ELAINE
― Eli, por favor, debes tranquilizarte, detrás de esta barrera no sucederá nada― me decía Tristan calmándome― ¡Su tobillo!― exclamó.
― ¡Mierda, dame tu celular, llamaré a Faith! ― murmuró Mel.
― ¿De qué hablas? ¿Tú no puedes hacer algo? ― el rubio se veía algo preocupado, le pasó el celular.
Empecé a sentir un dolor horrible.
― Puedo controlar las sombras, no soy una bruja― se veía nerviosa marcando algo en el celular― Vamos dentro― ordenó la pelinegra llevándose el dispositivo a la oreja, él asintió y me cargó en sus brazos hasta dejarme en uno de los grandes sofás de aquel salón― Busca algo para evitar que el veneno contamine más su sangre― el rubio se sacó la camiseta y empezó a rasgarla― Faith, ven ahora mismo, un Caerum rasguñó la pierna de Elaine.
Yo tan sólo gritaba del dolor. Mis llantos eran cada vez más fuertes e insoportables, sentí como el rubio amarró algo la tela arriba de mi rodilla. Todo se volvía borroso ya que las lágrimas en mis ojos no me dejaban ver bien.
― Todo estará bien, Faith viene en camino― escuché muy bajo mientras él tomó mi muñeca y me puso el resto de la tela en la boca diciendo algo más, pero ya no escuchaba nada.
― Todo estará bien, Faith viene en camino―. Trató de tranquilizarme casi con desespero en su voz.
Vi como con un cuchillo Mel abría más mi herida, solté un grito aún más fuerte mientras Tristan me agarraba de los hombros.
Todo se volvió oscuro.
🍃🍃🍃
Abrí mis ojos acostumbrándome a la poca luz que había en la habitación. Enseguida me senté y me topé con un chico acostando en el suelo a lado de la cama.
― I... Iason― lo zarambeé un poco con delicadeza.
― ¿Eh? ― su cautivante voz gruesa salió de sus labios, levantó su mirada y una sonrisa perezosa se instaló en su rostro― Estaba tan atemorizado de que no despertaras ¿Cómo te sientes? ― se levantó para sentarse a mi lado con la vista hacia mí.
Yo me acomodé sentándome en la cama.
― No te muevas mucho, podrías lastimarte― me ayudó a acomodar la almohada detrás de mí.
― No duele, me siento bien ¿Qué sucedió? ― curioseé.
― Te desmayaste a causa del dolor, Melany y Faith sacaron el veneno de tu cuerpo, aún hay rastros de él, por lo tanto debes tomarte esto― me pasó una rara mezcla, la tomé un poco asqueada y lo miré con mis ojos cristalizándose.
― Esa cosa era horrible, Iason― mi voz se quiso quebrar de nuevo pero no la dejé.
― Si lo sé, me siento terrible, dije que te protegería y ahora tienes una gran herida en tu tobillo― se acercó a acariciar mi mejilla, le mostré una sonrisa pequeña.
―No es nada, ya ni duele― le quité importancia.
― No mientas, los humanos suelen pasar semanas llorando de dolor, si no quitan el veneno a tiempo pueden morir, al igual que cualquier otra especie― murmuró mirando hacia mi tobillo vendado.
― Enserio me siento bien― asentí riendo por su exageración.
― ¡Qué testaruda! Llevaré esta taza abajo, luego vuelvo― se levantó de la cama caminando hacia la puerta, Faith pasó por esta.
― ¿Cómo te encuentras? ― preguntó con preocupación y algo de humor.
― Muy bien, ya no duele― pasó a sentarse a lado de mi tobillo vendado.
― Intentaré curarte― me informó al mismo tiempo que desenvolvía la venda de él.
― ¿Esas cosas comen humanos? ― mi voz denotaba miedo.
― Solo si su amo se los ordena, lo que más me preocupa es que ahora estén mutando y puedan andar bajo la luz del sol― mordió su labio con nerviosismo.
― Su amo es el tal Dallion ¿No? ― ella asintió y terminó de quitar la venda.
― ¡¿Qué diablos?! ― su rostro expresó demasiada sorpresa, curiosamente me levanté y fijé mi vista en el lugar de mi herida.
― Vaya, sí que hiciste un gran trabajo con tu magia― apremié sonriendo orgullosa y agradecida hacia ella, mi tobillo ya no tenía ni cicatriz de la herida anterior.
― ¡No, Eli, lo que antes hice fue quitar el veneno y el remedio que te di fue para quitar cualquier rastro de veneno, mañana debería haberte curado y aún así los humanos suelen quedar con esa herida por semanas, la cicatriz es inevitable quitarla y tú...! ― se veía atemorizada, sonreí nerviosamente.
― ¿Qué?¿Cómo? ― cuestioné alertada mientras me sentaba y ella se ponía de pie.
― ¡Lo que te estoy diciendo, Elaine, es que no hay manera de que un ser humano se sane tan rápido, ni siquiera una bruja! ― exclamó incrédula caminando de un lado a otro.
― ¡¿Y qué?!¡¿Se supone que no soy humana?! ― solté una risa sarcástica.
― No he dicho eso, tan solo... olvídalo, probablemente no te rasguñó tan fuerte― se encogió de hombros.
― ¿Estás de broma? Acabo de terminar de limpiar el maldito charco de sangre que dejó en todo el suelo del salón― dijo Leah con burla desde la puerta de mi habitación, la miramos mal― Se ha curado así de rápido porque es una de nosotros.
― ¿A qué te refieres? ― indagué con incredulidad.
― Eres una reencarnada― se encogió de hombros con simpleza.
Entonces entendí todo, los recuerdos golpearon en mi cabeza.
― El lago― abrí mis ojos como platos.
― ¿Lago? ― me miró extrañada y asentí.
― Dijo mi nombre, dijo que después de los 16 debes aceptar tu destino― intenté contarle, pero terminé enredando todo.
― Los lagos no hablan Elaine― me dijo la morena mirándome como si tuviera un tercer ojo.
Irónico, viniendo de alguien que hace portales con sus manos.
― No fue el lago el que habló, fue la mujer― mi voz era emocionada y sorprendida por finalmente entender las palabras de la desquiciada del bosque.
― ¿La mujer?¿Qué mujer? ― no me entendía nada.
― Cattleya― contesté en un murmullo, Leah sonrió finalmente― La Ninfa, está en mí, yo soy ella.
― ¿Eso quiere decir qué... eres una reencarnada? ― abrió sus ojos y su boca tan grandes como pudo.
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Editado: 16.10.2020