Sienna
Cerró la cremallera de su chaqueta y agarró su mochilita antes de salir de la habitación. Una vez en la cocina, cogió una botellita de agua y se la guardó.
Mientras cerraba la puerta para marcharse, recordó que había olvidado algo, así que volvió a entrar y se acercó al sofá, donde descansaba plácidamente Oreo, su gato. Tras acariciarlo y asegurarle de que no llegaría tarde —sabía que el gato no la entendía, pero le gustaba hablar con él— salió de su piso con una mueca en el rostro.
Tocaba ir a trabajar.
Jayden
Se ató el cinturón y agarró su reloj antes de salir de la habitación. Mientras caminaba hacia la cocina, se puso el reloj en la mano izquierda mientras mantenía en su rostro un semblante serio. ¿Alguna vez, desde que trabajaba con ellos, había sonreído? No lo creía.
Una vez en la cocina, cogió un vaso, derramó un poco de vodka y se lo bebió de un trago.
Mientras cerraba la puerta para marcharse, recordó que había olvidado algo, así que volvió a entrar y se acercó a la mesilla del sofá, donde había dejado el día anterior su pistola. Se la metió detrás del cinturón y la ocultó con la camisa negra que llevaba. Salió de su piso con una mueca en el rostro.
Tocaba ir a trabajar.
Sienna
Salió de su portal y emprendió rumbo al trabajo, que quedaba a veinte minutos. Eran las siete de la tarde y ya estaba empezando a oscurecer. Sienna se puso los auriculares y caminó con paso acelerado. Iba todos los días al trabajo caminando y, aunque a las siete no le importase, cuando salía eran las dos de la madrugada y le daba bastante respeto ir sola a esas horas, por lo que en su bolso siempre llevaba un spray pimienta por si algo le sucedía.
Pasaron varios minutos cuando visualizó una sombra acercándose al otro lado de la calle. Por instinto, abrió la mochila y sujetó el spray con fuerza.
Estaba presa del miedo.
Jayden
Salió del edificio en ruinas y emprendió rumbo al trabajo, que aquel día quedaba a unos veinte minutos. Eran las siete de la tarde y ya estaba empezando a oscurecer. Jayden apretó los labios y caminó con paso acelerado. No podía llegar tarde. Había tenido que llevar su coche al taller, por lo que durante la semana —esperaba que solo fuera una — tendría que ir caminando y, aunque no le importase mucho, le irritaba porque eso hacía más pesado su trabajo.
Pasaron varios minutos cuando visualizó una sombra acercándose al otro lado de la calle. Agudizó la mirada y pudo distinguir que era una chica y, gracias a su estupendo oído, pudo escuchar como a cada paso que daba el corazón de la chica bombeaba con más fuerza.
Estaba presa del miedo.
Sienna
Se encontraban a un par de metros de distancia. Había podido distinguir que la silueta le pertenecía a un hombre. Caminaba con paso relajado con las manos en los bolsillos y con la vista al frente.
Sienna sentía que la observaba fijamente.
Jayden
Se encontraban a un par de metros de distancia. La chica caminaba con velocidad, como si quisiera llegar de una vez por todas a su destino. Él, por el contrario, caminaba con paso relajado, con las manos en los bolsillos y disfrutando de los latidos del corazón de la chica.
Era pelirroja y sus ojos verdosos tenían un brillo especial.
No podía despegar su mirada de ella.
Sienna
Cuando se cruzaron, Sienna apretó con todas sus fuerzas el spray, lista para utilizarlo si era necesario.
No lo fue.
Cruzaron miradas y en los labios del chico apareció una media sonrisa. Tenía un aura de misterio y vestía todo de negro, como su pelo.
Sienna siguió caminando, pero no pudo evitar sentir un retorcijón en el estómago.
¿Quién era aquel chico?
Pero, lo más importante, ¿Por qué sentía que ya lo conocía?
Jayden
Cuando se cruzaron, Jayden no pudo evitar mirarla de arriba abajo. Su olor se había adueñado de sus fosas nasales. Era dulce. Como su rostro.
Cruzaron miradas y en sus labios se formó una media sonrisa. No pudo evitarlo. Ella vestía con unos vaqueros y una sudadera gris oscuro. Llevaba unos auriculares puestos y en su rostro se veía el miedo que sentía.
Jayden siguió caminando, pero no pudo evitar sentir un retortijón en el estómago.
¿Quién era aquella chica?
Pero, lo más importante, ¿Por qué sentía que ya la conocía?
Sienna
Antes de girar la calle, giró la cabeza para observar por última vez a aquel misterioso chico.