La mañana siguiente mi madre me levanta para ir a la librería.
—¡Hey Sam, levante! —grito mi madre —. Ya son las nueve de la mañana.
— Un rato mas —mascullo cansado.
— No te tengo que decir que me acompañes con Becth a la librería —masculla, al estar en marco de la puerta.
— Que no pueden ir ustedes solas —mascullo con fastidio.
— Hoy no es posible —masculla —. Porque hay un nuevo cargamento de libros y son varias cajas —me recuerda.
— Ya esta bien —mascullo cansado —. Puedes darme treinta minutos.
— Esta bien no te tardes —ordena —. Ahí te traje cereal con yogourt para que comas algo —menciona, antes de irse del cuarto.
Después de un minutos me desperté, me fui al baño a lavarme la cara, luego fui a mesita que esta a lado de mi cama.
Encendí la televisión y reanude la serie de la noche anterior. Mientras comía mi cereal con yogourt.
Una vez que termine de comer, me voy al baño a duchar.
Luego pase a vestirme, me puse mis vaqueros de color marrón, me colocó mi camiseta de color verde oscuro, encima mi camisa a cuadros de franela de color plomo, mis calcetines y al final mis zapatillas Vans.
Luego baje a la primera planta, mi madre me estaba esperando con Becth.
— Ya estas listo —masculla mi madre.
— Si ya estoy listo —mascullo.
— Esta bien, nos sigues detrás en tu automóvil —ordena mi madre —. Yo voy ir con Becth y Liliana en el camioneta —caminando hacia la cocina.
— Esta bien —mascullo, andando detrás de ella.
Si Liliana era la madre de Sophie, ella era dos años mayor que mi madre. Tenia una contextura esbelta, de un metro setenta y cinco de estatura, tenia ojos claros, cabello castaño, se vestía formal con una blusa blanca, un chaqueta de tejana, una falda de tela de color azul marino más su calzado de tacón bajó. Y ahora usaba su apellido de soltera Salem.
Me saludo cuando baje por las escaleras de la cochera detrás de mi madre.
— Hola Sam —saluda Liliana—. ¿Como te va?
— Hola Señora Salem —saludo —. Bien —mascullo con naturalidad.
— Bueno he escuchado que vas a salir esta noche con Sophie —comenta con interés.
— Si. Vamos a ir en grupo —mascullo —. Solo como amigos.
— Esta bien. Es bueno que los jóvenes de ahora se diviertan en estos días —comenta —. Seguro que la cuidarás —me mira preocupada.
— Si por supuesto Señora —dije al sonreír.
Ella me sonríe.
— Si como eso pueda suceder —pensé al momento.
Mi madre habla nuevamente.
— Esta bien de la charla —masculla mi madres —. Ahora de irnos a la librería.
Ahí mi madre, Becth y Liliana se metieron a la camioneta. Mi madre salio primero y luego yo al final tuve que cerrar la cochera. Mi hermana Susan no había venido dormir ayer así que cerré la puerta principal con llave y luego me fui.
La librería de madre queda a treinta minutos de la casa, las seguí por detrás, después de salir de los suburbios, nos fuimos por la carretera hacia el pueblo.
El pueblo tenia un ambiente de antiguo y moderno a la vez. En el centro tenia su plaza de armas, al norte de plaza estaba el ayuntamiento, en el sur el departamento de bomberos, al oeste estaba la comisaria, en el este había un edificio departamental de cinco pisos.
La librería estaba en una calle transversal de la calle principal que era en la quinta con calle flores.
Era un edificio de 3 pisos con una azotea, en un lado tenia una zona de carga, ahí estacionaba la camioneta mamá y había una puerta trasera.
En la letrero de la tienda decía:
Somos Infinitos
"Cada libro que leas, van hacer parte de tu historia"
Me estacione al frente del tienda, puse monedas al parquímetro.
Mi madre salio por la puerta principal de la tienda.
— Hey Sam —me llama mi madre —. Me avisas si viene el camión con el cargamento de libros —ordenándome.
Bueno mi madre pedía libros que les gustaba vía online y les entregaban cada mes por trafico en los depósito del puerto en la gran ciudad. A veces venían autores locales del pueblo para promocionar sus obras mayormente gente adulta que joven. Mi madre los hacia pasar, negociaba cuando libros iba dejar y cuanto costaba cada lote. Por lo general mi madre era buena en las compras y ventas de libros.
Bueno ese día vino un cargamento del puerto, venían libros y enciclopedia de autores europeos como todo continente americano.
— Hey mamá —mascullo —. Ya vino el camión —al ver el camión estacionándose a lado de acera.
— Esta bien —masculla —. Dile que entré a la librería.
En eso sale del camión el repartidor con un tablero y facturas de ventas.
— Dice que pases al mostrador —informó al repartidor.
