Casualidad O Causalidad

CAPÍTULO 17: CONFÍA EN MI

https://www.youtube.com/watch?v=3z99a-UijUk&t=49s

La clave de toda relación humana es que, las personas a quienes queremos tengan una buena opinión sobre nosotros, pero la confianza no siempre es la base sólida de la convivencia; día a día se debe luchar por obtenerla y una vez ganada, luchar por mantenerla porque solo un segundo basta para perderla por siempre. Para confiar en los demás, debemos confiar en nuestro potencial, capacidades y valor, como armas poderosas frente a las dificultades que, nos hacen sentir vulnerables. Somos desconfiados por temor a ser lastimados, pero por más que queramos dejar de lado la confianza ¡La necesitamos! Confiar en los demás es una manifestación de ¡Autoconfianza y amor propio! Recuerda: damos de lo que somos y somos lo que decidimos ser.

 

 “la confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es una actitud que concierne el futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de otro. Es una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no control del otro y del tiempo”

Laurence Cornu

 

Un hombre fuerte por fuera, pero vulnerable por dentro se encontraba en la sala de espera, preguntando por una chica de la cual se había enterado, sufrió un accidente que hizo que estuviese al borde de la muerte.

 

- ¿Teniente Gonzáles? ¿Se encuentra bien?

-Si Sra. Sara… Son los recuerdos del pasado que me atormentan.

-Lo entiendo perfectamente. Todos tenemos un pasado que desearíamos no recordar, pero si no aprendemos a aceptarlo y a vivir con él, no podremos avanzar en nuestros días ya que, estaríamos atados al yugo y dolor que nos causa recordarlo. La clave para ser felices es colorear los días grises y hacer del libro de nuestra vida, el mejor. 

-Así es, pero no todas las personas sabemos aplicar esa gran misión diaria. Existimos personas que, no sabemos dibujar.

-Quien se arriesga, puede perder, pero quien no se arriesga perdió antes de haber intentado; lo importante es no dejarnos vencer. Encontrar siempre las herramientas que nos hagan hacer un buen paisaje, aun cuando todo este oscuro.

-Tal vez usted no ha vivido lo que he tenido que vivir y por eso cree que, es fácil.

-Créame, todos hemos vivido experiencias dolorosas…

-Sí, quizá por eso nos llenamos de miedo.

-El miedo podemos utilizarlo para superar aquello que, tanto nos hace daño.

-Preferiría no tener que recordar.

-Es que usted no lo está recordando; usted permanece en él y por ello no está viviendo su presente de una forma agradable.

El teniente miró a mi madre, lleno de dolor y tras un suspiro profundo, dijo: -No he podido olvidar ese día. –Sus ojos se humedecieron.

- ¿Cree usted que el pasado se puede olvidar? El pasado es algo que permanece con nosotros día a día, pero depende de cada quien decidir si aprovecha lo bueno que haya dejado en su pasado o si se ata a aquello que no ha podido superar. El pasado no podemos olvidarlo, es él quien nos ayuda a recordar en que hemos fallado, en que debemos mejorar y cuáles son nuestras cualidades. Nunca podremos olvidar el pasado, pero si está en nosotros mismos aprender a vivir con él y, por el contrario, aprender de los errores cometidos, ya que solo en el hoy es que podemos decidir que queremos ser.

-Sabe usted mucho de la vida.

-He tenido que aprender, porque también tuve un pasado doloroso y por negarme a aceptarlo, he tenido que experimentar en mi presente cosas que no hubiese deseado vivir, pero que la vida me ha puesto grandes pruebas para aprender a vivir mi día a día y avanzar aun en medio de un camino lleno de espinas. 

-Han de haber sido muy difíciles.

-Si lo fueron, pero tengo la bendición de tener una excelente hija… Ella me ha enseñado mucho.

-Es usted muy afortunada.

-Así es. Aunque no lo parezca, he aprendido más de ella, de lo que le he podido enseñar siendo su madre… ¡Ella ha sido mi maestra!

- ¿Por qué? –Inquirió.

-Su personalidad es más dócil que la mía; ella siempre me decía que, el odio y el rencor no traen nada bueno, pero me negué a escucharla por años y hoy, admito que siempre tuvo razón.

El teniente bajó su cabeza y solo se veía como las lágrimas resbalaban por sus mejillas. Mi madre puso sus manos en los hombros de él, para hacerle sentir que no estaba solo. Minutos después, ella rompió el hielo. –Si quiere puede confiar en mí y contarme que sucedió con su hija. Sé que eso es lo que le atormenta.

Él, sorprendido le dijo -Nunca me he desahogado con nadie sobre esto.

- ¿Por qué?

-Porque fue una perdida muy dolorosa.




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