Problema IX

Cuando dejamos de caminar bajo ciertos patrones entran a juego con nosotros los vacíos.

Esos que nos atormentan, nos distraen, generan duda, inseguridad, acusaciones sin fundamentos y sobre todo arrepentimiento.

Vacíos, aquellos que se sienten como si estuviéramos fuera de nuestro lugar.

Como si fuéramos una nota que desafina sin importar que haga para evitarlo.

Aquello que confabula para sentir que estamos perdiendo algo.

Los vacíos.

Interminables… pesados… Dolorosos.

Un vacío lo puede generar cualquier situación que en nuestra mente jamás nos podía afectar.

A veces los vacíos, son cosas, personas, situaciones.

Los vacíos dejan una marca, y con ellos muchas veces dolor.

Y ese dolor nos hace caminar en mil direcciones para llenarlo.

Necesitamos llenarlo con urgencia, si no podríamos desmoronarse.

Podría caer nuestro telón, podría destruirse nuestra casa, podría acabar con todo.

Pero, ¿cómo encajar algo en aquel espacio que no se compara con la figura real?

Sabemos que falta, sabemos que algo nos falta.

Pero muchas veces jamás regresan, jamás regresará esa pieza.

¿Cómo adaptarme?

¿Cómo adaptarme a su ausencia?

¿Cómo hago que deje de doler?

¿Cómo evito extrañar?

¿Cómo llenar este vacío?

¿Cómo evito que me consuma con él?…