Cayendo en tí

Parte 2

 

Cuando el auto se detiene, no puedo sentir mi trasero y tengo hambre, necesito un baño porque me siento sucia por culpa del sudor y no estoy cómoda, pero a pesar de todo lo malo y lo que quiero quejarme, mi atención se encuentra en la linda y colorida casa familiar donde nos hemos detenido al llegar a Denver ¿es ahí? Esperaba ver una guarida o cualquier cosa sorprendente que pueda verse bien en un libro o juego, pero no, al menos no debo temer por algo extraño.  Noto como Nerium observa la casa sin querer o intentar salir del auto ¿Por qué? hemos recorrido muchos kilómetros y ha conducido por muchas horas, lo hemos hecho por esto ¿cierto? todo por volver a su casa y salvar a su gente.

- ¿Ahora qué?- le pregunto.- ¿Es tu casa?- pregunto.

- Lo es.- responde antes de suspirar.

- ¿Por qué no estamos entrando?- pregunto con curiosidad.

- Solo hagamos silencio por unos minutos.- me pide.

Miro la casa con curiosidad y luego de unos minutos sin movernos veo que abren la puerta, veo salir un hombre con cabello negro y que luce de algunos treinta años al igual que Nerium, este mira el auto con su ceño fruncido y luego camina hacia nosotros.  No hay reacción en el hombre a mi lado, solo mira hacia el frente sin importarle que alguien se acerque luciendo molesto ¿no son familia? 

Mi cuerpo se tensa cuando el hombre golpea el cristal de la ventana de Nerium  con sus nudillos.

- Papá, solo sal del auto.- le pide.

¿Papá? ¿Ese es su hijo? Pero luce de su edad, que confusión…

Nerium abre la puerta luego de que el otro hombre se aleja y me sorprende cuando lo abraza, ambos son altos y puedo ver cierto parecido, me quedo en silencio mientras los veo hablar en voz baja impidiéndome que escuche lo que dicen ¿ahora qué?  Salgo del auto y cierro la puerta ruidosamente, ambos me miran de inmediato.

- ¿Podemos ir adentro? Tengo mucho calor.- les digo.

- Te presento a la doctora Díaz.- me presenta Nerium.- ella me ayudo a llegar aquí.- le dice.

Camino hacia ellos y subo a la cera.

-¿Confías en ella?- le pregunta ignorándome.

- Estoy aquí.- digo con obviedad.- no soy peligrosa, para ustedes no.- especifico con una sonrisa.

Lo veo fruncir su ceño y asentir.

- Espero que sepas lo que haces, entremos.-  nos dice.

Lo seguimos y entramos a la casa,  miro sorprendida todos los floreros en el  piso con rosas en ellos ¿Qué es esto? rosas de diferentes colores y el aroma es fuerte, escucho una risita infantil  y me giro lentamente, veo una niña de algunos cinco años agachada al lado de un sillón, me mira con curiosidad y  luego señala al piso ¿Qué pasa? Miro hacia donde señala y muerdo mis labios evitando maldecir al ver que he pisado algo marrón.

- Tienen un perro, genial.- susurro con molestia.

- Mary.- escucho a Nerium llamarme.

Veo que se ha alejado de mí y me acerco de inmediato.

- Segunda puerta al subir.- me dice.

- ¿Qué?- pregunto.

- Hay ropa femenina en el armario.- empieza a decir.- cuando descanses puedes bajar y estaremos en la cocina.- finaliza.

- De acuerdo.- digo confundida.- pero…- me interrumpen.

- Solo haz lo que mi padre te pide, es simple.- escucho decir al otro hombre.

Lo miro con molestia.

- No estoy hablando contigo, así que todo tu veneno mantenlo en tu boca.- le advierto.

- ¿Qué dijiste?- pregunta dando un paso hacia mí.

Nerium pone su mano en su hombro.

- Tenemos mucho que hacer, no tenemos tiempo para esto.-  dice mirándonos a ambos.- Mary…- dice mi nombre.

- De acuerdo.- subo mis manos en signo de paz y luego miro a su hijo.- placer conocerte Áyax.- digo con una sonrisa.

Me giro  y veo a la niña pasar corriendo, suspiro porque sé que estos días serán largos, demasiado largos y  eso me tortura, encuentro las escaleras y veo fotografías en las paredes, es una casa normal, me detengo al ver una foto de al menos 14 adolescentes y solo dos adultos, sigo subiendo y veo a la niña delante de una puerta, camino hacia ella y la abro, al entrar veo paredes de color blanco hueso y una simple cama en el centro de la habitación.

- ¿Cómo te llamas?- me giro al escuchar la niña hablándome.

- Mary.- respondo mirándola con curiosidad.

- Eres linda.- me dice con una sonrisa.

- Lo sé.- digo con seguridad.

- ¿Quieres ver algo?- pregunta acercándose a mí.

- No lo sé.- dudo al ver su emoción.

- Mira.- dice abriendo su pequeña mano y mostrándome un pétalo de rosa roja.- ¿te gusta?- pregunta.

- Es lindo.- respondo sin saber cómo hablar con un infante.

Retrocedo al ver como el pétalo empieza a flotar y luego desaparece, la niña se ríe.

- Mi mami me enseño a hacer eso.- me informa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.