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Familia ¡Siete letras! A lo largo de la historia se ha tratado de definir con exactitud y en la actualidad su significado es variado. Cada persona quiere tener una familia con la cual reír, llorar, compartir, disfrutar y sobre todo apoyarse ¿Qué pasa cuando tu familia resulta ser más grande de lo que imaginaste? ¿Qué pasa cuando un nuevo integrante llega a tu vida? ¿Serás capaz de aceptar a esa persona? La vida da tantas vueltas y el mundo es tan pequeño, que en un abrir y cerrar de ojos nuestro camino puede dar un giro de 360°, llevándonos por senderos distintos a los que creíamos que íbamos a recorrer.
“La familia es demasiado íntima para ser preservada por el espíritu de la justicia. Puede ser sostenida por el espíritu del amor, que va más allá de la justicia”
Reinhold Niebuhr.
El cielo se oscureció rápidamente y en cuestión de segundos una fuerte tormenta caía sobre nuestros cuerpos envueltos en sangre; ese parecía ser nuestro fin.
Mi madre se encontraba en casa preocupada por no saber dónde me encontraba, pues las llamadas que me hacían se iban directo al buzón de mensajes -Hola, soy Sara. Por favor deja tu mensaje y apenas pueda comunicarme contigo te llamaré-.
Ese instinto materno que nunca se equivoca presentía que, algo malo estaba pasando; algo que definitivamente cambiaria nuestras vidas para siempre.
Eran alrededor de las siete de la noche y mi madre se dirigía a la playa a preguntar si alguien sabia donde me encontraba. Al llegar se encontró con Ferchito, el cual se preocupó mucho, ya que la única manera de no contestar una llamada de mi madre era que algo grave estuviera sucediendo.
Los padres de Ryan, quienes estaban preocupados por saber dónde se encontraba su hijo, también llegaron a la playa, pues ellos sabían que ese era el lugar que Ryan y yo, más frecuentábamos. Fue extraño ese reencuentro en medio de la agonía, pero finalmente en medio de la tristeza y los recuerdos de un pasado, lo único que importaba en ese instante era saber dónde estábamos nosotros. Mi madre y Ferchito se miraban de reojo y la rabia, la agonía, el desespero y la intriga los invadían, pero no se decían ni una sola palabra.
- ¿Dónde estarán? Sara siempre me contesta. Algo grave está pasando, mi intuición de madre me lo dice.
-La mía también me dice que algo muy grave sucede. Ryan siempre nos avisa donde está. Es extraño que no hayan aparecido. -Apuntó Belén, la madre de Ryan.
-Debemos avisar a la policía, tal vez ellos puedan ayudarnos. -Dijo Louis.
Inmediatamente, los tres subieron al carro y rápidamente conducía Louis a la estación más cercana. Al llegar, el teniente se puso al tanto de la situación y satíricamente dijo que, antes de comenzar una investigación por desaparición, debían asegurarse de que, no fuera una “bromita de adolescentes, de esos lugarcitos de amor” o estuviésemos en algún hospital.
- ¿Bromita de adolescentes? ¿Lugarcitos de amor? ¿Hospital? -Dijeron ellos al unísono.
-Si señores. Antes de comenzar a buscar a sus hijos por desaparición debemos asegurarnos que, no sea alguna bromita de adolescentes; ustedes me entienden, tal vez estén en algún lugarcito del amor. -Dijo riendo. –También pueden buscar en algún hospital. -Añadió.
Mi madre enojada por el comentario sarcástico del teniente, se puso en pie y le dijo: -Mi hija no hace bromitas de adolescentes. La conozco tanto y confiamos tanto la una en la otra que estoy segura que, si ella se encontrara en “algún lugarcito del amor”, me lo habría dicho.
- ¡Oh vamos señora! En ésta época las hijas ya no confían en sus madres para contarles sus travesuras ¿Acaso usted no fue traviesa?
Mi madre estaba iracunda al escucharlo pues ella sabía que, yo le contaba todas mis cosas, o por lo menos las más importantes; incluso la vez que estuve en el hotel con Daniel, bueno Ismael… es que, aún no me acostumbro a llamarlo por su verdadero nombre. Por otro lado, el comentario del teniente en medio de la preocupación, fue muy irrespetuoso.
-Tal vez tenga usted razón Teniente, pero quizás mi hija y yo somos “chapadas a la antigua” y aun confiamos la una en la otra.
-En este momento solo nos importa saber dónde están nuestros hijos Teniente, no que usted se ponga a investigar sobre su vida amorosa. -Dijo Louis secamente.
-Miren señores, con todo el respeto que ustedes merecen, a mi estación llegan miles de padres desesperados por no saber el paradero de sus hijos y hacen que, el aparato militar se mueva en busca de ellos; aseguran que, sus dulces angelitos serían incapaces de no contarles sus fechorías y al final siempre los encontramos en algún “lugarcito de amor”, es por esto que hemos tomado medidas drásticas, para asegurarnos que, realmente los jóvenes están en peligro. Lo que puedo recomendarles es tomar un directorio y llamar a los hoteles donde crean que pueden ir sus hijos y si, aun así, no los han encontrado deben proceder a llamar a todos los hospitales. Si al finalizar, aún no saben el paradero de sus hijos, entonces la policía empezara a investigar.
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Editado: 19.06.2020