Melancolía.

Siempre me visita de forma inesperada, justo en ese preciso momento donde mi mente se queda en blanco, es como si conociera el camino directo hacia todo aquello que ha quedado en un baúl de recuerdos.

En ese instante donde salgo de la ciudad, la carretera se convierte en un camino hacia ti, cada segundo en ruta es como si una nueva imagen se proyectara delante de mis ojos.

Melancolía… eres parte de la vida, pero la compasión no viene contigo.

Porque siempre que apareces me estremeces cada uno de mis huesos, me haces sentir que mis nervios están por desvanecerse.

Me haces sentir que lo he tenido todo y ahora nada.

Me haces sentir que la tormenta lo fue todo y la calma se siente vacía.

Me haces sentir que estoy viva pero sin aliento.

Melancolía…

Te encuentro en la profundidad de los bosques buscando un poco de purificación, entre los sonidos del universo me hablas al oído para que observe mi entorno.

Entre la lluvia te encuentro, es como si cada gota trajera un recuerdo, pasado o presente me estremeces, estremeces todo mi ser.

No extraño mi pasado, pero la sensación de haber vivido de maneras tan intensas, y ahora vivir en una calma sin acusaciones es un profundo respiro.

Es exhalar aquel aire dentro de mi ser, como si ese aliento hubiera estado oprimido durante este camino llamado vida, y al exhalar se llevará todo.

No le temo; sin embargo, siempre me toma por sorpresa.

Pero te dejo ser, porque eres parte del camino, que tu visita no me deja rota, que tu visita solo sea un viento, que pasa a hacernos sentir vivos.

Melancolía.