Después de "la noche" y de notar el malestar de su esposo por no aceptar su propuesta de ser su amante, intenté cambiar un poco la dinámica de nuestra relación. Así que comencé a persuadir a mi compañera de área para que saliéramos solo las dos, sin ellos. A ella le pareció un buen plan; serían noches de chicas y para evitar encontrarnos con personas de la oficina, cambiaríamos los lugares y no iríamos a los sitios que habitualmente íbamos.
Un viernes de los tantos que salimos solo las dos, ella y yo fuimos a tomar a un bar. No sin antes pasar por un local de comidas rápidas por unas hamburguesas. En el bar, todo estuvo muy bien; tomamos y charlamos. Sin embargo, para nuestra sorpresa, había dos personas de la empresa en el mismo lugar. Nos dimos cuenta de su presencia cuando se acercaron a la mesa para saludarnos; eran del área de Contabilidad.
El lunes, después del almuerzo, su esposo nos reclamó por no haberlo invitado al bar. Lo hizo a manera de broma, y de la misma forma, mi compañera le contestó diciéndole que él debía pedir autorización para salir y habíamos querido ahorrarle el trámite. Él aseguró que no necesitaba permiso de nadie, y nosotras cambiamos el tema.
Aunque intentó mostrarse gracioso, hubo en sus comentarios una especie de molestia. Ella me expresó que más allá de su comentario, fue su actitud la que la hizo sentir incómoda. No entendía él por qué se tenía que molestar porque no lo invitáramos a salir con nosotras. Me dijo que él a veces tenía actitudes muy extrañas y comentó lo hábiles que eran los compañeros del área de Contabilidad para compartir información. Muy seguramente fueron ellos los que le comentaron que nos habían visto en el bar. Ese día me sentí tan cansada de esa situación, tan aburrida de estar en ese lugar.
La tarde transcurrió con normalidad y justo unos 30 minutos antes de que se terminara la jornada laboral, ella me dijo que me invitaba a tomar un café. Cuando llegamos a la cafetería me explicó que me había invitado porque necesitaba contarme algo de lo que hace una semana atrás se había enterado, pero que no me lo había comentado el viernes en el bar porque pensó que solo era un chisme sin importancia. Un hombre de la empresa me contó que él (su esposo) le dijo está interesado en ti y que tú le correspondes, me dijo. Yo le dije que él me gustaba, pero que no teníamos, ni tendríamos nada porque yo sabía que él estaba casado.
Ella me dijo que me consideraba su amiga y por eso quería decirme que un hombre como él solo buscaba sexo, que ni por un minuto le fuera a seguir el juego. Me dijo él intento hacer lo mismo que quiere hacer contigo, conmigo hace unos meses, antes de que se acercara a ti y se hicieran amigos. Yo no acepté, me dijo ella, primero porque no me gusta, segundo porque es un hombre casado y tercero porque conozco a los tipos como él. Una mujer como tú no está para meterse ni en un desliz con un hombre como él. Te aprecio y no me gustaría que salieras lastimada de esta situación. Los sentimientos pueden ser traicioneros.
Siempre traté de sobrellevar toda esta situación con la mejor actitud. El tiempo que pasó después de la noche que nos sinceramos siempre tomé con madurez esto. Pero ese día, la buena actitud con la que llevaba un poco más de un año sobrellevando todo se comenzaba a terminar.