— Esta bien joven —masculla al entrar a la librería.
Deje que mi madre se encargara, mientras que veía a un estibador saliendo del camión para ir detrás a sacar la cajas y llevarlas en su carretilla hacia la trastienda. Fueron como unas veinte cajas que había llegado en total. Becth me ayudo con unas cuantas caja. Las tenia que subir al tercer piso, ahí era el almacén.
Como había un pequeño elevador de carga, los coloque dentro. En el entraba 10 cajas máximo conmigo adentro.
Entonces subí, abrí la puerta del ascensor, el almacén era espacioso.
Habían desde enciclopedias hasta historietas, todo ordenado por genero desde Acción hasta terror. También había una pequeña oficina de mi madre, ahí guarda todos los archivos y facturas de pago mayormente.
Bueno deje las cajas a un lado y nuevamente baje al primer piso por las demás cajas que faltaba.
Ya que solo eran siete porque Becth y Liliana cogieron tres para luego colocar los libros en sus respectivos estantes. Las subí y las deje a un lado luego me fui al primer piso.
Mi madre me llama desde del mostrador.
— Hey Sam. Ayuda a Becth y Liliana con lo que falta —ordena.
— Esta bien.
Bueno felizmente que era poco termine como al mediodía. Mi madre ya había abierto la tienda, la gente ya comenzaba a entrar a la librería.
— Hey mamá. Me voy a la casa —anuncio —. De acuerdo.
— Esta bien ya te puedes ir —masculla —. Ah si ves a Susan dile que me llame —agrega.
— Esta bien —mascullo.
— Hey Sam —me llama Liliana —. Puedes decirle a Sophie que traiga a su hermana a la librería, después de que termine de almorzar.
— De acuerdo. Yo le doy el mensaje —mascullo, al salir de la librería.
Para luego irme a mi automóvil que estaba al frente del local.
Ya en la casa estacione afuera de la cochera, el auto estaba con el capote cerrado igual que las puertas todo con seguro. Luego fui a la casa de Sophie, toque el timbre y espere un momento.
Después de unos minutos ella abrió su puerta.
Estaba vestida con una blusa color melón con unos pantaloncillo y sandalias.
— Hola Sam —saluda —. ¿Como te va hoy?
— Bueno viniendo del librería de mi madre —respondo.
— Así mi mamá me comentó en la mañana, que las ibas acompañar —masculla —. ¿Ha pasado algo? —un poco preocupada.
— No. Nada ha pasado —respondo —. Solo que tu madre me pidió que te digiera, que tenias que llevar a tu hermana a la librería después de almorzar.
—Esta bien, lo haré —responde.
— Bueno eso era todo —informo.
— Hey Sam, me llevarías a dejarla. Por favor —masculla sonriente.
— Si claro —respondo —. Me avisa.
— Esta bien —me sonríe —. Hasta luego Sam —al entrar a su casa.
Luego me fui a mi casa, cuando abrí la puerta, camine por el pasadizo.
Me encuentro a Susan con su novio Allan besándose en el sillón de la sala.
— Eras tu Sam —masculla Susan.
Siempre me decía eso. Era un habito que tenia ella.
La mire con una mira acusadora.
— Hey Susan. Mamá dice que la llames —mascullo —. ¿Porque no llegaste a ayer a dormir?
— La llamare después —responde —. Bueno traje comida china, en la cocina hay un recipiente para ti. Traje lo que te gusta pollo enrollado con champiñones más arroz frito —menciona, al cambiar de tema.
— Gracias —mascullo, al dar media vuelta.
Y me fui a la cocina, en la mesa, había un recipiente blanco, lo cogí y vacíe su contenido en un plato de porcelana, para luego meterlo al microondas, le puse tres minutos, me serví un vaso de zumo de naranja.
Una vez que sonó el timbre del microondas, sacó mi plato y cojo mi vaso para luego irme a mi cuarto.
Cuándo llegó encendió la televisión para continuar viendo mi serie de televisión.
Como a las tres de la tarde, tocaron el timbre de mi casa.
Era Sophie con su hermana pequeña.
Era casi igual a ella tenia la tez clara, ojos claros, su cabello era castaño ondulado. Se llamaba Zelanda un poco curioso su nombre.
La familia de Sophie era cristiana pero tenia descendencia Sueca, Irlandesa, Escocesa y un poco británica.
— Hey Sam. Nos vamos —masculla sonriente.
— Esperame un momento —mascullo.
Deje la puerta abierta, subí a mi cuarto recogí mi billetera, mis llaves, las monedas que había dejado en la mesa y apague la televisión.
Luego me fui a la cocina deje mi plato y vaso en el fregadero, salí hacia la puerta principal.
Sophie todavía seguía esperando en la puerta.
Al parecer Susan ya se había ido. Bueno cerré la puerta principal con llave.
