Casualidad O Causalidad

CAPITULO 12: PROHIBIDO ENAMORARSE, PERO INEVITABLE A LA VEZ

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Cuando nos lastiman, queremos cerrar nuestro corazón y gritar al mundo ¡No me vuelvo a enamorar! Pero eso no es cierto, porque a pesar de demostrar fortaleza ante el dolor del amor no correspondido, sentimos la necesidad de ser amados por alguien que, con sus cualidades y encantos logra conquistarnos nuevamente, haciéndonos olvidar todo aquello que alguna vez nos hizo llorar. El amor es el sentimiento más fuerte ¡Siéntelo, vívelo, llóralo, gózalo! Esta vida es una y, aun así, hay personas capaces de entregarlas cuando aman de verdad.

 

“Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo”

William Shakespeare.

 

Habían pasado unos cuantos días. Todo iba excelente en la universidad y tener a Ryan cerca nuevamente, me hacía sentir mucho más completa. Habíamos vuelto a ser aquellos niños pequeños que solo pensaban en jugar, reír y soñar, pero ahora teníamos una diferencia y era que, estábamos en capacidad de hacer nuestros sueños realidad.

Al salir de las clases, íbamos a su casa o a la mía y estudiábamos. Eran perfectos todos los momentos que estaba a su lado, incluso cuando discrepábamos en algunas opiniones, porque claro, aunque éramos muy parecidos también teníamos nuestras diferencias.

Por otro lado, me hacía tanta falta no tener a Bella de cerca y poder trotar en las noches a su lado y finalizar en la paletería; aunque, ese se había vuelto en el plan favorito de Ryan y mío. Ferchito, era feliz de vernos.

Cierto día mi madre me dijo: -En nuestro camino siempre hay una puerta abierta, aunque creamos que, todas se han cerrado y si no encontramos salida, optemos por hallar la ventana-. Su consejo era para animarme cuando me veía decaída por extrañar a Bella y a Ti; por lo que, se encargaba de recordarme que regresó ese rayito de luz llamado Ryan.

 

- ¿Qué harás hoy mi pequeña, Sarita?

-No lo sé mamá, pero me está llamando Ryan. -Dije, mientras ella salía de la habitación. – Buen día príncipe.

- ¡Buen día alteza! ¿Le gustaría ir a un paseo real con este príncipe?

–Por supuesto que sí. Sera un paseo real. -Reí. –Llamaré a Ferchito para decirle que ésta noche no iremos a trotar.

 

Ryan y yo nos tratábamos como dos chicos de la realeza. Desde pequeños siempre nos gustó mucho la mitología griega y admirábamos mucho a los reyes que sabían compartir con sus sirvientes sin ninguna discriminación.

 

-Bueno madre, iré con Ryan.

- ¿A dónde?

-No lo sé, esperaré que me sorprenda. Sabes que eso es algo que, lo ha caracterizado desde muy pequeño.

-Sí. Como olvidarlo. Casi siempre llegaba con una flor distinta aquí a la casa “para adornar tu jardín”

- ¡Ja, ja, ja! Esas eran sus palabras exactas. –Suspiré.

- ¿A qué se debe ese suspiro?

-Cuando conocí a Daniel pensé que, había conocido al hombre perfecto. Él supo conquistarme con todos y cada uno de sus detalles. Supo utilizar sus armas mortíferas disfrazadas de detalles, para enamorarme y luego tratarme como a un juguete que, solo lo divertía y creyó que, podía hacer conmigo lo que quisiera. Ahora que Ryan ha regresado me doy cuenta que es un chico especial, casi tal cual a como siempre he soñado al hombre de mi vida ¡Tengo miedo mamá! ¡Miedo! Tengo miedo de enamorarme nuevamente y salir lastimada otra vez.

Mamá se acercó y me dio un fuerte abrazo. –Mi pequeña, no te preocupes por eso. Solo confía en Dios y veras que Él no permitirá que te lastimen.

 

Muchas veces culpamos a Dios por las desgracias, sufrimientos, y demás dolencias que vivimos, pero debemos recordar que Dios nos dio el libre albedrio para elegir el camino por el que queremos transitar. Bien sabido que, así como existe el bien, existe el mal y por tanto debemos pedirle al creador del universo que, nos de la sabiduría y el discernimiento para elegir el camino correcto de entre tantos.

Al estar en éste mundo vivimos en un constante peligro, y estamos expuestos a que nos hagan daño, pero está en nosotros decidir si a pesar del dolor, nos quedaremos estancados lamentándonos o si nos hace más fuertes. Recuerda: de los errores también se aprende.

Un corazón valiente es aquel que, a pesar de los sufrimientos no se vuelve inclemente e insensible y su bulbo raquídeo siempre busca ¡Amar!

Como seres humanos debemos aprender que Dios no es culpable de nuestro dolor, esas son simples consecuencias del libre albedrio; por eso para superar cualquier dificultad, Dios siempre tiene que ser nuestro refugio.

 

-No llores mi pequeña. Piensa que los momentos que viviste junto a Daniel te hicieron feliz. Solo recuerda aquellos que, te hicieron esbozar una sonrisa y borra los malos de tu corazón. No tengas miedo de enamorarte; el amor no es malo, las personas son las que se dejan endurecer el corazón y volverse insensibles ante el dolor de los demás, pero el amor es bello: te preocupas por esa persona, quieres ayudar y, sobre todo, las palabras coordinan con los actos.




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