

Somos unos enamorados del amor. Eso fue lo que nos atrajo. Los dos solo queremos las cosas bonitas del amor, y cuando la realidad nos llega, no es fácil que la aceptemos.

Él, con unos tragos encima, muchas veces dijo que siempre había querido estar con una mujer extremadamente bonita, simplemente para saber qué se sentía, no solo sexualmente, sino emocionalmente también. Puede sonar superficial, pero yo pienso lo mismo. Quisiera estar con un hombre extremadamente guapo solo para tener un trofeo que presumir frente a otras.

Los dos a veces somos un poco desconsiderados con los sentimientos de otros, crudos para decir las cosas, anteponemos nuestro bienestar y nuestro beneficio al de terceros. Por eso es por lo que he pensado tanto en aceptar su propuesta. No puedo ver mi ganancia con claridad.

Tal vez no me veo casada, con tres hijos a bordo en una casa con perro, pero al menos espero que me puedan presentar a la sociedad. No quiero jugar a las escondidas, eso me da mucha pereza. Ya jugué al escondite cuando era niña.

Después de todo, tenía razón. Hay muchos puntos en los que nos encontramos, y tal vez por eso me ofreció el “honor” de ser su amante.

 




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