Tengo buenas amigas y confidentes. En esa época, yo les contaba a ellas toda la historia, y me decían: “¡No te metas ahí!”. Yo lo sabía, pero de todas formas, ellas me reforzaban la idea. Me decían: “¡Qué complicado!” y pensábamos muchas cosas. Renuncio y me voy, pero conseguir trabajo en esta ciudad no es tan sencillo.
Este trabajo es bien remunerado, ejerciendo mi profesión. Si renuncio y me voy sin tener un empleo nuevo en la mira, no sería una buena idea. Conseguir un trabajo bien remunerado y en mi profesión es muy complicado; de hecho, conseguir cualquier trabajo en esta ciudad es muy complicado. ¿Cómo me alejo de él? Si cuando intenté alejarme, él se dio cuenta, me confrontó, aprovechó para decirme que me extrañaba y confundirme más. Pensaba en una y mil formas de salir de esa situación.
Lo único que quedó fue tratar de alejarme emocionalmente, es decir, conocer otras personas, ampliar mi círculo de amigos para tener con quien salir, tratar de tener la cabeza ocupada en otra cosa, algo que me permitiera oxigenar mi cerebro después de esa semana de verlo y de ver todo el mundo que gira alrededor de él. Algo como pasar la página de esa historia.
Pero cuando volvía al trabajo, llegaba de nuevo toda esa situación de mis sentimientos frente a él, de su comportamiento, de todos los chismes de la empresa… volvía a todo ese mundo del que intentaba huir.
Tuve que sobrellevar esa situación con la mejor actitud que pude.