Cayendo en tí

Parte 1

 

Golpeo con mi tacón el piso tratando de tener paciencia, porque algo que no soporto es la ineptitud, a pesar de tener cinco empleadas calificadas y dos hombres en mi equipo, cada vez que tengo cosas que hacer o no presentarme en el trabajo, hacen una estupidez que hace que tenga que venir a verlos.  Nuestra novia ha decido que no quiere casarse  hace tres días y por ello detuvimos todo el proceso pero llamo esta mañana diciendo que quiere una boda de ensueño en un mes y medio,  en menos tiempo del acordado y podría enviarla al infierno pero es alguien importante, debo hacerlo.

- ¿Estás tratando de que pierda la cabeza?- le pregunto a Cara al notar que ha olvidado como hacer un arreglo floral.- necesitamos las muestras, ella debe elegir lo que quiere lo antes posible, no hay tiempo.- le digo. 

- Lo sé.- me responde.

- ¿Lo sabes? Entonces no te equivoques, tengo un vuelo que tomar en dos horas y no quiero pensar en que destrozan mi negocio mientras no estoy.- le digo. 

- No lo haremos, confía en mí.- me pide. 

- No confió ni siquiera en mí, hazlo bien.- le pido. 

- Lo haré.- me dice.

Suspiro y me acerco a John, veo las muestras de telas en una gran carpeta, asiento satisfecha y él me sonríe, no le devuelvo la sonrisa y sigo supervisando. Escucho algo caer al piso y me detengo ¿eso fue un garrón de mil dólares? Llevo mis manos a mi cabello lacio y suelto, me giro lentamente y veo los pedazos de porcelana en el piso. 

- Hija de puta…- susurro al verla empezar a recogerlos.-  descontaré eso de tu sueldo, lo sabes ¿cierto?- pregunto.

- Si señora.- responde a punto de llorar.

- Por cada lágrima descontaré cincuenta dólares.- le advierto. -¡Sabrina!- grito.

Escucho sus tacones golpear el piso acercándose rápidamente. 

- Aquí estoy.- me dice.

La miro.

- Vigílala, si rompe algo más despídela, es una orden.- le digo.

- Si señora.- me dice.

Me acerco a ella y tomo uno de los mechones de su cabello, le sonrío. 

- Si algo malo sucede, destruiré a cada uno de ustedes, no es una amenaza, es una frase motivacional.- le digo soltando su cabello. 

- Lo sabemos.- me dice con una sonrisa. 

- Eso quería escuchar.- digo.- gafas.- digo.

Me entrega mis gafas oscuras y me las pongo de inmediato, pongo mi mano en su hombro y lo aprieto antes de empezar a caminar hacia la puerta, salgo del salón de eventos esperando que estas chicas no hagan una idiotez, eso espero.  Mi semana no ha sido fácil, he estado soñando estupideces todos los días y tuve que soportar a un Mark bastante intenso por una respuesta, le dije que cuando regresará de mi viaje le diría mi respuesta, estoy pensando en no volver.

Cuando salgo del lugar, me encuentro a Darcy esperándome con demasiado emoción para mi gusto en el asiento de copiloto, al menos he recibido diez mil por llevarla a Atenas y que viva su sueño perfecto, un vuelo de casi doce horas con una escala  no es bueno para mi jaqueca, pero negocios son negocios. Entro a mi auto y me pongo el cinturón,  tomo mi celular y marco el número de Mark, lo pongo en alta voz mientras empiezo a alejarme y empezar mi camino al aeropuerto. 

- Voy camino al aeropuerto.- le digo. 

- Lamento mucho esta reunión a última hora, hubiera querido despedirme de ti…- lo interrumpo. 

- Solo serán cuatro días, estaré bien y tú también.- le aseguro. 

- Me hubiera gustado ir contigo.- me dice. 

- Es un viaje de chicas.- le recuerdo. 

- Lo sé, tráeme un presente.- me pide. 

- Lo haré.- digo. 

- Te amo.- dice.

Presiono el botón rojo en la pantalla de mi celular rápidamente, suspiro y pongo toda mi atención  en la carretera. Escucho una falsa toz y miro a mi acompañante, me sonríe con emoción y recuerdo que debo fingir que me agrada esta chica. 

- Entonces ¿Por qué Atenas?- le pregunto. 

- Esa pregunta es ofensiva.- responde.- es una ciudad con mucha cultura, podemos ir a La Acrópolis, Plaka y Anarfiótika…- la interrumpo.

- Detente, no entiendo nada.- le digo. 

- De acuerdo, es una ciudad con muchas leyendas, quizás pueda encontrar más información sobre los ρόδον.- me dice.

- ¿Sobre qué?- pregunto confundida. 

- Significa rosa en griego antiguo.- empieza a decir.- dicen que las rosas rojas fueron creadas por Cibeles, diosa madre tierra, dicen que estaba tan celosa de la diosa afrodita que decidió crear algo que le hiciera competencia a su belleza, por eso al crear las rosas rojas nacieron unos seres mitológicos poco conocidos llamados ρόδον, seres perfectos y con las mismas propiedades de las flores, como su tiempo de crecimiento u olor…- la interrumpo.

- ¿Quieres escuchar música?- le pregunto callándola.- yo amo esta canción.- digo subiendo la radio.

Por media hora puedo disfrutar de la música sin preocuparme en socializar con mi madrastra, odio esa palabra, esta chica es menor que yo, tiene algunos 25 años y eso es lamentable, la próxima esposa de mi padre de 54 años será de unos 19 años, debo esperar lo peor.  La miro de inmediato cuando baja la música y suspira, dejo de mirarla y presto atención en el camino. 

-  No te caigo bien ¿cierto?- pregunta.

- No.- respondo.- no me caes bien.- digo con honestidad.

- ¿Por qué? no he hecho nada para que me odies.- me dice. 

- No preguntes algo que la respuesta dolerá.- le advierto. 

- Quiero saber.- me dice. 

- De acuerdo.- digo pensativa.- ¿trabajas?- le pregunto.

- No.- responde.

- ¿Estudias?- pregunto. 

- No pero…-la interrumpo.

- No me caes bien porque solo estás con un hombre mayor porque crees que tu vida será más fácil en lugar de trabajar como todos y estudiar por una mejor vida, eres una esposa trofeo, algo lindo que mostrar.- le digo. 




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