A veces ocupamos un espacio y creemos que siempre estará.
Siempre existirá en esa esquina, ese rincón, esa vuelta, ese sitio, esa parada, esa puerta.
Creemos que jamás se moverá, ese sentimiento arraigado a un momento vivido con tanta intensidad, a pesar de las circunstancias y las cartas de la vida.
Y jamás se borra… no tenemos el valor para hacerlo.
No tenemos el valor para arrancar esa parte de nuestra vida y que se lleve todo.
Y ahí es donde te das cuenta de que es mejor buscar un suplente.
Suponemos que es mejor buscar algo que encaje a sanarlo.
Suponemos que es mejor probar mil cosas a darnos cuenta de que nada encaja en el lugar equivocado.
somos cobardes, cobardes a despertar, a entender, a soltar.
Creemos que obviando las cosas serán distintas.
Creemos que si repasamos los mismos sitios con otras acciones se limpiarán nuestras manos.
Limpiaremos nuestras manos, nuestras ropas y nada paso. Cambiaremos el discurso, y haremos como que nunca existió ese puñal; pero no, no puedes quitar de tu mano aquella luz que arrebataste… y que murió fuera de su lugar.
Un suplente tampoco te devolverá la paz, un suplente no hace nada.
Más que esconder ese cajón donde sepultamos todas esas memorias del pasado.
Pero no significa que mueran, ¡no están muertas! Jamás lo estarán.
A menos que las veas a los ojos y entiendas lo vivido.
Pero es más fácil tomar un suplente… Eligen el camino fácil.
Pero ¿qué pasará cuando se mueva de su lugar y veas que no sirvió de nada?
Espero despiertes y no sea tarde.
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Editado: 15.09.2024