— Disculpa por la demora —mascullo —. Nos vamos.
— Esta bien.
Nos fuimos al auto, Sophie y Zelanda estaban en el asiento trasero, se abrocharon el cinturón y arranque el auto.
Cuando llegamos me estacione en frente de la tienda, espere que Sophie saliera mientras tanto puse un poco música.
Cuando mi madre compro el auto, no había una radió, así adapte un estéreo, le puse parlante en puertas de adelante y subwoofer en parte trasera del automóvil.
Tardo veinte minutos en salir. Mi madre me saludo por la vitrina y yo le devolví el saludo.
En eso salio Sophie y entro al auto. Puse una canción que me gusta y a Sophie también.
— Hey Sam. Nos vamos —masculla al abrochar su cinturón.
— De acuerdo —respondo, al encender el motor.
— Que buena canción de "M83" —comenta alegré.
— Si lo es —mascullo —. La canción es...
— Midnight City. —término la frase.
— Si claro —confirmo —. ¿Ahora adonde nos vamos?
—No lo se —responde —. Que tal al lago. ¿Te parece?
— De acuerdo —respondo —. Al lago sera Princesa Sophie.
— ¿Porque princesa? —pregunta al mirarme con una ceja levantada.
— Bueno lo leí la otra vez en un libro para niños —comento —. Y me acorde de ti.
— Bueno no hay de extrañarse mi nombre es por mi abuela después de todo —comenta alegré.
— Si me lo comentaste la otra vez que conversamos —mascullo.
Por alguna razón con Sophie se podía conversar con normalidad.
— Que ya te lo había contado —mascullo —. A veces me olvido.
— ¿Por que? —pregunté.
— No lo se suele pasar —responde —. Supongo.
— Mejor nos vamos —mascullo.
— Esta bien.
Así puse en marcha el auto, nos fuimos por la calle principal hasta salir del pueblo, continuaba una carretera hasta una desviación para ir al lago.
Del pueblo al lago, te tomaba treinta minutos de tiempo, así nos estacionamos cerca del lago.
Nos quedamos un rato dentro del auto. Sophie hablo primero.
— Recuerdas cuando eramos niños nos gustaba venir siempre en los veranos a este lugar era genial, nos divertíamos jugando frisby, las atrapadas y Limbo, nuestros padres nos traían —comenta —. Recuerdas que nos escapamos de la escuela y venimos al lago —menciona con alegría.
— Si recuerdo —mascullo —. Mi mama me castigo sin ver televisión y sin jugar con el ordenador —al recordar ese día.
— Ya recuerdo. Nos tiramos bolas de papel para comunicarnos entre ventanas de la tuya y la mía —masculla con alegría —. Bueno hasta mi padre me descubrió y me regaño —menciona algo cabizbaja.
— Si me ríe de eso —mascullo sonriendo.
— Aveces lo extraño —mascullo —al cubrirse la cara con las manos.
— Si tu papá era buena gente. Es mas por tu padre es por que nos conocíamos a los cinco años. Recuerda —mascullo —. Tu me decías que era un niño feo y tonto.
— Si ya recordé —masculla sonriendo.
Tenia una sonrisa bien graciosa pero sutil.
— Bueno ahora ya no somos unos niños —masculla —. Ahora vamos a la preparatoria.
— Si eso cierto —afirmó.
Me miro sonriendo, no me pude contener rió sutilmente.
— Hey Sam, vamos al lago —masculla animando.
— Pero no hemos traído bañador —menciono.
— Sam por favor. Nos conocemos desde niños —masculla con naturalidad.
En eso se quito la camiseta, su pantalón mezclilla y sus zapatillas. Debajo tenia un bikini de dos piezas y me agarro del brazo.
— Vamos Sam, no seas aburrido —masculla —. Además no hay nadie en todo lugar —al salir del automóvil.
En realidad eramos los únicos en lago.
— Ya esta bien —mascullo.
Me desvestí y me quede en calzoncillos.
Me sentía raro.
Salgo del automóvil.
Nos fuimos a nadar al lago, nadamos un par de metros hasta llegar una parte media profunda del lago.
El lago era medio turbio en el fondo y transparente en la superficie reflejaba las nubes del cielo claro.
Nos queramos mirando por un momento y Sophie me hecho agua en la cara para luego perseguirla por un rato hasta que la agarre de la cintura con delicadeza y nos quedamos juntos por un rato sin decir nada.
Luego de par de minutos seguimos nadando, un buen tiempo.
Hicimos carrera hasta la orilla del lago.
Hasta que el sol descendió poco a poco.
Ya eran la cinco de la tarde, cuando salimos del lago.
— Creo fue mala idea entra a lago hace mucho viento —masculla —. Que me congeló.
— No te preocupes en la maletero tengo toallas secas, para cualquier emergencia —reconfortó.
— Eso seria muy abrigador —masculla sonriente.
