Catalina En La Conquista De El Dorado

LO INESPERADO

El general recibía reportes de las fuerte batallas entre los Muiscas y los Panches, pero la victoria no llegaba, así pasaron unos días, hasta que vuelven los Muiscas y españoles con la victoria y varios prisioneros de guerra. La alegría en el rostro era evidente y con sus capitanes, soldados y demás integrantes de la expedición; se dirigieron a un poblado cercano(bojacá) a celebrar el triunfo con regocijos y fiestas.

Catalina al ver la alegría del general y capitanes, le pregunta:_general, ante tanta alegría y paz con el zipa, no cree que se puede repartir el tesoro_

_señorita, escogeré el momento adecuado para hacerlo, pero ante su incesante pregunta le quiero decir: que parte del tesoro ya fue repartido, así que hable con su prometido_un poco disgustado, contesta el general,

_¡hable con su prometido!, él, ya tiene su parte del tesoro_interrumpe el capitán San Martin.

Catalina, furiosa se dirige a la tienda, en donde se encuentra Alonso y le comenta:_¿Alonso, sabes cuándo repartirán el tesoro?_

Alonso se incorpora y le dice:_no sé, tal vez todo pertenezca a la corona de España_

_Catalina busca en las pertenencias de Alonso y exclama:_¿qué es esto?_

_es un regalo del general por mi valentía en la expedición_

_yo diría que es parte del tesoro que me corresponde_replica Catalina, pegándole con una vara,

_¡pero que duro que me has pegado!_dice Alonso, sobándose el brazo,

_¡ya me he enterado de todo, te han dado tu parte del tesoro, no solo eso, también la mía!_

_¿quién te dijo eso, dime quién te lo dijo?_exclama Alonso, mientras arre junta sus 

pertenencias,

_¡el mismo general Quesada!, ¿dime, por qué me lo ocultaste?_reclama Catalina,

Alonso se sienta y dice:_¡esta bien!, no quería que huyeras con tu parte hacia Santa Marta_

_¡ay, Alonso, es la peor escusa de las que te vas a inventar!_

_¡te digo la verdad!, no quiero que te vayas de mi lado_

Catalina sonríe y dice:_pienso, que lo que querías era todo lo contrario; para quedarte con mi parte_

_¡no digas eso!, eres mi prometida y por ti seria capaz de renunciar a mi parte del tesoro_comenta Alonso,

_que hermoso, si es así, ¡entonces entregame tu parte!:_reta Catalina,

_no puedo hacerlo, es para nuestra boda_aclara Alonso, tratando de abrazar a Catalina,

_¡no me toques! y menos con tus sucias manos llenas de codicia, ¡mejor dame mi parte!_ordena catalina,

_todo lo nuestro, esta enterrado, lejos de cualquier soldado o capitán_

_solo te advierto algo, cuida mi parte como si fuera tu madre, ese tesoro es el perdón de mis padres_termino diciendo Catalina y salio de la tienda hacia donde estaban todos celebrando.

En aquel lugar la codicia se tomaba al general, quien ordeno:_tomad prisionero al zipa Sigipa_

Orden que fue ejecutada de inmediato y que causo gran escándalo entre los Muiscas, por lo que catalina exclamo:_¿general, porque comete tal injusticia?_

_señorita, el zipa sabe del tesoro del fallecido zipa Bogota y nos lo debe entregar_

_además de su codicia, ¡es un traidor!, ¡deje en libertad al zipa!_ordena Catalina,

_sus palabras serian motivo de una ejecución, señorita, no juegue con su suerte_

_general, no todo se arregla torturando y ejecutando a sus enemigos_

el general se monto en su caballo y exclamo:_¡señorita, vaya con su prometido, no la quiero ver por aquí!_

_¡me iré!, no quiero ver como la codicia consume a su ejercito_dijo Catalina y se fue del lugar.

 

Sagipa fue conducido a Funsa; en donde el general, al ver que no quería confesar sobre el lugar en donde esta el tesoro del zipa Bogota, le dio la orden de llenar de oro y esmeradas un bohio hasta el techo a cambio de su libertad.

Catalina enterada de lo que estaba sucediendo en Funza le dice a Alonso:_¡Alonso, no quiero seguir en esta expedición!, la codicia del general no tiene limites_

_a eso venimos, Catalina, a encontrar El Dorado_

_sí, Alonso, pero no vine a torturar ni a asesinar a zipas y caciques_enojada contesta Catalina,

_lo sé, pero ante las ordenes del general, no podemos hacer nada_termina diciendo Alonso.

 

El zipa Sigipa no lleno el bohio de tesoros y ante los fuertes interrogatorios de los españoles, guardo silencio, por lo cual el general Jimenez de Quesada le hizo un juicio, en donde el era el juez y  su hermano Hernan de Quesada era el abogado defensor.

 

Catalina enojada anta tanta hipocrecía, le exclamo al general:_que acto de humanidad, colocar a su hermano como abogado defensor, usted sabe, que su hermano no hará nada para ayudar al zipa_

_señorita, ocultar información sobre tesoros, es una ofensa para la corona, como los atropellos hacia mi persona, de su parte_

_iré a hablar con fray Domingo de las casas, para que no calle ante esta  injusticia_furiosa, amenaza Catalina,

_en Agradcimiento a sus padres, he aguantado su insolencia, ¡pero mi paciencia tiene un limite!_comenta el general,

_¡no pretenda que calle ante sus amenazas!, es más ahora mismo me voy con el fray Domingo de las casas, su crueldad no debe quedar impune_

_¡vaya, señorita, y dígale a su prometido que se aliste para la repartición del tesoro!_exclama el general y se va del lugar.

 

Catalina se reunió con el fray Domingo de las Casas y le dijo:_un hombre de Dios no puede permitir que se llegue a la tortura y asesinato de los habitantes de estas tierras_

limpiando un crucifijo, el fray le contesta:_señorita, no estoy de acuerdo con el atropello hacia los habitantes de estas tierras, pero aquí no puedo hacer nada_

_debería de mandar una carta a la corona y denunciar estos atropellos_furiosa, reclama Catalina,

_estoy de acuerdo con su enojo, cuando viaje a España, denunciare los actos crueles que se han cometido en estas tierras_conzuela el fray, tomando otro crucifijo,




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