Impulsos.
Rencor.
Odio.
Poder.
Pero la más importante... Sed de venganza.
A pesar de no ser privilegiados, lo teníamos todo si solo aceptamos en nosotros ese sentimiento de dejarnos llevar por un poco de todo.
Peligroso.
Satisfactorio.
Aliviados.
Y luego... Arrepentimiento.
Era, no... Es un mundo de locos, donde todo se contradice, apoya y vuelve a contradecir.
Confusión.
Y conclusión.
Claramente había que tener en cuenta que cada una de las personas que ahora estaban respirando, combatían y llevaban sus propias batallas a niveles inimaginables.