Me fui a la maletero. Saque un par de toallas.
— Toma Sophie —mascullo dándole la toalla seca.
— Gracias —masculla algo avergonzada —. Hey no mires.
— Ya esta bien —mascullo —. Pero primero pésame mi ropa.
— Esta bien —masculla tapándose con la toalla, para luego pasarme mi ropa que estaba en el asiento detrás.
Bueno yo me cambie rápido en la parte posterior con la maletero alzada. Me quite los boxers, al parecer no había seco aun. Me puse los vaqueros rápido, me seque el cabello y los pies con la toalla. Me puse un poco de desodorante en las axilas. Me puse mi camiseta, los calcetines, mis zapatillas y camisa de franela.
— Hey Sophie. Ya puedo entrar, ¿ahora? —mascullo —. Ya estoy listo.
— No todavía —responde —. Me puedes dar tu camisa de franela. Por favor.
— ¿Porque te lo daría? —cuestionó.
— Solo dámelo. Por favor —masculla.
— De acuerdo —respondo —. Luego me la devuelves de acuerdo —al darle mi camisa en la manó.
— Si claro —masculla.
Un par de minutos después hablo.
— Ya esta bien pueden pasar —masculla.
Al parecer se quito el bikini y se puso mi camisa de franela abotona, su camiseta por debajo y su pantaloncillo mezclilla. Estaba un poco avergonzada.
En eso entro al asiento de atrás con ella, todavía tenia el cabello húmedo.
Agarre el pequeño control y encendí la radio.
Puse una música suave la canción era "Kids" de "MGMT" una canción para recordar el pasado cuando eramos niños.
— ¿Porque esa canción?
— No lo se —respondo —. Me recuerda cuando eras niños, un mundo sin preocupaciones.
Y se recostó en mi hombro.
— Porque las cosas tienes que pasar rápido —masculla —. A veces extraño cuando eras niños.
— Pero aun somos para la sociedad —acoto.
— Bueno en algunas cosas tienes razón.
Nos quedamos en silencio por un momento solo escuchamos la música de los parlantes.
Habló de nuevo.
— Lo trato de decir es que tenemos que decidir nuestras propias vidas —aclaro —. No hay que repetir lo que hacen todos los demás.
— Aun estoy confundida con algunas cosas que me pasa —masculla indecisa —. Nada importante pero aun siguen ahí para un día tomarlas.
— Bueno eso lo decide tu y no los demás —acoto.
Se hecho en mi regazo, me miro con esos ojos claros y me sonrió.
—¿Porque me ves con esos ojos?
La mire alzando una ceja.
— No lo se —responde —. Me parece gracioso como un muchacho como tu aún no tenga novia —comenta sonriendo.
— La verdad es que no preocupa tener novia aun —mascullo —. Además somos jóvenes todavía.
— En serio —masculla al sonreír.
Y me miro con una cara
"Que interesante"
— Se que algún día debo tener una novia, pero yo no me apresuró. Cada cosa tiene su tiempo por ejemplo tu eres mi única amiga mujer —menciono —. Sabes que el instituto me conocen como el raro de la clase, porque hablo de cosas que ellos no entienden. Y son cosas pasan. ¿Sabes?
Me miro fijamente deduciendo si las palabras que dije eran ciertas. O tal vez no.
— Ah si que soy tu única amiga —masculla al sonreír.
Yo comentando de mi vida, y ella solo escucho esa parte.
— Ya esta bien para —mascullo — Se siente un poco incómodo.
En ese momento cambio de canción.
Me doy cuenta que era la seis de la tarde.
— Como ha pasado el tiempo —comento —. ¿Nos vamos?
— Si de acuerdo.
Se levanto para salir ambos del automóvil para estirar un poco el cuerpo.
Me pasó las cosas, lo guarde en la maletero y lo cerré. Sophie subió en asiento del copiloto, entre de nuevo al asiento del conductor, para encender el automóvil.
— Nos vamos —mascullo.
— Si vamos.
En camino Sophie estaba cantando la canción que esta sonando "Wish We Were Older" de "Metro Station" .
Salimos a la carretera principal, seguimos un par de kilómetros y doblamos para entrar a los suburbios Phoenix.
Entramos en la calle principal, seguimos hasta el final de la calle y doblamos a izquierda hasta llegar a la curva donde vivíamos.
Me estacione afuera de cochera. Apague el estéreo y el motor del automóvil.
— Hey Sophie, ya hemos llegamos —mascullo.
Al parecer se había recostado, la mire un momento.
La desperté cinco minutos después, le toque en hombro.
— Hey Sophie. Ya estamos en casa —mascullo.
Se despertó y alzó los brazos.
— !Aaaaah! —bosteza —Nos vemos luego Sam.
— De acuerdo.
Salimos del auto y nos fuimos a nuestras casas.