Cayados Y Esferas

EL SEÑOR DE LOS CORCELES

DREAMLAND 


Nicolás el señor de corceles era reconocido con alta estima de los amadores de las criaturas más magníficas de la tierra, por las famosas carreras de Tranang, ellas habían estremecido a Liangem en una época oscura segando sus mentes en medio de la ruina qué Dalta traía; hombres habían ganado grandes fortunas por las apuestas y otros perdían sus vidas en las carreras, luego tras la muerte del legendario corcel Nicolás dejó atrás toda pasión por las carreras pues había sido para el Tranang el más bello recuerdo de su padre; no siendo lo mismo las tierras de Tranang caían en total crisis esto para Nicolás fué una grande tormenta, porque perdía bajo su mando todo lo que había confiado su padre un sus manos al morir.

Su vida era vacía y triste hasta qué un día camino en el bosque una mañana de otoño dónde pará él era remota la esperanza de volver a sonreír, su alegría era la más bella de las doncellas, una qué se dejaba atrapar por su encantó Nicolas perdió la razón y se puso la meta dé conquistar la bella flor pará no dejar que se perdiese con el invierno; noches de poemas y días de conquista procedía Nicolás actuar cómo un adolescente enamorado logrando ganar el corazón de Jeguin Manson, su amor por ella le llevó a tomar una decisión dura no sólo pará Nicolás porque también lo era para Jeguin, decidiendo aventurarse a otras tierras junto con su gran amor dejaba atrás las  que su padre había fundado por amor a su hija y esposa.

El pasar de los años le daba sabiduría a Nicolás gozando del amor por sus corceles y también de su bella esposa y preciadas hijas, heredando Sian la mayor él mismo amor por los maravillosos animales que le había enseñado su padre a querer desde niña; soñaba Sian que un día lograría tener el más blanco de los corceles cumpliendo su gran anhelo traía su padre ante ella al cumplir veintiuno de edad, la más bella de las yeguas, blanca cómo las nubes de verano.

Días de alegría vivía Nicolas mientras veía sus grandes establos poblarse de corceles, pero una tarde cuando el invierno caía con el blanco de la niebla un horror repentino llegaba sin anunciar a las tierras del señor de los corceles, y la broza de la muerte le cubría haciendo caer uno por uno destrozando así el alma del que había sido la leyenda de los corceles, mitos e intrigas rodeaban la enfermedad porque no estaba en el agua cómo tampoco en los pastos.

No rindiéndose persistía en salvar sus vidas aun cuando sólo la destrucción de la muerte les acechaba, llorando amargamente porque les veía morir desangrados sin una cura.

—Es esto abrumador y doloroso, tener que apuntar con el arma para así frenar su dolor por algo que aún no tiene explicación, trato de hallar un sentido en esto pero solo causa más penas y tristeza; todo lo que una vez me dejó mi padre se desvanece ante mí.

— Otros dicen que es el agua de tus pozos, y otros que los pastizales son enfermos y malditos; aún tienes una esperanza de salvar tus corceles los pocos que te quedan para no tener que apuntales con tu arma para no verles morir desangrados.

— Hablas de volver a los campos de Tranang, otra vez vuelves al mismo tema,

—Habla mi amo de estas tierras con odio son cómo una leyenda para mí, los que no les conocen amarían pisar sus tierras y ver por dónde un día pisó Tranang, era muy joven era mi ídolo siempre le observaba al llegar desde lejos. — contó Brian con todo orgullo.

— Era maravilloso su color negro azulado pero montarlo era toda una hazaña, créeme que no he visto uno tan brioso cómo lo fue él, galopeé muchas veces a pelo por los extensos prados con él era maravilloso. — recordó los días de gloria con gran agradecimiento, pero no olvidó porque les había abandonado después de la muerte de sus padres. — No regresaremos, aún en estas circunstancias.

—No debería cerrarse ante la posibilidad de hacerlo.

— No lo haré jamás —insistió con un tono de voz brusco, abandonando el lugar.

Su abrigo quitó al entrar y lo colocó sobre el sillón queriendo descansar un poco, Nicolás lloraba en su interior quería verse fuerte ante Jeguin, él no quería mostrar en su rostro que se destruía porque perdía lo que su padre había amado.

— Lloras en tu corazón en silencio, siempre junto a esa fogata y te culpas una y otra vez. — decía Jeguin con amor para él, porque sentía que se alejaba de ella, sintiendo la culpa de todo.

—¿No soy el culpable? He destruido todo lo que un día amó mi padre y madre, y en su memoria no quedará nada, sólo huesos y las cenizas de lo que en el fuego se desvaneció.

—Siento que me culpas, porque fue por mí qué abandonaste los campos de Tranang:

Nicolás dejaba salir su llanto porque había oído cómo ignoraba lo que sentía Jeguin en su corazón.

—No es tu culpa, abandone aquellos campos por el egoísmo de una madre y hermanos, al no querer ver feliz a su hija hubiera preferido perder todo los corceles más hermosos que a ella.

—Mi madre fue dura, nunca entendí porque le era indiferente lo que sentíamos sus hijas mujeres siempre su amor fue desmedido por los que llamaba su adoración, por ser los varones de casa Leynon y Hamel, que siempre vivió con nosotras éramos obligadas a cumplir sus decisiones Leynon fue alejado de nosotros aun cuando era muy niño no sé si él era diferente a Hamel.

— No tenían tú ni tú hermana, el pensamiento dé seguir su manera oscura de actuar.

— Era pequeña observaba a mi hermana con gran admiración deseaba crecer y ser tan bella cómo lo era ella, su cabello era tan claro que a veces parecía el color de la nieve, pero un día se fue para nunca volver. — Jeguin expresó con sentimientos de dolor lo sucedido.

—¿Es Sian un recuerdo de ella para ti? — preguntó Nicolás porque sus palabras sonaban cómo si hablara de ella.

—Si lo es, Sian es el reflejo de su hermosura y bondad, veo cómo su delicadeza se compara con la dé ella.

—Es su madre la más bella, logró lo que deseaba ser cómo su hermana, o más que ella. — acercándose a él se recostaba en sus piernas, y se besaban con la misma intensidad que lo habían hecho al conocerse. —Sigues siendo la misma desde la primera vez que te vi, el pasar de los años te han hecho más hermosa y sabia.




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