Cayados Y Esferas

ASESINÓ DE REBAÑOS

SNOIGAN BERG 
 


Muistan hacía una observación al hombre de aspecto rústico y de actuar desmandado porque era su espíritu aislado de la luz, y preso de un mundo donde solo le hacía vivir torturas, desesperado trataba de recoger el excremento de los establos y acomodar la paja fresca no dejando de mover sus dedos cómo muestra de su ansiedad, lo incomodaba él corcel al percibir que no paraba de ver su actitud.

— ¿Qué miráis? — le preguntó el demente hombre cómo si le fuera a responder —Si estoy loco sin tan solo pudiera comprar un poco de medicina, vamos tú serás perfecto cuánto darían por ti podría tener medicina de Belial para muchos días.

Con malicia en sus ojos se aproximó al corcel y tocó la cerradura tentado por la maldad al recordar, que aún descansaba él amó, y Kurt estaba en la tierra de los rebaños

No imaginando qué había regresado con fuertes noticias para su amo esa mañana.

— ¿Qué noticia hay de los rebaños apenas comienza el día? — preguntó Mark un poco confundido al ver tan pronto el regreso de Kurt.

—Un animal hambriento como un oso pero ágil al correr, devoró anoche tres del rebaño. —respondió Kurt alertando a Mark.

—¿Es verdad que es el lobo más alto de Snoigan Berg? —preguntó Mark curioso del animal, porque era de gran fama en los Alpes.

—Sí mi señor, es el más alto de los lobos salvajes. — replicó el siervo conocedor de esas montañas por años.

—Ahora viene a mis dominios hoy vamos a seguir su rastro y la sangre será nuestra guía, llevaremos con nosotros a uno de nuestros rebaños será la carnada para el enemigo.

— ¡Lo matará mi señor!

—Claro qué no, sólo lo dormiremos y dejaremos muy lejos de estas montañas.

La ballesta de enormes flechas negras observó Mark al entrar al aposento habitación qué sólo su siervo podía pasar, el joven cargaba el arma con dardos tranquilizantes cuando Kurt lo distrajo con un comentario.

—Cualquiera diría que tiene un don al poder tomar está arma tan pesada, sin ser vencido por ella. —trató Kurt de tomarlo, siendo tan gruesa que sus flechas podían atravesar una pared sin ser quebradas.

—¿Por qué hablas así? Tal vez solo soy ágil o un truco. —cuestionó Mark a su amigo, sólo quedándose en silencio — Solo tu y yo haremos casería, lleva tres armas de fuego contigo no sabremos a qué atenernos hoy si el sol cae primero que hallar su rastro.

Cruzaba Mark y Kurt el pasillo que comunicaba su casa del establo, llegando uno de sus criados más jóvenes dando voces.

— Alarmas a todos con tu ruido, ¿Que fue eso tan horroroso?— interrogó Kurt no sospechando que podría ser.

—Aquel funesto hombre de dentadura pérfida, se ha llevado a Muistan el corcel de mi amó.

—Qué. ¿Cómo sabes que fue el?

—Mi señor Mark, tampoco hallamos su presencia igual qué él corcel.

Enfadado Mark se llenó de irá y procedió a cambiar el plan.

—Ya no llevaremos nada del rebaño, ahora serán dos a los qué cazaremos Muistan no lo dejará cabalgar cómo él piensa,

La mañana caía y el frío intenso no dejaba ver un rayo de sol en la empinada montaña, tomándole horas descender por las rocosas colinas donde encontraban las pisadas frescas de su corcel por ese sendero; Mark conocía ese bosque cómo las corredores de su lujosa mansión él joven solía salir en la noche para recorrer el bosque y así recordar a su padre, quien lo había acostumbrado a esta clase de vida.

—No están tan lejos. — mostró Mark alegría al ver pistas de su paradero.

—¿Por qué cree mi señor que él vendría por éste caminó?

—Buena pregunta, porque no es tan bruto como creemos el pensó que si se atrevía a pasar por el camino libre de altibajos tendría que cabalgar cerca de Barah; por eso eligió este el qué es peligroso pero si se logra bajar llegará a la gran plaza y justo donde compran los contrabandistas.

—A ellos no les importa ser honestos, que te dice tú corazón que el corcel está vivo porque iba con un loco, qué pudo rodar si no era pasivo al bajar está montaña.

— Él es atravesado y poco sabio pero Muistan es más inteligente y conocedor de estás colinas, mi padre solía traerme aquí y enseñarme el riesgo qué hay en ellas

La niebla cubría el suelo de las colinas y no dejaba ver donde podía pisaria el corcel, mientras soportaba cómo vociferaba él demente hombre.

— Maldita sea estoy perdido, ¡Ahora que haré! No solo soy culpable de ésa anciana ahora tu amo me debe de estar buscando; o tal vez algo mucho peor.

Harto de oír al ignorante hombre solo vigilaba Muistan el suelo antes de dar su pasó, obligando al corcel a detenerse por lo que se ocultaba tras la niebla.

—¡Porque frenas! Anda ahora.

Gritó al corcel al sentirse perdido por qué sería capturado.

—Maldita bestia — decía al querer golpearle, arrojándolo Muistan al suelo donde le hacía rodar hasta la orilla; para qué viera con claridad de cómo lo estaba salvando.

—Oh por Dios eres tan amable y bueno —se expresó Narsin mientras ponía las manos en su cabeza al recostarse sobre la hierba — Regresa con tu amó yo tratare de pasar este profundo barranco, arrojarme al río no es una opción muy viable mi cuerpo se rompería en mil pedazos.

El estaba impresionado de la actitud del corcel le había advertido del peligro aunque lo estuviera apartando de su amo, tratando Muistan una vez más de prevenirlo del peligro qué se ocultaba tras las sombras, notó Narsin cómo comenzó a mostrar una actitud ofensiva mientras no paro de observar al otro extremo del barranco.

— ¿Qué es? —se preguntó Narsin sin saber de qué se trataba.

El eco de su relinchar retumbó por el bosque y el vacío de las colinas, llegando hasta Mark qué se dejaba guiar por él, cuando llegó sólo encontró al corcel lejos de la compañía del bárbaro.

—¿Dónde está? —se preguntó Mark, desmontando sus corceles para caminar hasta la orilla.

—No deseo esto pero creo que cayó. — lamentó Kurt la muerte dolorosa.




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